No es por aguarles el día de las personas enamoradas, pero creo que es un buen momento para hablar de una de las caras más trágicas de la explotación y exclusión de muchas mujeres. Y es un lujo contar con la opinión de Beatriz García. Beatriz trabaja desde hace años en el Centro Vagalume en Santiago de Compostela, una organización especializada en el apoyo a mujeres que ejercen la prostitución y/o son objeto de trata con fines de explotación sexual.
A Bea, como a muchas otras profesionales espléndidas que andan por el mundo adelante, la pude conocer gracias al Master de Cooperación al Desarrollo de la Universidad de Santiago en el que doy clase. Las personas que viven en el basurero de Santiago de los Caballeros, en la República Dominicana ya conocen también su trabajo, implicación y simpatía. Gracias, Bea.
PROSTITUCIÓN Y CRISIS
Podría tratarse de un titular de prensa de esos que tantas veces he criticado por simple y populista. Con el único fin de lograr que el lector se detenga a su lectura sin proporcionarle ningún otro dato de interés. Ambos temas, de frecuente conversación en cafeterías y bares, entre amigos, conocidos, o compañeros de trabajo, temas de actualidad.
Un primer acercamiento a la prostitución puede llevarnos a pensar en dinero, grandes cantidades de dinero!! lo cual se contrapone frontalmente con la idea de crisis, la económica, de la que tanto se habla hoy día.
Ya llegó el momento de desterrar mitos. Las mujeres que ejercen la prostitución no ganan montañas dinero, de hecho, nunca he conocido a una prostituta rica.
Muy lejos quedan aquellos tiempos, durante los 90 y hasta el año 2005 , en que sí podían llegar a ganar entre 2.000 – 4.000 €/mes (por supuesto, sólo las más jóvenes y guapas). Hoy en día ni siquiera llegan a mileuristas, resultando muy difícil – incluso para las más jóvenes y guapas- conseguir la cantidad equivalente al salario mínimo. La crisis, sí se nota, y mucho, en los clientes, que cada vez disponen de menos dinero para gastar, y en el aumento del número de mujeres , algunas de las cuales ya no ejercían desde hace varios años, pero que al quedarse sin trabajo, se vieron en la necesidad de recurrir nuevamente a la prostitución. Nos encontramos por tanto con un aumento de la oferta, un descenso de la demanda (no tanto cuantitativo, sino cualitativo en lo referente a la capacidad adquisitiva de los clientes), y en consecuencia, menos ganancias.
A lo largo de los años no han cambiado sin embargo, las causas que llevan a estas mujeres al ejercicio de la prostitución. Factores socio- económicos y falta de oportunidades.
En los 80 encontrábamos en la prostitución de calle a mujeres españolas o portuguesas, con bajo nivel educativo y económico, procedentes de familias desestructuradas , viviendo situaciones de marginalidad social o exclusión, en muchos casos drogodependientes. A partir de los 90, ya apartadas a clubes de carretera o pisos, nos encontramos con un 90-95 % de mujeres inmigrantes, procedentes de países en vías de desarrollo, con hijos y otros familiares a cargo en origen, frecuentemente en situación irregular, sin conocimiento de los recursos ni de la cultura del país de acogida, en ocasiones con formación y capacitación profesional, pero no homologada en España. Ahora la prostitución se presenta como una estrategia migratoria, como la única vía para salir de su país en busca del sueño de occidente, eso sí, a cambio de una importante suma de dinero, pues es bien sabido que a las mafias la crisis nunca les afecta.
Son estas mujeres quienes hablan de CRISIS, con mayúsculas, cuando viven las consecuencias del ejercicio de la prostitución -algunos lo llamarían efectos colaterales-: deterioro de su salud física y emocional, transtornos del sueño y en la alimentación, aislamiento social, estigmatización, ansiedad, problemas ginecológicos, riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados…
Sufren la crisis. Dice Renata, brasileña, de 19 años “Antes yo hacía las cosas con ganas. Hoy no tengo ganas de levantarme, no tengo ganas de comer, no tengo ganas de hacer nada. Antes yo escribía canciones, hoy no escribo más. No tengo la cabeza de antes, todas las cosas a mi alrededor me recuerdan lo vivido. No me gusta el color amarillo, me siento triste, con miedo. Antes yo tenía un carácter fuerte, ahora tengo miedo de todo. Ya no me fío de los hombres, pienso que todos me van a hacer daño, no quiero novio, me siento sucia delante del espejo, me siento triste como si hubiesen sacado una parte de mí….”
Me gustaría concluir con la más importante de todas las crisis, la de las ideas. Vivimos en una sociedad que partiendo de la premisa de la libertad individual del ser humano, ve como posible solución a esta cuestión la reglamentación de la prostitución, sin preguntarse el porqué cada vez hay más demanda de sexo a cambio de dinero, si queremos una sociedad en la que todo tenga un precio, si la prostitución favorece las relaciones igualitarias entre hombres y mujeres.
La elevada aceptación social de la prostitución en España ¿ha hecho de nuestro país uno de los destinos preferidos de turismo sexual de Europa?
Si legalizáramos la prostitución ¿convertiríamos al Estado en el principal proxeneta?
¿Educar en igualdad reduciría el consumo de prostitución?
¿Es posible la construcción de un mundo de mayores y mejores oportunidades para todos los seres humanos?. Educación, sensibilización, cooperación internacional.
Os invito a profundizar sobre este tema, escuchar testimonios, informarse, conocer las experiencias reglamentaristas y abolicionistas en otros países. Pero sobre todo, invito a debatir y a tener un pensamiento crítico.
Beatriz Garcia Méndez
Escuchame. Día Europeo contra la trata
Para saber más:
Informe 2007 sobre prostitución en España de la Comisión Mixta de los Derechos de la Mujer
Dos documentos recientes con dos visiones de la prostitución:
Las trabajadoras del sexo como sujeto de derecho_hetaira
Posicionamiento en prostitucion Médicos del Mundo
Centro Vagalume. Santiago de Compostela. Apoyo especializado a mujeres que ejercen la prostitución y/o son objeto de trata con fines de explotación sexual.
Asociación Faraxa en Vigo. Para abolir la prostitución y la explotación sexual de mujeres y niñas/os.
Apramp. Asociación para la prevención, reinserción y atención de la mujer prostituida
Proyecto Esperanza. Apoyo integral para mujeres víctimas de la trata de seres humanos con fines de explotación
Hetaira. Colectivo en defensa de los derechos de las trabajadores del Sexo.
Genera. Organización de Defensa de los derechos de las mujeres
Anela. Asociación Nacional de Empresarios de Locales de Alterne
Red Internacional Género y Solidaridad
Afesip Cambodia. Acting for women in distressing situations
Voces, un documental de Mabel Lozano
No hay nada perfecto pero creo que la legalización de la prostitución en sus diversas formas (femenina, masculina con mujeres, homosexual, lesbiana) es la mejor opción. Lo demás es caer en nuevos puritanismos además de un imposible.
