El 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental. Este día, las entidades que se dedican a trabajar con y para las personas con enfermedad mental y sus familiares aprovechan para hacer llegar a la sociedad se visión sobre ellos mismos con el fin de cambiar la concepción con la que son percibidos.
Les dejo con un experto en el tema y tertuliano en potencia: Antonio Hernández, el director de FEAFES GALICIA, la Federación de Asociacións de Familiares e Persoas con Enfermidade Mental de Galicia. Y si les sorprenden las fotos, miren aquí.
Gracias, Antonio
Llegó el tiempo de las personas con enfermedad mental: Pensar, Opinar, Actuar
En la actualidad convivimos con un imaginario social que desconoce profundamente nuestra realidad, lo que provoca una reacción de MIEDO Y RECHAZO general situándonos siempre en los límites de la sociedad, al borde de la exclusión social.
El extraterrestre Michael Foucault, en el prólogo de su obra Historia de la locura en la época clásica (1964) escribió: “La serie de acontecimientos a los cuales se refiere esta obra y que son su verdadera ley están muy lejos de estar cerrados...”.
A pesar del título, es un ensayo actual en el que se desgrana minuciosamente como la sociedad europea occidental a través de los siglos ha ido generando mecanismos de alienación y exclusión hacia las personas que se separaban, por los motivos que fuese, de la norma general, de la “normalidad”. Lo que impacta en Foucault es la toma de consciencia de que las personas con enfermedad mental nunca cruzaron ese umbral y que siempre se quedaron y se siguen quedando a vivir en las afueras.
Fueron o fuimos tocados por la divinidad, después endemoniados, posteriormente encerrados y apartados en los manicomios clásicos junto con los demás discapacitados, pródigos, licenciosos, vagos y demás maleantes. La puntilla vino con el triunfo del racionalismo y el espíritu de la Ilustración que nos etiquetó como “no humanos” por nuestra naturaleza “a – racional” o “irracional” y esto hizo que fuésemos los únicos que permanecimos encerrados cuando estás instituciones se consideraron totalmente inhumanas y se decidió vaciarlas paulatinamente. El último imaginario, ya en nuestros días, es el de enfermo.
De todas y cada una de estas etapas y representaciones quedó algo que sobrevive en la imagen que la sociedad actualmente tiene de nosotros.
Acaban de cumplirse 26 años de la Reforma Psiquiátrica en nuestro país. Su principal objetivo fue promover un profundo cambio en la atención a las persoas con enfermedad mental, integrando en el sistema sanitario general a la última enfermedad que aún permanecía segregada de la sociedad. La señal externa más reconocible fue el cierre de los antiguos manicomios, proceso en el que aún estamos inmersos en Galicia.
El balance que los familiares y persoas con enfermedad mental hacemos de estas casi tres décadas no puede ser demasiado positivo. Tenemos la sensación de que perdimos una gran oportunidad al no ser capaces de aprovechar la etapa de expansión económica que vivimos antes de la crisis actual y de avanzar en la equiparación en derechos y recursos con el resto da población y más concretamente con el resto de las personas con discapacidad. Aunque hay que reconocer ciertos avances en la atención comunitaria en Galicia, también es cierto que queda muchísimo por hacer y construir.
Hoy sabemos que nuestro colectivo es el que mayor discapacidad y carga asistencial y familiar genera y es una de las principales causas de exclusión social (personas sin techo, personas reclusas en centros penitenciarios…).
La solución al problema precisa de una atención integral y de un esfuerzo compartido y coordinado desde los departamentos de sanidad, bienestar social, educación y empleo y por otro lado, de un intenso apoyo y protección a los familiares, que son casi el único soporte asistencial en la actualidad.
Una explicación sencilla y extraordinaria a lo que estamos viviendo la oí de una madre afectada: -”el manicomio cerró pero pasó de estar en Conxo a estar en la calle General Pardiñas nº 29 ; en mi casa”. Y eso en el mejor de los casos, porque muchos no tuvieron hogar ni lugar alguno adonde ir.
Para acabar, tengo que reconocer que algo sí que ha cambiado en estos diez años que llevo trabajando en FEAFES GALICIA. Empezamos a ver salir del armario a personas con enfermedad mental dispuestas a dar la cara y a autorganizarse y reivindicar sus derechos. Lo estamos viviendo a través del Comité Galego de Persoas con Enfermidade Mental.
A mi me parece la mejor noticia aparecida en salud mental en, por lo menos, los últimos 200 años. Comienza a ser habitual verlos en los medios de comunicación expresarse con total naturalidad, sin las tutelas de profesionales o de sus familiares, asumiendo su propia voz.
Esperemos que el próximo imaginario social sobre nosotros sea el de ciudadanos de pleno derecho, está en nuestra mano conseguirlo. Utilizando las palabras de Carlos Mañas, a quien Complices le dedicó su canción Calor en invierno, ha llegado el momento de pensar, opinar y sobre todo, actuar.
Antonio Hernández
Muy interesante el artículo. Creo que el problema descrito es el que ha pasado con otros tipos de defensas de la Dignidad: primero un grupo se pasa con la clasificación («no humanos»), luego se cerraron los manicomios para acabar con el problema y finalmente se econtró la gente con que el problema de fondo, como tratar las enfermedades mentales, no solo no se había resuelto sino que les faltaba experiencia.
Aunque desconozco el tema en profundidad creo que veo varios temas muy importantes (ya me diréis si hay algo que haya entendido mal):
* La Dignidad Humana: El problema cuando se ponen límites artificiales a lo que es un Ser Humano está en que cuando alguien tiene un problema cualquiera puede perder su humanidad (legalmente hablando).
* El papel de los manicomios: La sociedad y la ciencia avanzan, al igual que hay Residencias, Hospitales,… las personas con problemas graves es bueno que tengan un lugar donde puedan ser tratadas con los medios y el personal adecuado en casos especialmente graves o complicados, con gente profesional adaptada a cada caso (no es lo mismo alguien peligroso, para si mismo y/o para los demás, que alguien que no lo es).
* La atención en casa: Al igual que hay sistemas para atender a los ancianos debería haber sistemas que ayudaran a los casos menos graves a vivir una vida normal en su casa.
Hay que acabar con el estigma de las enfermedades mentales.
Gran parte de la responsabilidad de la imagen negativa que suele ir ligada a este tipo de enfermedades la tienen los medios de comunicación, asegura Carles, porque perpetúan los estereotipos y asignan el papel de personas “trastornadas” a quienes las padecen. “Estamos acostumbrados a que siempre se hable de la enfermedad mental desde la misma perspectiva: la de una persona que ha matado a otras 55 debido a un problema mental, mientras que la gran mayoría de quienes lo sufren no son violentos”. Según la OMS, menos del tres por ciento.
Un interesante artículo en el blog Desalambre
http://www.eldiario.es/desalambre/enfermedad_mental_6_56404375.html
Un post que ahonda en lo más intimo de la identidad de lo que algunos definen como el pelotón de invisibles. Gracias Antonio.
Gracias a ti, Carlos, y enhorabuena por la presentación de ayer.
Gracias a ti y a todos vosotros, faltaría más.
Me encantó el post! Unamonos por el bien de todos para alcanzar la meta que compartimos,cada cual con los recursos y asistencias que necesita,siendo conscientes de .nuestro ser,sitvacion,responsabilidades y derechos. Estamos todos en el mismo barco!
Gracias, Susi. Suena bonito y es la única vía para sobrevivir causas y entidades con todo este proceso de destrucción de nuestro estado del bienestar. Pero cuesta mucho hacer entender esto y ponerlo en práctica. También es un tema mental