Tengo la inmensa suerte de poder trabajar rodeado de trabajadoras sociales (algún trabajador social hay, pero escasean) la mayoría ejerciendo pero también en formación. No hay semana en que no tenga ejemplos de compromiso y coherencia, de no claudicar ante una burocracia cada vez más asfixiante y aporofóbica contra las personas -no expedientes- en pobreza o exclusión, de comprobar lo que implica ejercer una profesión que o es vocacional o es dañina.
La mayoría ejercen en organizaciones de acción social. Muchas están contentas porque pueden acompañar a personas desde una visión integral de inclusión social, ejerciendo de nexo de unión entre profesionales de todo tipo de administraciones (y departamentos dentro de cada una de ellas) dispersas, inconexas e instaladas en la hiperburocratización.
Sin embargo, a pesar de estar en la trinchera garantizando derechos y servicios sociales públicos y de dar coherencia con los principios de su profesión, la sensación que perciben muchas de ellas es la de ser «la segunda clase del Trabajo Social«. En su día a día, en muchas facultades, escuelas y colegios profesionales, la idea que aún prevalece es que la nobleza y la autenticidad solo está en lo público.
Les dejo con Saray Durán, uno de mis referentes éticos y profesionales. Desde su experiencia de diez años como orgullosa trabajadora social en una ONG, nos propone 10 claves para futuras trabajadoras sociales antes de enfrentarse a su primer día de trabajo.
La última es una blasfemia necesaria: Eres trabajadora social, no asistenta social ¿Importa la diferencia?
Gracias Saray
10 claves para futuras trabajadoras sociales. No soy asistenta social pero ¿soy trabajadora social?
1. Solo sé que no sé nada
A través de la intervención debemos poner en valor la HUMILDAD como característica propia del profesional. No debemos dar por supuesto cosas que desconocemos, ya que no tenemos por qué saberlo todo. Primero va el conocimiento, luego el diagnóstico.
2. Evitemos el amor y odio a primera vista
Evitar la tendencia a emitir un JUICIO DE VALOR y más sin conocimiento de causa. En muchas ocasiones la primera entrevista sirve para diagnosticar la situación de una persona y de paso ya si eso, valorar su conducta. Debemos evitar juzgar a la persona siempre y menos sin apenas datos.
3. Cuenta hasta 3,4,5, o hasta que la persona que tienes enfrente pare de contar
Todas tenemos un mal día pero hay personas que tras malos años y décadas tienden a frustrarse y perder la PACIENCIA… ¡no la pierdas tú como profesional! Quizás para ti sea tu primera entrevista, pero quizás tú eres la sexta persona a la que le cuenta su vida esperando una solución que nunca llega.
4. Sí, sí, sí, sí…a veces es no
La adaptación a la persona es fundamental para que la intervención sea adecuada, debemos fijarnos no solo en lo que se dice de palabra, sino en el LENGUAJE NO VERBAL, muchas veces con solo ver la expresión facial de una persona nos damos cuenta de si está o no entendiendo lo que le decimos, aunque esté asintiendo y diciendo sí, sí, sí a todo lo que está escuchando. Nunca está de más preguntar de vez en cuando si nos estamos explicando bien o si debemos repetir algo de lo que acabamos de decir, ya que en algunas ocasiones el sisisí es un NO.
5. Si yo fuera tú, no sería tú
La EMPATÍA es una de las habilidades fundamentales de cualquier profesional del ámbito social, pero quizás nos perdemos en la definición. No intentes pensar en cómo te sentirías tú si estuvieras en su lugar, intenta entender QUE SIENTE ELLA en su situación. Con este tipo de empatía evitamos juicios de valor y la lacra del CONSEJISMO.
6. Admítelo, no eres el mago Juan Tamariz
Lo importante es que entiendas que cuando finalices tu formación te entregarán un título, no una varita mágica transformadora de las injusticias del universo. Utiliza tus conocimientos y abre tus oídos con humildad a la persona que tienes enfrente, recordándole que estarás ahí apoyándola con todas tus fuerzas para que consiga sus metas. NO HAGAS PROMESAS QUE NO PUEDES CUMPLIR.