«de ahí, surge toda una zona gris en el debate sobre si lucrarme de vender copas, donde una señora comercia con el sexo es o no es proxenetismo, por que por la misma cuenta de tres, también lo sería la farmacia que vende los preservativos a la meretriz para que no pille un sidazo.»
Discúlpame, pero ese argumento es invalido, banaliza el proxenetismo y le quita importancia, creo que debe reflexionar antes de tratar un tema tan serio, creo que hace bastante daño su comentario,a mi por lo menos. Proxeneta es el que se lucra de la prostitucion ajena, o sea el “empresari/a del sexo” y no suelen ser buena gente, en muchos casos estan relacionados con otros delitos. Desde luego no es equiparable al que vende condones en la farmacia, a no ser que sea equiparable el que comercia con órganos que el que vende los medicamentos a la persona a la que se lo han quitado.
Tampoco es valido el argumento de la ama de casa, aquí hablamos de otro tipo de prostitucion y desde luego la que señalas tu debe ser analizada en base a otras premisas. Creo que esta claro que el problema que vemos los anti-legalización de la explotación y servidumbre sexual no es que la prostituta sea indigna como mujer sino que es tan digna como nosotros. Legalizar la prostitucion no elimina esas amas de casa ni hará que se den de alta como prostitutas. Perjudica al resto, a la prostitucion de la que hablamos, como nos dicen los datos empiricos y cietificamente demostrados.
«personas que no nos dejamos llevar fácilmente por cierta ideología del feminismo abolicionista que distorsiona y falsea las realidades de la prostituición.»
Creo que tiene que aclararnos que mentiras y si es asi denunciarlas.
«En un nivel económico internacional, nombrar y aceptar a la prostitución como «trabajo comercial del sexo» fomenta las metas de algunos gobiernos, bancos internacionales, agencias monetarias y organizaciones laborales cuyos planes de desarrollo incorporan a la prostitución y el trafico de mujeres dentro de sus economías globales. Si el ingreso ganado por las mujeres en la prostitución pudiera ser incluido en los sistemas de cuentas nacionales (como algunos países y organizaciones lo están proponiendo), los gobiernos son aliviados de la responsabilidad de expandir oportunidades económicas a las mujeres, pedidos en el pasado y presente, por las Conferencias de las Naciones Unidas. Si las mujeres en la prostitución pudieran ser contadas como trabajadoras en los mismos sistemas nacionales de contabilidad, los gobiernos serían menos responsables para crear empleos sostenibles, dignos y disponibles para la mujer.
Reconocer la prostitución como un trabajo del sexo burla aquellas metas internacionales que establecen objetivos específicos para incrementar la participación de la mujer en posiciones profesionales y económicas de sus países»
«hasta donde alcanza mi conocimiento, en España no está prohibido prostituirse, pero si lo está el aprovecharse de la prostitución – vamos, el “Chulo de Putas” – y de ahí, surge toda una zona gris en el debate sobre si lucrarme de vender copas, donde una señora comercia con el sexo es o no es proxenetismo, por que por la misma cuenta de tres, también lo sería la farmacia que vende los preservativos a la meretriz para que no pille un sidazo.»
Lo mismito vamos, y quien diga lo contrario tiene moral judeocristiana o pertenece a la derecha rancia.
La legalización, no implica incitación, tal y como postula la derecha más rancia, y la no tan rancia (en el caso de que existe una derecha no rancia), si no el abordaje de la prostitución como política pública, y no como lucha contra el vicio tal y como se plantea hoy en día.
***
Usted, como la derecha liberal (Esperanza Aguirre, Drago…) quiérole vendernos la moto de que los que estamos en contra de la legalización de la prostitucion somos unos puritanos y no se que, pero bien que hace propio el discurso neoliberal que es, siempre, reglamentarista. Estaría bien que antes de hablar se informara un poco sobre lo sucedido en los países en que la prostitucion ha sido legalizada y se informara además de porque las mujeres que ejercen son reacias a la legalización. No podemos permitir que el intercambio de dinero en la prostitución se transforme en lo que realmente es el acoso sexual, abuso sexual y violencia sexual en un «trabajo» conocido como «trabajo comercial del sexo» el cual será hecho por mujeres que tienen desventajas raciales y económicas en los tal llamado primer y tercer mundo.
«En un nivel económico internacional, nombrar y aceptar a la prostitución como «trabajo comercial del sexo» fomenta las metas de algunos gobiernos, bancos internacionales, agencias monetarias y organizaciones laborales cuyos planes de desarrollo incorporan a la prostitución y el trafico de mujeres dentro de sus economías globales. Si el ingreso ganado por las mujeres en la prostitución pudiera ser incluido en los sistemas de cuentas nacionales (como algunos países y organizaciones lo están proponiendo), los gobiernos son aliviados de la responsabilidad de expandir oportunidades económicas a las mujeres, pedidos en el pasado y presente, por las Conferencias de las Naciones Unidas. Si las mujeres en la prostitución pudieran ser contadas como trabajadoras en los mismos sistemas nacionales de contabilidad, los gobiernos serían menos responsables para crear empleos sostenibles, dignos y disponibles para la mujer.
Reconocer la prostitución como un trabajo del sexo burla aquellas metas internacionales que establecen objetivos específicos para incrementar la participación de la mujer en posiciones profesionales y económicas de sus países.
»
Dejo para otra ocasión, la prostitución no retribuída de millones de amas de casa que entregan sexo a cambio de seguridad económica, confort y un par de abrigos de pieles. Ah… ¡perdón!, que esas son señoras decentes…»
Creo que es un argumento trampa, aqui hablamos de otro tipo de la prostitucion y desde luego que el problema no es que sea indecente.
Ese argumento que das es invalido, esas mujeres jamas se legalizaran como trabajadoras del sexo, asi que poner esa escusa para legalziar la prostitucion es absurda.
Sí, ya leímos tu texto Beatriz.
Es muy importante trabajar cerca, al lado de las prostitutas.
Todo nuestro respeto a quien así lo hace.
Al igual que tú sabemos de las situaciones de desigualdad y de la falta de oportunidades, pensamos que para superarlas es importante precisamente la “normalización” de la prostitución…. y, por supuesto, mejores oportunidades para TODAS las mujeres (no sólo prostitutas) que se encuentran en situaciones difíciles.
Un saludo.
Hetaira
***
Aunque no dudo de la buena intención del colectivo, creo que normalizar la prostitucion es normalizar la violencia sexual, la desigualdad y normalizarla como salida laboral para las mujeres pobres.
