Art.14 Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.
No, no es un chiste, es nuestra Constitución. Era muy pequeño cuando se aprobó. De aquel tiempo me quedó una sensación de que se votó con una mezcla de inercia y desconfianza. La verdad es que leyéndola, sus principios, derechos y deberes, reconozco que vale la pena luchar para que tenga éxito. Pero ¿qué quieren que les diga?, ¿nos la creemos todos? ¿no les parece a veces que no es más que un gigantesco brindis al sol?
Llevo varios meses pensando en el concepto de anomia social. Aunque tienen definiciones sesudas en la wikipedia o en estudios interesantes en Mexico o Argentina (a un libro de Carlos Nino le debo el título del post), tal y como yo la entiendo, la anomia es la pérdida de los valores morales y sociales dentro de una sociedad. Me ha gustado como la describe Eduardo Catalán:
“La anomia es indicador del proceso de declive de una sociedad en la qué solo una minoría participa de la riqueza y el bienestar y en la que los sectores de bajos recursos serán siempre considerados como una amenaza.
Existe anomia cuando las Instituciones del Estado tienen el efecto contrario del que era su fin original. Esto demuestra que el sistema político, económico y social ha fracasado.
Existe anomia, cuando la escuela en lugar de educar, deprava; cuando en el hospital se corre el riesgo de morir; cuando los jueces están comprados; cuando los empleos son una estafa o cuando los centros de estudios pierden valor por pertenecer a sectores populares o las licitaciones públicas son una farsa; o cuando se comercializa con la salud y la desgracia, se engaña en el peso; o se venden las cosas con fechas expiradas o en mal estado…
La anomia puede detenerse, pero sus efectos son irreversibles. Porque el individuo que comprueba que la justicia por su mano es más efectiva, jamás recurrirá a un juez ¿Para qué trabajar si puede robar? Es impresionante como en poco tiempo la perdida de valores puede menoscabar miles de años de desarrollo cultural.»
¿Les resulta familiar?
Yo la veo en muchos detalles: en el ya clásico “ti vai facendo” que en Galicia han consentido y apoyado nuestros gobernantes, en lo de “todos los politicos son iguales”, en los insultos en la televisión, cuando un programa electoral se incumple a los tres meses de ganar unas elecciones, cuando se consiente y anima el fraude fiscal mientras se pide con desfachatez esfuerzos o ayuda a los ciudadanos o se castiga con ensañamiento a los más débiles, cuando el último acto de un gobierno es indultar a un banquero corrupto, cuando PP y PSOE anteponen sus intereses electorales a castigar la corrupción o cuando no se atreven a gobernar para todos y todas sino para quien les paga …
Art.1 España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. 2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
Y sin embargo al mismo tiempo, a mi alrededor, veo todos los días a personas con valores, con honestidad y esfuerzo en su trabajo y en su vida, intentando cumplir unas normas que parecen cambiar cada día, que procuran ser coherentes y de acuerdo a principios morales y que votan de acuerdo a ellos. No está, para nada, todo perdido. Sólo hay que leer nuestra Constitución, y sobre todo, creérsela.
Y escarbando en la esperanza estaba cuando va el rey y se rompe la cadera en Botswana. Desde hace tiempo echaba de menos la imprescindible figura del jefe del estado, ausente mientras muchos millones de españoles y españolas están sufriendo cada día, sin verle reaccionar con firmeza ante las corruptelas de su yerno, o cuando sólo se reducía el presupuesto de la Casa Real en un mísero 2%. Estaba ocupado, claro.
Me ha desconcertado y entristecido tanta desorientación y desconexión con la sociedad a la que juan – y la camarilla de incompetentes que le rodea- debería servir. Un viaje totalmente inadecuado, impropio e injustificado. Le dedico las fotografías y el video Simiocracia, majestad.
Algo si tengo claro. No voy a entrar en una estrategia de distracción o en un circo, dedicando una sola línea de este blog a discutir de abdicación o de repúblicas. Lo importante son las 11.666.827 personas en riesgo de pobreza y exclusión y las que este número no les resulta indiferente. Por todas ellas vale la pena luchar.
Nostalgia de las bellísimas personas, un sensato articulo sobre este tema de Pedro J Bosch
http://elpais.com/elpais/2012/03/13/opinion/1331657247_585704.html
Volver a identificar y desenmascarar al Mal es hoy tan crucial como cuadrar las cuentas públicas. Rescatar la necesidad de admirar la excelencia, entendida como el trabajo bien hecho, la honestidad, la fidelidad a la palabra dada, la prudencia, la generosidad, es saltar la valla de espinos que nos mantiene en el imperio de la normalidad, esa pretendida y falaz igualdad de todas las opiniones y la supremacía de cualquier actitud que logre el triunfo. Esa entronización del ciudadano de a pie, que habla claro, sin complicaciones intelectualoides, esa apoteosis de la mediocridad, esa condescendencia con los pícaros y desvergonzados son algunas de las causas de la gran caída de nuestra civilización.
El problema no es sólo en Francia; es en Austria, en Holanda, en Suecia, en Noruega, en el Reino Unido, en Italia (¡ay, Italia!)… Llevo un largo tiempo, a la vista de los acontecimientos, recomendando la (re)lectura de «El miedo a la libertad» de Erich Fromm -Ed. Paidós-. El título ya es de por sí sugerente. Llama la atención la lucidez de quien escribe este ensayo en los años 30 del siglo XX, preguntándose cómo una sociedad, la alemana en este caso, es capaz de hacer llegar al poder -a través de unas elecciones democráticas, no lo olvidemos- a un personaje como Adolf Hitler. Salvando las distancias -que las hay, y de grandes dimensiones, no voy a ser yo quien defienda lo contrario-, hay elementos comunes respecto a la situación que nos toca vivir y el análisis de Fromm cobra, por desgracia, una siniestra actualidad.
Eu recomendo os dous tochos de Michael Burleigh: «Poder Terrenal» e «Causas Sagradas». Ed. Taurus, os estou reelendo e coido que son imprescindibles: A política como sublimación da relixión: a raza como novo credo (a clase, no suposto dos comunistas)… e ainda non aprendemos: sigue habendo hesvásticas e fouces e martelos, mans e puños en alto… en fin… parece que retornamos os anos 30 do pasado século…
Está genial este post!!!!
Moitas grazas, Susi. E unha sensación que teño cada día de que nada importa. Ilusionaronme un pouco as disculpas do rei, ainda que ensaiadas ou que non as crea no fondo, o mero feito de que as fixera indica que non está todo perdido