7. Comodidad frente a un desnudo (emocional)
A las personas se les pide que se desnuden en una primera cita (metafóricamente), aireando información íntima que muchos de sus familiares y amigos quizás no conocen y además se les exige que estén cómodas. Debemos de entender que las preguntas que se realizan a veces no son fáciles de contestar y mostrar sensibilidad y RESPETO durante la entrevista.
8. Doctora: ¿cuándo acabe con el ordenador, me va a preguntar que me duele?
Las tecnologías han facilitado nuestro trabajo enormemente. De buscar expedientes y nadar en papeles hemos pasado a agilizar los trámites un montón y esto nos permite tener más tiempo para lo que de verdad importa: las personas. No podemos perder esta perspectiva y atender a la persona mirando a la pantalla del ordenador. El CONTACTO VISUAL y el acompañamiento facial es importante. ¿Cuándo un amigo te está contando una cosa importante, miras a otro lado como si nada?
9. Ser o estar, esa es la cuestión.
Que mal nos dejan las pelis de los sábados por la tarde: esas “trabajadoras sociales” que quitan custodias y arrancan a niños del seno familiar…Si no quieres que generalicen contigo NO GENERALICES o trates con condescendencia, pilares básicos de la mala praxis.
Nunca se me olvidará mi experiencia como “persona desempleada” cuando me fui a inscribir como demandante de empleo y me soltaron un “¡ayyy si es que no leéis!”. Me pregunté a quien se refería, y miré hacia atrás buscando a la persona que tenía que leer conmigo, pero no había nadie.
A las personas desempleadas les une una situación, no tener empleo. Ser desempleada no es una característica, es una situación. Al igual que no viene en el ADN de una persona el gen “riesgo de exclusión”.
10. Eres trabajadora social, no asistenta social ¿Importa la diferencia?
Aún hoy seguimos revindicando nuestra profesión, dándola a conocer, pero ¿realmente que nos llamen asistentas sociales es tan grave? Esto merece una mención especial. AVISO, puede causar ataques graves de REFLEXIÓN.
¡No somos asistentas sociales!
Porque nos hemos formado durante 3 o 4 años como mínimo para poder ejercer nuestra profesión.
Porque luchamos por nuestra mejora laboral.
Porque pedimos más plazas en la administración pública para poder realizar un mejor trabajo.
Porque fomentamos nuestra especialización para poder realizar mejores asesoramientos e intervenciones.
No soy asistenta social pero: ¿Soy trabajadora social?
Cuando mi trabajo consiste en ser investigadora profesional de fraudes contra la administración pública no soy trabajadora social.
Cuando el 80% de mi trabajo consiste en revisar documentación y cubrir registros y solicitudes no soy trabajadora social.
Cuando no empatizo con la persona a la que atiendo, me comporto de forma altiva o la trato con condescendencia, no soy trabajadora social.
Cuando atribuyo el riesgo de exclusión a la persona que lo sufre, sin evaluar el contexto social que lo rodea, no soy trabajadora social.
Cuando no transformo la realidad, no busco mantener o recuperar el estado de bienestar, no soy trabajadora social.
Cuando no me mueven las causas sociales y creo que mi trabajo es un trabajo más, no soy trabajadora social.
Buscamos que reconozcan nuestra profesión, hagamos que importe. Que nos muevan las causas, no los nombres.
Saray Durán
Uffff!!!! Titulei no 1992, exerzo a profesion dende lugares as veces dificiles, outras fáciles, sempre orgullosa desta profesión,… o UFFF!!! vai con agradecemento, con cariño de verme reflexada, reenviareillo a moitas compañeiras que dende os seus postos de traballo exercen este decálogo. Grazas Saray e Grazas Xosé por porlle palabras.
Gracias Pepa por comentar y por compartir. Creo que todas estudiamos con la idea de cumplir con este decálogo y con otros tantos «mandamientos» y a veces cumplirlos es complicado…pero creo que aunque con dificultades, lo hacen una mayoría de compañeras.Como dice Xosé:Seguimos!