PaulaVip, conozco muchas entrevistas suyas y déjeme decirle que sus opiniones sobre la prostitucion me parecen surrealistas y teñidas de un falso glamour, creo que además es usted un tanto frívola para tocar un tema tan serio. Estoy a favor de que hablen las prostitutas pero todas, le agradecería que no lo haga usted en nombre de todas.
Al ultimo usuario la legalziacion no ha mejorado su situacion en ningun pais, y al aceptarla como trabajo ya tienen esa opciom, con lo cual no se trabajara para ayudarlas. Comparar comprar mujeres con comprar heroina es un argumento misogino.
Hola Beatriz y Xosé,
Aunque pueda convenir en muchas cosas de las que habláis, hay un tema concreto que no puedo estar de acuerdo. Soy una absoluto convencido de la intervención del Estado y un absoluto descreído del falso liberalismo basado en una supuesta, pero a mi juicio, inexistente, libertad personal-individual. Al igual que poca gente cuestiona que el Estado es el único legitimado en el uso de la violencia, con las mismas, estoy convencido de que la entrada del Estado a regular la prostitución será más conveniente y positivo para las mujeres que ejercen la prostitución, que dejarlas desamparadas en la ilegalidad, y por tanto, en manos de quienes se desenvuelven a la perfección en la ilegalidad, que no son precismente, los que más se preocupan por el bienestar y el crecimiento personal de las mujeres. Precisamente, los factores que comentas, Bea, que sostienen el entramado de la prostitución, y seguramente, muchas de las causas precipitantes que llevan a una mujer a tomar la difícil decisión de prostituirse, se evidenciarían y pasarían al corolario de temas que el Estado a través de sus instituciones, se vieran obligadas a atender.
Recuerdo en mi época de juventud – sí, yo también fui jóven… – cuando se contaban por cientos los caídos por la heroína, jóvenes, adolescentes, que amanecían tras una tapia con una jeringuilla clavada, que se debatía la cuestión de legalizar y regular el consumo de drogas. Primero, el número de muertes – y el sufrimiento – que las drogas provocaban, eran principalmente debidas a, intoxicación por la droga adulterada (con las mil porquerías que los camellos adulteraban “cortaban” el producto para así, completar más dosis. Segundo, debido sobredosis; acostumbrados a droga cortada a niveles salvajes (hasta un 95% de porquería frente a un 5% de heroína, cuando alguién les vendía una dosis al 20% – todo un fraude, para mayor añadiduría – se iban al otro barrio en un suspiro. Seguimos con el riesgo de enfermedades de transmisión sanguinea, SIDA, hepatitis, infecciones, por la precariedad sanitaria del suministro, y luego también, las victimas de la violencia que generaba el entorno social del drogodependiente, relacionado con la adquisición, y el precio de la adquisición – redes mafiosas, delincuencia para obtener el dinero que permitiera la dosis diarias… etcétera.
Cuando se propusieron medidas de reducción del daño (se llamaron así) sin descuidar los factores sociales-personales-genéticos – ya que por sí solo, ninguno de ellos explica de forma rigurosamente científica por qué la gente se droga – todo aquel que optó por los Metabus (autobuses que suministraban metadona – agonista de la heroína – bajo un estricto control médico y social) optaron por la vida, porque entre quienes siguieron los programas, ninguno perdió la vida, y todos la mejoraron en su calidad de manera muy significativa. El acierto fue, no vamos a erradicar el consumo de drogas, por que desde que el hombre es hombre, ha buscado la manera de ingerir sustancias que le produjeran efectos en su organismo, si no que vamos a centrarnos en aprender a convivir con ella y a trabajar los aspectos perniciosos, pero no desde la criminalización o la exclusión formal de la sociedad desde la legalización, sino desde las herramientas que el Estado dispone, para aprovechamiento de sus ciudadanos.
Como os tengo por inteligentes, no hace falta que señale los paralelismos que se pueden lanzar hacía la normalización de la prostitución, normalización en el plano legal, en el plano social, y personal de cada mujer. Claro que ninguna mujer – o casi ninguna – opta por esa forma de vida de manera voluntaria, y claro que detrás de cada caso hay toda una historia psico-bio-social, exactamente igual que en el caso de un individuo que optó no voluntariamente a consumir drogas, y encontró en el Estado, en su Estado, un apoyo, una herramienta para luchar contra esa lacra y vencer.
La legalización, no implica incitación, tal y como postula la derecha más rancia, y la no tan rancia (en el caso de que existe una derecha no rancia), si no el abordaje de la prostitución como política pública, y no como lucha contra el vicio tal y como se plantea hoy en día. Desde mi desconocimiento de la legalidad, hasta donde alcanza mi conocimiento, en España no está prohibido prostituirse, pero si lo está el aprovecharse de la prostitución – vamos, el “Chulo de Putas” – y de ahí, surge toda una zona gris en el debate sobre si lucrarme de vender copas, donde una señora comercia con el sexo es o no es proxenetismo, por que por la misma cuenta de tres, también lo sería la farmacia que vende los preservativos a la meretriz para que no pille un sidazo.
En definitiva, como a mí, no me resulta inmoral ver a una señora prostituirse más que a un señor tocando la guitarra al raso, o un top-manta, no me parece mal que quien quisiera desarrollarse profesionalmente en la prostitución, lo haga con la cobertura del Estado en material de Seguridad Social, protección jurídica, y todos los beneficios de cualquier trabajador. Me parece más inmoral que, el mismo policía municipal que multa a una chica en una farola, por enseñar las piernas por la mañana, luego la quiera echar un polvo de 20 euros por la tarde; o que el padre de familia que pasea con su familia y tapa los ojos a su niños cuando se cruza con una prostituta, luego se vaya de putas con sus compañeros de trabajo para festejar una buena venta, por ejemplo.
Dejo para otra ocasión, la prostitución no retribuída de millones de amas de casa que entregan sexo a cambio de seguridad económica, confort y un par de abrigos de pieles. Ah… ¡perdón!, que esas son señoras decentes…
Acabo de ver en televisión el documental
http://www.rtve.es/alacarta/videos/documentos-tv/
Me ha dejado muy impresionado… Creo que tiene importancia para el la discusión sobre las implicaciones socio-culturales y éticas que tiene la proliferación de prostitución y, en general, del sexo comercial en sociedades como la nuestra (de capitalismo avanzado y economía neoliberal).
Intento expresar a grandes rasgos una serie de inquietudes/reflexiones que se me han planteado tras visionar este documental:
-La conclusión a la que llego es que reportajes como ese son un verdadero ‘aviso para navegantes’ para nosotros/as, los que pertenecemos a esta sociedad (española).
-Considero que el gran peso y especialización tecnológica de la industria del sexo en en una sociedad como la japonesa, en la que las mujeres han ido alcanzando cotas de autonomía muy notables desde hace bastantes décadas, ha contribuido a generar unos hábitos en los hombres japones, que han resultado realmente perjudiciales para las relaciones entre los sexos (varones y mujeres). Expresiones de esto son:
-Un cuestionamiento algo irracional (por acrítico) de la pareja y de cualquier idea que sostenga dicha institución.
