Les copio con orgullo de padrino, una merecidamente premiada carta al director que mi algo díscolo amigo Luis Barreiro publicó hace unas semanas en XL Semanal. Resume muy bien alguna de las ideas de este blog: hablar de personas normales y corrientes que ante la injusticia reaccionan.
Luis es además el presidente de Igaxes3, una organización no lucrativa referente en Galicia en el trabajo con jóvenes y con la que colaboro. Gracias Luis
Anna y Mohamed.
A la mayoría, el nombre de Anna Walentynowicz no les dirá nada. Anna (que falleció hace un año) era una trabajadora que operaba una grúa en el astillero Lenin en el puerto de Gdansk. Fue despedida en agosto de 1980, a escasos meses de su retiro, acusada de fomentar un sindicato libre. Esto enfureció a los trabajadores. Lech Walesa, quien había sido despedido anteriormente y tenía prohibida la entrada en el astillero, saltó su muro y se unió a la protesta. Así nació Solidaridad y el mundo cambió.
El 17 de diciembre de 2010, Mohamed Bouaziz sufre la confiscación de sus medios de vida como vendedor ambulante y el maltrato por la Policía de la ciudad de Sidi Bouzid (Túnez). Se inmola quemándose a lo bonzo y muere el 4 de enero, lo que desencadena protestas sin precedentes en el país y cambia el mundo.
Quiero pensar que en el futuro los libros de texto apenas mencionarán a Wojciech Witold Jaruzelski o a Zine el Abidin Ben Alí, pero sí hablarán de Anna y de Mohamed y de los que como ellos, involuntariamente, se han convertido en protagonistas de la verdadera historia, la que habla de las esperanzas, cumplidas o no, de las mujeres y hombres que cuando se unen hacen temblar a los poderosos.