Sólo te conviertes en burócrata si te acabas creyendo que el sistema es así: no te lo llegues a creer jamás…
se pueden dedicar horas y horas de despacho a atender a tu persona, a escuchar a explicar y a entender… y cuando llega el “momento burócrata” para el trámite les pido “45 minutillos para hacer la solicitud e informe”… sobran! Sobran porque antes ya has hecho tu trabajo y de ese das las explicaciones justas en tu informe social que prevees que va a entender quién lo recibe (o sea, pocas!), a ese/a le preocupa el límite de ingresos y poco más… Pero tú, tú si has atendido con calidad a TU persona ☝
Eso creo que es nuestra lucha interna y sin duda creo que tenemos que intentar, en la medida de lo posible, hacerlo así, pero los servicios sociales públicos y privados están saturados y el sistema hiperburocratizado y esto dificulta enormemente que podamos ejercer de forma plena nuestra profesión.Ojalá todas seamos luchadoras contra el sistema como tú y podamos con el.
No puedo estar más de acuerdo con Uxía. Como alumno de 4º de trabajo social, a escasos meses de empezar con las prácticas, no hay nada que agradezca más que estas diez claves que, sin duda, tendré muy en cuenta a partir del segundo uno frente a las personas usuarias.
Desde primer curso el profesorado nos ha repetido una y mil veces la importancia de cumplir con los principios de la profesión, con no enjuiciar, mantener una escucha activa… pero, por desgracia, en la mayor parte de las ocasiones estos términos acaban olvidados en los apuntes, perdidos entre las explicaciones del personal docente y pereciendo como un vago recuerdo en la memoria del estudiantado. Es por esto que me da esperanza leer de primera mano que una profesional de lo social nos reitera y anima a ponerlos en práctica, promoviendo una intervención centrada en la persona, y no en toda esa burocracia de la que tantos y tantas queremos escapar.
En relación a esto último me gustaría hacer una reflexión. ¿Por qué con los valores que se presuponen intrínsecos a nuestra profesión se nos considera meros y meras “cubrepapeles”? ¿Por qué el sistema nos insta a centrar nuestra tarea en elaborar un informe o a cubrir una solicitud? ¿Dónde quedan las personas? Esa empatía, esa escucha… ¿no os resulta contradictorio? Yo voy a luchar por cambiar todo esto, empezando por este artículo y continuar moviéndome, sintiendo esas cadenas de las que habla mi compañera al ir contra la corriente.
Yo creo que una parte es una lucha interna por no dejarnos llevar por la burocracia y otra luchar contra el sistema, antes de que pueda con nosotras. Gracias por tu comentario, es muy motivador.
quien no se mueve, no siente las cadenas. es un chute de energía saber que hay profesionales defendiendo los valores desde dentro. desde la universidad, defendemos los servicios públicos pero a la vez no queremos trabajar en ellos. por qué? tiene que ver con la burocracia a la que no queremos pertenecer, o está relacionado con ese trabajo social que se olvida de las personas y solo administra ayudas de supervivencia desde los servicios sociales comunitarios? es más cuestión de cualidades como profesional, o el problema parte del diseño de políticas asistencialistas y la necesidad de las personas de contar una y otra vez su situación por no contar con un trabajo interdisciplinar? son dudas que las estudiantes nos planteamos cuando nos encontramos informes de quince páginas que despersonalizan y enumeran a las personas, alejándolas de su derecho a ser respetadas y escuchadas. gracias por defender la titulación y brindarnos la posibilidad de leer a personas que quieren en verdad la justicia social.
Un orgullo leer tu comentario Uxía,sin duda debemos de reflexionar sobre lo que realmente debe de implicar ser trabajadora social y porque la burocracia cada vez asfixia más nuestro trabajo, convirtiéndolo en maremente administrativo. Creo que podemos ser pasivas frente a esto, o tomar las riendas y defender nuestro derecho a ejercer nuestra profesión correctamente, sin obviar el estudio del contexto social y la transformación del mismo. Sino asistiremos, pero no haremos trabajo social.