-Un apuntalamiento, por las funciones sustitutorias que dicho consumo de múltiples formas de ‘sexo comercial’ cumpliría fundamentalmente en los hombres (aunque también desde hace menos tiempo en las mujeres), de un ‘individualismo’ mal entendido: aquel que postula (ignorando las mejores aportaciones de la psicología y la sociología) la ‘autosuficiencia’ de cada cual (sea hombre o mujer) y la absoluta independencia afectiva de unos «individuos» respecto de otros…
-Ese documental nos muestra, en definitiva, el grado enfermizo de incomunicación entre los sexos que se ha generado en la sociedad japonesa. Una incomunicación, que a mi juicio no es defendible desde ningún punto de vista feminista: ni desde la idea de la emancipación sexual de las mujeres ni desde la idea de la igualdad entre hombres y mujeres.
Intuitivamente, tras una primera impresión, creo que esas relaciones «cuasi-autistas» entre cada vez más hombres y mujeres en Japón podría ser un efecto indeseado de diversos factores que han acabado por confluir en dicha sociedad, tales factores podrían ser:
-Una sociedad la japonesa que tradicionalmente (históricamente) ha sido muy jerárquica entre los sexos y bastante machista; unos elementos de tradición que aún no habrían desaparecido.[Factor macrosociológico].
-Una sociedad con un verdadero culto por cualquier avance técnico o tecnológico que encuentre una aplicación práctica inmediata para la vida cotidiana de los individuos que la forman [Factor ‘macro’]. De esta manera la industria de toda clase de artículo y gadgets con una finalidad de índole sexual está muy desarrollada en esta país, y habría venido, en gran medida, a dar respuesta a las carencias de los hombres en lo que se refiere a su incapacidad para adaptarse a los rápidos y profundos cambios que han experimentado las mujeres de su sociedad.
-Una sociedad que está demostrando ser algo ignorante desde un punto de vista humanístico-científico en lo que se refiere al ámbito de los afectos y de las relaciones entre las personas ceñidas a este ámbito; o al menos una sociedad que se ha despreocupado y olvidado en exceso de este aspecto antropológico tan fundamental, por haber estado más pendientes de lo que sería su recuperación y el desarrollo económico como país (tras la II G.M.), la organización y racionalización de la vida laboral, la competitividad y el especialismo…
Una muestra de esta ignorancia sería el confundir lo que sería la idea de ‘autonomía’ (en el sentido de la libertad individual ligada a la responsabilidad), un valor muy defendible toda persona adulta con otras cosas tales como la ‘independencia’ absoluta de uno con respecto a los demás o la ‘autosuficiencia’ en el ámbito de los afectos (y quizás también de la sexualidad).
Esta gente se parece haber olvidado de que los vínculos afectivos son un elemento fundamental de nuestra ‘socialidad’ que nos caracteriza como especie ‘psicobiológica’ y también en nuestra dimensión más propiamente histórica.
Algunos testimonios de alguna de las mujeres que aparecen en el reportaje son muy esclarecedores y apuntarían en esta dirección crítica (p.ej. el de aquella mujer joven que declara: «la verdadera comunicación ha desaparecido, internet es algo virtual, etc.»).
-Todos esos factores que tienen que ver con los aspectos culturales de la organización del trabajo, del desarrollo tecnológico y de la individualización de la nueva sociedad japonesa, creo que se ven igualmente apuntalados y exacerbados por un modelo económico como el actual de la economía globalizada, «terciarizada» y de precarización («feminización») de las condiciones de trabajo, en el que vivimos (el modelo neoliberal de la libre circulación de trabajadores/as, mercancías y capitales).
-Por último: También se me ocurre que está confluyendo en la generación de ese estado de cosas en la sociedad japonesa sería el que los varones no se han sumado verdaderamente al cambio que han experimentado las mujeres de ese país. Este fallo seguramente no sea sólo achacable a ellos en tanto que «individuos», sino que tenga que ver con que la sociedad japonesa no se ha aculturado realmente en una dirección feminista (no se habría promovido la formación en ideas y valores feministas desde las instituciones). Y, asimismo, los desarrollos en la crítica a las masculinidades tradicionales (que se hacen por ejemplos desde los Men’s Studies) tampoco habrían tenido apenas acogida en esa sociedad.
En este aspecto del feminismo (y también algo de la difusión de los Men’s Studies) creo que la sociedad española, al menos, aventaja bastante a la japonesa.
Lo que me parece que transmite un documental crítico como este que acaba de emitir RTVE es que las relaciones interpersonales hombres-mujeres (en el ámbito de la afectividad)en la sociedad japonesa atraviesan por un momento muy difícil y están generando experiencias de infelicidad importantes asociadas con soledades e incomunicaciones no deseadas en muchos de los japoneses y japonesas.
Ya no sólo no parecen posible en una sociedad como esa las «relaciones sentimentales» entre hombres y mujeres (a este respecto una mujer que ofrece su testimonio en el reportaje reclama la necesidad de recuperar cosas como la ‘complicidad’ y la ‘cercanía’), sino que ni siquiera parece posible ningún tipo de amistad entre ellos. Por este camino llegarán a convertirse en una sociedad donde se consideren «normales» la prácticas «individuos-mónadas» en la que cada cual, consuma sus ratos de ocio y de intimidad de un modo absolutamente egocéntrico y encerrado en sí mismo.
-Y como digo, la potenciación y el consumo masivo entre los hombres (fundamentalmente) de productos de la industria del sexo no estaría sino agravando este problema).
-Y aquí en España, en mi opinión deberíamos tener cuidado de no seguir derroteros de «individualización» parecidos a los que parecen haber estado desarrollando durante los últimos tiempos en la sociedad del sol naciente, nos nos vaya a pasar algo parecido a ell@s.
-Y esto que estoy aquí criticando/defendiendo no tiene porqué significar volver a tiempos pasados (y que todavía perduran)en los que el modelo predominante eran las relaciones jerárquicas y de dependencia económica, legal, afectiva, etc. de las mujeres hacia los hombres. NO, por supuesto que no estoy defendiendo aquí nada de eso (me parece que está claro que no lo hago).
Gracias por leer esto.
Cliente X replica:
«Considero que con frases como la de “la prostitución no favorece las relaciones igualitarias, y no se ejerce en condiciones de igualdad” ud expresa más que la descripción de la realidad los prejuicios que alberga sobre esta realidad. No sé dónde ve esto.»
No lo veo como él. Por lo que ha sido mi experiencia, te puedo decir que tales desigualdades vinculadas a un fenómeno como la prostitución las vemos bastantes personas. Personas diferentes a aquellas que consideran la prostitución desde las ideas previas y desde los concepciones estereotipadas o prejuiciosas al uso, personas que no nos dejamos llevar fácilmente por cierta ideología del feminismo abolicionista que distorsiona y falsea las realidades de la prostituición.
