La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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El 25 de marzo por la tarde les animo a que vayan a Porto do Son (A Coruña). Además de por disfrutar con sus playas y naturaleza, lo que pueden hacer cualquier día del año, porque podrán ver «Bicicleta, cuchara, manzana «, la premiada película documental que cuenta como Pascual Maragall y su familia se enfrentan al Alzheimer. Se proyecta dentro de una Semana organizada por el Concello de Porto do Son junto a AGADEA (Asociación Galega para Axuda dos Enfermos  con Demencia tipo Alzheimer).

Si no pueden acercarse, lo podrán hacer el 1 y 8 de abril en Pobra do Caramiñal y en Dodro, y el 6 de mayo en Rianxo.

Envidienme. La acabo de ver en el Festival de Cine de Medina del Campo.

Un excelente documental que durante una hora y media permite ver y entender toda la problemática para la persona que lo padece y para sus familiares convertidos en una especie de heroes cotidianos. Con diferentes puntos de vista incluyendo una visión desde India, revelando que una visión de cooperación y de intercambio es imprescindible para resolver la mayoría de nuestros problemas en este mundo globalizado.

A la salida, eran muchos los comentarios, la autocrítica sobre como se estaban afrontando situaciones cercanas y el deseo de más información. Ya he podido comprobar en otras ocasiones como una buena forma de tomar conciencia de una problemática  y de  invitar a la acción es mostrarla en espacios cotidianos, no con actuaciones específicas para «la sensibilización» que suelen ser un rotundo fracaso de público y al que solo asisten los convencidos. Apelar a la normalidad y a la inteligencia del expectador, sin intentar aleccionarlo funciona.  Lo he visto en la SEMINCI, en Cine Africa y en otros actos de los que espero hablarles en el futuro.

Más allá de lo que me ha emocionado de la película , me quedo con dos reflexiones. La primera se me ocurre al ver a familiares de las personas afectadas por este tipo de problemas. La humildad y responsabilidad con la que miles de personas ejercen esta tarea callada de voluntariado está lejos de la muchas veces imagen artificialmente construída y publicitada de los «solidarios y solidarias», pero es un ejemplo a imitar y una oportunidad para crear vínculos entre personas y entidades.

La segunda son las asociaciones, como AGADEA o la propia Fundación Pascual Maragall, surgidas no porque haya subvenciones, sino porque muchas personas, afectadas o familiares, no se han quedado paradas y se agruparon para primero apoyarse, hacer red, o defender sus soluciones y luego para hacerlo mejorando y profesionalizando su gestión. En la película me ha encantado la visión estratégica de esta organización, partiendo desde el inicio de una visión de crear red a nivel internacional y de captación decidida de recursos en este ámbito (o fundraising como se dice en inglés)

En las webs de las distintas EAPN (Red Europea contra la pobreza) en su comunidad, les dejo la de EAPN Galicia, tienen algunos ejemplos de los centenares de organizaciones no lucrativas que existen, en las que cualquiera de nosotros podemos colaborar  y que configuran un Tercer Sector de Acción Social que está ocupando un espacio de participación que merece. De personas que han decidido, como Pascual Maragall, «ser actores y no víctimas».