La Voz de Galicia
Hablando de riqueza, pobreza, exclusión y con quienes no quieren quedarse al borde del camino
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Quieren ser felices y no les dejan.

Las personas con enfermedad mental y sus familiares están recibiendo unas bofetadas que no merecen. Los prejuicios y el estigma vuelven con fuerza cuando parecía que lentamente estaban desapareciendo.

No se conforman. Siguen dispuestas a dar la cara, a autorganizarse y a reivindicar sus derechos. Y a su lado profesionales comprometidos de organizaciones como FEAFES GALICIA. Antonio Hernández les contó que tras siglos de sufrimiento era y sigue siendo la hora de las personas con enfermedad mental. Rocío Núñez detalló las 10 principales mentiras que aún mantienen este estigma (débiles, raras, peligrosas, vagas…)

La propuesta de modificación del Código Penal vuelve a definir a las personas con trastornos mentales como “peligrosas” (pueden solicitar que no se haga aquí), no se cumple la legislación que exige el cierre de los manicomios…

La salud mental está en estado crítico y para contárnoslo y denunciarlo con claridad, les dejo con Ana Escrigas, una comunicadora comprometida con esta causa y la de la inclusión social. Quizá por eso escribe el mismo día que se ha publicado esta imprescindible Guía para comunicar la salud mental.

Gracias Ana! (en mi caso sobre todo por la delicia de vídeo del final…)

Foto: Sergi Balfegó www.activament.org

Salud mental en estado crítico

Enciérrense usted y tres personas más en una habitación. Según las estadísticas, uno de ustedes padecerá algún problema de salud mental a lo largo de su vida.

Esquizofrenia, trastorno bipolar, trastorno obsesivo-compulsivo, de la personalidad… Estamos hablando de patologías que afectan a más de 41.500 personas en Galicia y a 164,8 millones en toda Europa. Patologías que se pueden tratar y que con voluntad y constancia pueden dar lugar a la recuperación de una vida estable por parte del paciente. Y si son tantas las personas afectadas y es posible su recuperación, ¿a qué se debe la falta de recursos en la atención a este colectivo?

Hoy podemos decir que la atención a la salud mental se encuentra en estado crítico. Y no porque las personas afectadas no quieran recuperarse, ni porque sus familiares dejen de poner todo su empeño y más en el cuidado de la enfermedad, sino porque los recursos son insuficientes y en muchas ocasiones arrastran lacras de un pasado sombrío en el que las personas con enfermedad mental eran tratadas como monstruos y no como personas.

No hace falta retroceder muchos años para recordar esta situación. De hecho, no hace falta retroceder ni un solo día. Aún hoy, en pleno siglo XXI, en una sociedad que se cree respetuosa, tolerante y defensora de los derechos humanos, podemos encontrar vestigios de lo que hasta hace tres décadas eran los llamados manicomios, lugares en los que se encerraban a las personas con trastorno mental privándolas de sus derechos y brindándoles una atención que estaba muy lejos de ser mínimamente digna.

Fue en 1986 cuando la atención a la salud mental vio una luz al final del túnel a través de la Ley General de Sanidad, que abogaba por una reforma psiquiátrica en la que los manicomios debían ser cerrados y sus pacientes derivados a recursos más adecuados. Treinta años después, en muchos lugares de España aún no hemos alcanzado la luz al final del túnel, y en otros tantos rincones del mundo esa luz es casi invisible.

Pero por si fuera poco, las amenazas contra los derechos de las personas con enfermedad mental se abren hoy nuevos senderos. Una propuesta de ley que define a las personas con trastornos mentales como “peligrosas”, que permite prorrogar condenas ilimitadamente y que consiente la libertad vigilada para este colectivo, no es sino un ataque frontal a los derechos más básicos de estos individuos. Y no solo eso, sino que asienta, difunde y convierte en ley unos prejuicios falsos y estigmatizantes que están asociados a estas personas desde la época de los monstruos y los manicomios. Así es como se presentaba la propuesta de reforma del Código Penal formulada por el ex ministro Gallardón, a quien quizás habría que explicarle que “psicópata” y “psicótico” son términos que tan solo comparten la raíz léxica.

Y así, ni más ni menos, se presenta hoy en día el panorama. Pero como sucede en todos los cuentos, incluso en los que relatan historias reales, aquí también existen héroes y personas dignas de admiración, y por eso es preciso ponerle capa y antifaz a todos aquellos que luchan cada día por cambiar esta situación y por salir adelante a pesar de los obstáculos. Los familiares son el bastón más sólido sobre el que se apoyan las personas con enfermedad mental, y a la vez el primero en alzarse a la hora de reivindicar justicia y derechos. Los familiares son, hoy en día, el único agente transformador de la realidad de este colectivo, y por eso merecen más que respeto y consideración: merecen soluciones que pongan fin a sus problemas.

Pero sobre todo cabe resaltar que son muchas las personas diagnosticadas que se empeñan día a día en demostrar su valía y en formar parte de una sociedad en la que parece que no hay sitio para todos, pues la exclusión siempre ataca a los más débiles y en este caso los protagonistas de esta lucha son unos de los más damnificados. No por eso se mantienen callados, y no por eso dejan de alzar la voz en la procura de una atención digna, una ley coherente, una sociedad justa y una salud mental que pueda salir de la unidad de agudos.

Ana Escrigas – @FEAFESGalicia

https://youtu.be/BoFTIolXWiU