Un buen ejemplo de un-a investigador-a que observa tales desigualdades ligadas a la prostitución es –como ya he dicho– Bea Gimeno, que en su último libro analiza en profundidad dicha institución desde una perspectiva de ‘ética feminista’.
PaulaVip escribe:
febrero 21st, 2012 a las 20:46
«No estaría mal que preguntarás directamente a las prostitutas, que igual algo de nosotras mismas y nuestro trabajo si que sabemos.»
Y Beatriz añade:
«Paula, en este blog puedes sentirte libre para decir todo cuanto quieras. Y tienes razón, vosotras sois las personas más legitimadas para hablar de prostitución. Gracias por tu intervención.»
Y yo discrepo en algo de ambas. Me explico:
Las personas que más pueden conocer en detalle la forma de vida de las mujeres que realizan prostitución, los problemas a los que se enfrentan, en principio, sí serían ellas mismas (al menos las que son más conscientes de lo que hacen y de cómo viven o son más reflexivas), ahora bien: si de lo que se trata es de examinar la prostitución ‘sensu stricto’, es decir si de lo que se trata es de valorar el ‘contrato’ de prostitución o la relación que mantienen las mujeres que están en prostitución con los hombres que son sus clientes, considero que aquí, a este tipo de conocimiento pueden aportar tanto las unas como los otros (al menos si hablamos de hombres que son clientes habituales). Los testimonios de unas y de otros deberían ser examinados críticamente por quienes investiguen este fenómeno.
Por último: los y las científicos-as sociales (sociólogos-as; historiadores-as; antropólogos-as…) creo que también tienen mucho que decir si de lo que se trata es de valorar una institución como es la prostitución desde un punto de vista ético o «político».
Lo único es que a tales científicos-as sociales se les debe exigir que partan de buenos enfoques teóricos y meta-científicos y que sean rigurosos en lo que investiguen.
Gracias.
Paula, en este blog puedes sentirte libre para decir todo cuanto quieras. Y tienes razón, vosotras sois las personas más legitimadas para hablar de prostitución. Gracias por tu intervención.
Bea:
No me muevo ni por macroburdeles ni con señoras de alto standing. Yo lo que conozco de puta madre (estoy casi a diario) es la prostitución callejera en casco urbano. Lo tirado de lo tirado. El polvo de a 20 euros. Y en esos ambientes te aseguro que, aunque hay grandes diferencias porque bien sabemos que “el mundo de la prostitución es muy diverso”, hay chicas que se ganan auténticas fortunas. Ahora la cosa está muy mala, pero no hasta el punto que usted afirma de sacarse un SMI. Y no sólo porque sus ingresos hayan disminuido, sino pq debido a la catastrófica situación de las administraciones públicas la presión fiscal sobre ellas ha aumentado escandalosamente.
Me gustaría conocer el trabajo de las ONGs. Desafortunadamente su opacidad es total, todas me rehúyen como si tuvieran algo que ocultar. APRAMP ha declinado presentarme mujeres víctimas de trata, ya que deben protegidas y yo podría ser un proxeneta que las andase buscando para ajustar cuentas. Pero juran y perjuran que las hay, aunque no las veamos. Debe ser como las meigas, que nadie las ha visto pero “haberlas, haylas”. Aunque ocasionalmente he estado en la sede de HETAIRA y he hablado con algunas de ellas, no dejan de darme larga y han sido incapaces en cinco años de concertar un solo encuentro. En todas las asociaciones oficiales noto un TREMENDO temor hacia alguien que desea conocer verdaderamente este mundo. La misma actitud hallé en PROYECTO ESPERANZA, aunque afortunadamente en una ocasión hablando en un encuentro en la Secretaría de Estado de Igualdad, y creyendo uno de sus miembros que no me conocía que yo debía ser un trabajador de otra ONG me habló sobre la corrupción y extorsiones policiales confirmando lo que hace tiempo sospechaba: que las ONGs lo saben y lo encubren para no perder las subvenciones.
A mí también me consta que nos cuentan cosas diferentes, como vosotras limitáis la ayuda a aquellas que acepten vuestros planes de reinserción os deben contar unas películas de la hostia.
Considero que con frases como la de “la prostitución no favorece las relaciones igualitarias, y no se ejerce en condiciones de igualdad” ud expresa más que la descripción de la realidad los prejuicios que alberga sobre esta realidad. No sé dónde ve esto.
Hay igualdad plena, sólo se produce el acuerdo si ambas partes llegan a un acuerdo. Además es un entorno de mercado casi perfecto, con pluralidad de oferentes (prostitutas) y de demandantes (clientes), y además las tasas son fijas no progresivas con lo cual no se desincentiva el crecimiento. ¿El cliente elige? Sí, y la chica también. ¿O no ha visto cómo rechazar a ciertos tipos? Además como habrá observado muchas veces con las chicas las que llaman a los clientes y les enganchan no sólo apelando a motivaciones sexuales, sino a motivos más altruistas como a su solidaridad (por ejemplo haciéndonos notar que el trabajo las va mal). No siempre es un mundo frío y egoísta sino también de empatía y solidaridad, como hemos dicho es muy diverso. ¿Qué la chica no puede negociar el uso del condón? ¿En qué mundo vive, Bea? La chica usa condón cuando, cómo y con quien quiere. Si un día la va mal el día, se compensa con otro, no tiene necesariamente que bajar el precio u ofertar prácticas de riesgo. Son muy cuidadosas a la hora de elegir a sus clientes especiales, a quienes dar un trato especial, porque como bien sabrá ud cuando una chica enferma no sólo pierde la salud sino también el trabajo. No la permiten trabajar más, por lo cual es absurdo que por ganar un servicio pierda su trabajo. Muchas veces he asistido a actos de solidaridad como a chicas prestando dinero a otras pq ese día no habían hecho clientes y no tenían para la pensión u otro gasto. Además, dado que hay muchos clientes, ellas tienen la potestad de elegir con quién atenderse y si viene un loco pidiendo culo, sin goma o correrse en la boca (prácticas que algunas hacen, pero que se mantiene en secreto, algo fundamental en este mundo es la discreción entre cliente y prostituta) pueden perfectamente rechazarle pq saben que en 10 minutos pasará otro que se porte bien y sea educado. Yo he sido testigo de chicas que han rechazado hacer rebajas hasta de 2 euros, de que vengan y las digan que por 23 en vez de por 25 y ellas bien firmes y dignas, repitiendo que 25. Y el cliente se va por donde ha venido. Así que a otro con tus cuentos, Bea.
Gracias por escucharme.
Belén:
Empleo el nick como hace Paula, básicamente porque desde hace tiempo vengo empleando el pseudónimo y es por el que soy conocido en Internet. Pero en mi página puedes conocer mi auténtico nombre e incluso verme ya que he salido varias veces en la tele (tanto en directo como en reportaje). No tengo nada que ocultar.
Concuerdo contigo en que la prostitución es una actividad muy desagradecida, hoy por hoy. Pero no tiene por qué continuar siéndolo, los aspectos más negativos no provienen en sí del trabajo sino que son externos: el rechazo social, la presión familiar, los abusos institucionales… Por supuesto que soy favorable a que todo el mundo tenga “un futuro con mayores posibilidades de elección”, creo que tanto tú, como yo y sobre todo estas personas estaremos de acuerdo con que lo ideal se dedicase a la prostitución quien así quisiera y no quien se viese abocado a ello. Como cliente noto qué chicas están a gusto y cuáles no, a las que esta vida no las satisface te aseguro que hacen lo posible por estar el menor tiempo que puedan.
Estoy plenamente convencido de que una regulación de la prostitución, su “normalización” legal, precedería a la normalización social. El mensaje que se mandaría desde el poder público es que son consideradas como cualquier otro ciudadano, del mismo modo que al aceptar que los homosexuales puedan contraer una unión civil (mal llamada matrimonio), se está ayudando a que puedan irse integrando más socialmente.
Por supuesto que nuestras experiencias son complementarias, y dado que en ti veo a una persona con voluntad real de ayudar creo que podemos colaborar. Cada uno tendremos nuestras opiniones, pero si pretendemos mejorar la situación no hay nada como lo que dice Paula, que sean ellas mismas quienes hablen y nos trasladen sus problemas y propuestas.
Gracias.
No estaría mal que preguntarás directamente a las prostitutas, que igual algo de nosotras mismas y nuestro trabajo si que sabemos.
Beatriz escribe:
«La prostitución no favorece las relaciones igualitarias, y no se ejerce en condiciones de igualdad. Es el cliente quién elige, de entre la oferta disponible, a la chica con la que quiere “subir” (y no a la inversa), y en ocasiones la chica ni siquiera puede negociar el uso del preservativo (la capacidad de negociación sobre su salud estará limitada en función de sus necesidades económicas), ¿estamos ante una “relación sexual plenamente democrática”? La existencia de la prostitución perjudica a la igualdad, no a una moral particular. Para que no se perjudicara a nadie habría que partir de una situación en la que hombres y mujeres negociasen en condiciones de igualdad, entonces quizás no hubiera perjudicados.»
Lo comparto -desde el conocimiento y la experiencia que yo he tenido con la prostitución.
Hay un único punto en el que estamos de acuerdo, el mundo de la prostitución es muy diverso. Conozco de cerca la realidad de los pisos y clubes de alterne de Santiago de Compostela y comarca, y es de esa realidad de la que yo hablo. Desconozco las ganancias que se pueden llegar a generar en la prostitución de primera clase o en los macroburdeles ubicados en zonas de frontera, de eso seguramente Ud. nos pueda informar mejor.
Le animo sinceramente, Cliente X, dado su desconocimiento, a conocer el trabajo de las ong´s. En Vagalume trabajamos con TODAS las mujeres que ejercen la prostitución, con aquéllas que así lo han decidido, para mejorar su calidad de vida, y con aquéllas que buscan otra alternativa, ofreciéndoles posibilidades de formación para desempeñar otra actividad y apoyo en la búsqueda de empleo. Se respeta SIEMPRE la decisión de la mujer. Escuchamos SIEMPRE, en un café, en el despacho, en una fiesta, en el hospital, en la policía, en la calle…y se da respuesta en función de lo que ellas demandan. Me consta, además, que lo que cuentan a los clientes es bien distinto de lo que me transmiten a mí, por ello entiendo que su percepción sobre la misma situación pueda ser tan diferente a la mía.
La prostitución no favorece las relaciones igualitarias, y no se ejerce en condiciones de igualdad. Es el cliente quién elige, de entre la oferta disponible, a la chica con la que quiere “subir” (y no a la inversa), y en ocasiones la chica ni siquiera puede negociar el uso del preservativo (la capacidad de negociación sobre su salud estará limitada en función de sus necesidades económicas), ¿estamos ante una “relación sexual plenamente democrática”? La existencia de la prostitución perjudica a la igualdad, no a una moral particular. Para que no se perjudicara a nadie habría que partir de una situación en la que hombres y mujeres negociasen en condiciones de igualdad, entonces quizás no hubiera perjudicados.
Las mujeres que ejercen la prostitución no son pobrecitas ni desvalidas. Las que yo conozco son fuertes y valientes, son aquéllas que en situaciones de extrema dificultad, luchan por sus sueños “tener una casa en Brasil”, “ganar algo de dinero para mi proyecto, personalizar camisetas y venderlas”, “que mi hija pueda estudiar y tener mejor vida que yo”…
cliente x, ante todo me gustaría llamarte por tu nombre pero bueno no tengo esa posibilidad….pero solo hago esta entrada para comentarte 4 pequeñas cosas;
– no me considero una feminista empedernida, perdón si eso parecí no era mi intención, simplemente soy una mujer, que como tal trato que las relaciones sean igualitarias y con las mismas oportunidades para todos y todas, porque como mujer sé que muchas veces (y en muchos ámbitos de la vida, no solo en este tema puntual) las oportunidades no son verdaderamente reales para todos.
– conocí varias mujeres que se dedicaban a la prostitución, 15 o tal vez si no me falla la memoria en este momento, te cuento que hablaba con ellas en la calle (donde trabajaban, lo cual me hizo testigo de varios hechos no muy gratos), fui a varias de sus casas, tome café, cene, fui al supermercado y camine por la calle con ellas, siendo testigo mudo también de las miradas y comentarios a nuestro paso. Pude por suerte hablar de diferentes temas y durante años ver como trataban de sacar adelante a sus familias (siendo ellas la mayoría de las veces sostén de hogar), labrandoles un futuro mejor con mayores posibilidades de elección que las que habían tenido ellas.
– creo que estamos de acuerdo en que nadie debe mirarlas por encima del hombro, ni que son menos que nadie, pero sigo teniendo mis dudas si la normalización conseguiría eso, ojala así fuera y si lo viera claro (y disculpa tal vez mi miopía al respecto) me convertiría una defensora mas,.
Por último y para terminar, no soy asistente social y si viví estas experiencias fue por trabajar en la calle con menores y como dije antes tuve el placer de compartir muchos momentos y muchas de sus experiencias y vivencias. Claro esta que mi experiencia en la materia es acotada y no puedo hablar por todas las mujeres que se dedican a la prostitución, ..tal vez tu conozcas muchas mas, tengas mas experiencia y por eso puedas afirmar que no le hagamos mas daño a estas personas.., nada está mas lejos de mi realidad……, simplemente plantee preguntas que se me vinieron a la cabeza, respetando el tema y a todos los que dejaron su comentario aquí, si con eso ofendí a alguien que me disculpe, no era mi intención…..
¿Pero cuántas conociste, Belén? ¿Muchas? ¿De todo tipo o sólo las que llegaban a los servicios sociales? ¿Y cómo las conociste? ¿Sólo como trabajadora social o tuviste la oportunidad de conocerlas DE VERDAD? ¿Saliste con ellas? ¿Te invitaron a us casas, a salir de fiesta, fuiste a comer con ellas? ¿Conociste su mundo desde fuera o desde dentro, Bea?
Quizá alguna de las feministas que habla aquí lo haga con buena voluntad, lo dudo pero siempre cabe la posibilidad. Os pido encarecidamente, de todo corazón, que NO HAGÁIS MÁS DAÑO A ESTAS PERSONAS.
Con una situación «normalizada» tanto legal o socialmente somos muchos quienes estamos convencidos de que sus condiciones mejorarían enormemente. Las situaciones de abuso y maltrato que han de soportar (generalmente por parte de la sociedad, incluidas las «feministas», y las autoridades) se verían muy disminuidas. ¿Qué se conseguiría, preguntas? Pues los avances serían muy significativos. Una prostitución «normalizada» permitiría que no se viesen tan indefensas frente a los poderes públicos, que tuviesen derechos y no únicamente obligaciones. Que legalmente estuviesen protegidas y no sometidas a las extorsiones y abusos de funcionarios policiales que, como sabrás si has estado tanto tiempo con ellas, es su principal queja. Yo no quiero una prostitución legal para controlar a las prostitutas, sino para controlar a la administración pública.
Por otra parte una normalización también tiene un componente social y pedagógico muy importante. Se trata de hacernos respetar, de conseguir que nadie mire a las chicas por encima del hombro, que no se vean sometidas a los insultos y desprecio social simplemente por haber optado por una forma de vida (con todos los condicionantes que pongas). Esos sufrimientos psicológicos que relatas se deben no tanto a la prostitución en sí misma, sino a las consecuencias que trae el estigma o rechazo social. Hay que hacer entender a la sociedad que las putas no son menos que nadie.
Además, siempre hay que tener en cuenta las alternativas, Bea. Hay que jugar dentro de lo posible. Y la alternativa a una prostitución «normalizada» es lo que hoy tenemos, una prostitución «marginalizada». Porque desengáñate, va a seguir existiendo y no es una frase hecha sino la constatación de una realidad social. Las abolicionistas parecéis no daros cuenta de que lo que conseguís en realidad, por bondadosas que sean vuestras proclamas, es que las chicas se hallen en una mayor indefensión y sufran todavía mayores abusos. Quizá algunas, las más ingenuas y bienintencionadas, estéis creyendo de corazón que las ayudáis pero desengáñate, el infierno está lleno de buenas intenciones. Lo primero que te pido es que de verdad las conozcas, trates de hacerte amiga de ellas y no ir de salvadora, vivas en su mundo y no en el tuyo de señorita y en vez de irlas imponiendo lo que consideras más conveniente escuches lo que te tienen que decir. Porque es así como se sabe de prostitución, estando con prostitutas y escuchándolas. No vayas con tu prédica feminista, simplemente invítalas a tomar café y que te cuenten su jornada y que te vayan cogiendo confianza. ¿Pero estás dispuesta a mezclarte con putas, Bea? Por cómo hablas me parece que no has debido tener tanto contacto como el que presumes. Ninguna habla como tú lo haces.
Sé sincera, Bea. Y gracias por no censurarme, es todo un detalle.
es difícil en pocas palabras formular una opinión a un tema tan controvertido, con lo cual, lo único que si tengo claro es que a las mujeres que tuve el placer de conocer que se dedican o dedicaron a la prostitución, ni están llenas de dinero, ni les gusta (como muchos creen, tal vez para sentirse menos culpables), sufren muchísimo, son víctimas de abusos y maltratos como todos sabemos y no se lo desean a nadie. Obviamente es un gran «negocio» como muchos otros, con la diferencia y salvedad que lo que esta en juego es la dignidad de las personas, su salud tanto física como mental y con secuelas que deberán arrastrar de por vida…Normalizarla o no, quién ganaría con esa normalización…, se dejaría de explotar a las mujeres? se terminaría con el engaño con las cuales son traídas desde los países mas pobres o menos desarrollados? que estaríamos «normalizando»…. todo el negocio que envuelve la prostitución??? se igualarían las oportunidades para todas? se las protegería realmente? pues tal vez sea mi ignorancia al respecto, pero lo dudo….todo el texto y como mujer lo digo, me parece escrito con la seriedad y respeto que el tema amerita y rescato el relato de Renata…con eso no hay mucho mas que se pueda agregar ni decir, cuenta por si solo…y también como mujer lo digo, me llena de tristeza e impotencia…
No estoy de acuerdo con una posible regulación de la prostitución ni con su «normalización». Digo esto en calidad de ex-cliente de la misma durante más o menos diez u once años de mi vida –desde el año 1998 hasta el 2010.
Siendo consumidor de prostitución pude observar y caer en la cuenta de las desigualdades que están por debajo de esta clase de relaciones entre hombres y mujeres.
Me he sentido como una auténtica mierda todo este tiempo por haberme relacionado de esta manera con las mujeres. Llegué un momento en que me enganché a este tipo de práctica, y he tenido que esforzarme bastante para poder dejarlo. Todavía algunas veces tengo la posibilidad de recaer en este «vicio».
He perdido mi juventud en esta práctica tan esteril y alguna que otra oportunidad de relacionarme con mujeres de una manera normalizada.
Al mismo tiempo que fui cliente, leí y estudié bastante sobre la prostitución, y una de las conclusiones a la que he llegado es que la defensa pro-prostitución de algunos colectivos e investigadoras académicas, está muy cerca de una posición política ‘liberal’. Así, colectivos como Hetaira, o investigadoras como Ruth Mestre i Mestre o Laura Agustín, dejan de lado toda ética verdaderamente igualitaria con el tipo de defensa que hacen de la prostitución como ‘trabajo sexual’. Obvian todo análisis crítico de la demanda masculina, y por este motivo su análisis es muy parcial. En mi opinión, la mayoría de los varones adultos (legalmente considerados) que han consumido alguna vez o reiteradamente dicha clase de relaciones podrían prescindir de ellas perfectamente. Este tipo de consumo es una suerte de «privilegio» androcéntrico y de capricho de algunos hombres.
En mi opinión conceptualización como la que hace Ruth Mestre de la prostitución femenina como ‘trabajo de cuidados’ que se daría en la ‘esfera pública’ a los hombres por parte de algunas mujeres no se sostiene -además de resultarme muy irritante y molesta. No se sostiene dicha conceptualización es totalmente a-crítica con el concepto de ‘placer masculino’; no se cuestiona este de ningún modo -aparte de presuponer que en las relaciones de prostitución los clientes casi siempre obtienen placer, lo cual es dudoso. Esa conceptualización, en mi opinión nos convierte en niños a los hombres adultos, nos infantiliza, o sino asume que nuestra sexualidad es muy primaria y problemática, de un modo muy diferente al de las mujeres; lo cual también es relativamente falso.
Creo que tanto el colectivo Hetaira como la profesora Ruth Mestre o Laura Agustín -y bastantes otras- harían muy bien en leer el reciente trabajo sobre la prostitución de B. Gimeno; probablemente aprenderían algo de él.
También nuestro respeto a las personas que son prostituidas, y sabemos de su sufrimiento, por esto mismo abogamos para que se les ponga a su alcance las posibilidades que le permitan salir de esa situación y vivir de acuerdo a su dignidad. «Normalizar» o «regular» es autorizar públicamente a que continuen en esa situación. Sabemos que la regulación no mejora sino que empeora, sino vean lo que sucede en países en que esta regulada la prostitución.
También es violencia mentir a la sociedad haciendo creer que la prostitución es un «trabajo» más, cuando es la consecuencia del abuso, del acoso, de la marginación y exclusión.
La regulación la quieren los proxenetas y tratantes, y todos los que hacen muy buen negocio con los clubes o mejor dicho, los prostíbulos.
Alberto B Ilieff
Te creo, Bea. Estoy convencido de que nunca has conocido a una prostituta rica. Probablemente incluso que nunca hayas conocido, de verdad, a una prostituta.
Veo que por aquí se pasan integrantes de otras ONJs, no sé si ellas podrían confirmar tu apreciación de que las resulta muy difícil “conseguir la cantidad equivalente al salario mínimo”. Vaya, el mundo de la prostitución es muy diverso, y hay algunas que lo pasan muy mal (las señoras muy mayores, transexuales poco femeninas, etc) pero que precisamente digas eso de uno de los pocos colectivos que pueda ganarse aún un SMI en un día me parece ciertamente preocupante. O desconoces totalmente el mundo de la prostitución, lo cual tras 7 años de trabajar en él me extrañaría, o tratas de desinformar y engañar a posta.
Es cierto que la crisis ha golpeado, y muy duro. Especialmente a las modalidades de prostitución que atendéis las ONJs. Pero aun así su situación, económicamente hablando, dista mucho del dramático panorama que dibujas. En sus buenos tiempos no es que ganasen 4 mil al mes, es que algunas lo podían ganar a la semana. No hablamos del 2005, sino ya bien entrada la crisis en el 2009, y si la chica era nueva y guapa aun el año pasado.
Pero si tanto os preocupan y tanta ayuda necesitan porque no tienen ni para comer… ¿por qué no las prestáis ayuda real, por qué no las lleváis un menú en vez de esos cafés y tes aguados que son imbebibles? ¿Por qué no os gastáis un poco más en ellas en vez de llevaros calentitas las subvenciones? ¿Qué hacéis de verdad por ellas?
Y paso al tema “moral”, que dices que te resulta el más preocupante. Mira, si la sociedad demanda prostitución es porque la sociedad QUIERE prostitución. A los ingenieros y dirigistas sociales no os gusta la libertad, lo siento mucho, pero resulta que las fuerzas del mercado actuando libremente establecen que el intercambio de sexo por dinero es algo BUENO Y DESEABLE. ¿Por qué no va a tener un precio? Claro que en esta sociedad todo tiene un precio, en cuanto se desee comercializar. Si usted no quiere venderme algo no lo haga, pero si alguien sí lo desea, o busca prestarme un servicio… ¿va a privarse de ello porque una rancia moralista la diga que está mal? RESPETE A LOS DEMÁS, SEÑORA.
Dígame ud por qué la prostitución no va a favorecer las relaciones igualitarias. Hay un intercambio completamente voluntario, de hecho la antropóloga Laura Agustín define la prostitución como una relación sexual “plenamente democrática”. ¿Se cree usted que por pagar se las pierde el respeto o se abusa de ellos como dice el MITO abolicionista? Pregúntelas, pregúntelas. Pero en serio, a las prostitutas de verdad. Si es que en la intimidad de la alcoba (o vehículo) se acaba haciendo lo que quiera la chica, si no son pobrecitas desvalidas, oiga la repito… ¿no sabe de lo que habla o nos está tomando el pelo?
Bueno, Bea, ¿no querías pensamiento crítico? Aquí tienes. Espero que no me borres el mensaje, y por supuesto estoy dispuesto a discutir contigo y con quien sea cualquier aspecto relacionado con la prostitución (hablas de muchas otras cosas que por tiempo y espacio me he dejado en el tintero). Aprovecho para invitaros a mi blog, que podéis visitar pinchando en mi nombre.
Un saludo, que paséis buen fin de semana.
Sí, ya leímos tu texto Beatriz.
Es muy importante trabajar cerca, al lado de las prostitutas.
Todo nuestro respeto a quien así lo hace.
Al igual que tú sabemos de las situaciones de desigualdad y de la falta de oportunidades, pensamos que para superarlas es importante precisamente la «normalización» de la prostitución…. y, por supuesto, mejores oportunidades para TODAS las mujeres (no sólo prostitutas) que se encuentran en situaciones difíciles.
Un saludo.
Hetaira
Agradezco tu intervención, que valoro muy positiva para aclarar cuestiones.Se ha hecho referencia al documento «Las trabajadoras del sexo como sujeto de derecho”de Hetaira, con el fin de proporcionar más información a las personas que quieran profundizar sobre el tema, de facilitar distintos puntos de vista sobre la prostitución, y sin la intención de categorizar pensamientos o corrientes ideológicas.
A título personal, decir que estoy en el Centro Vagalume desde hace 7 años, durante los cuales he tenido la oportunidad de conocer a muchas mujeres que ejercen o han ejercido la protitución, y en sus historias de vida, relatan situaciones de desigualdad y de falta de oportunidades, motivo principal por el cual no estoy a favor de la “normalización” de la prostitución.
Beatriz, desde Hetaira exigimos «normalización del trabajo sexual», es decir, derechos laborales para quienes han decidido ejercer (y no la situación de indefensión en la que viven actualmente).
Estamos lejos de la «reglamentación» o «regularización».
Gracias.
Hetaira
Como ser humano, como mujer y como madre, agradezco infinito este artículo, escrito como se lee, desde el trabajo directo pero que busca además transformar lo que somos y lo que está podrido en nuestra sociedad.
Muchas gracias, María. Leyendo el articulo de Beatriz, compruebas como está casi normalizada esta podredumbre de la que hablas, como de forma casi insoportable se muestra en el primer video.