Juro olvidarme de mis principios. Es que hay crisis
Hace un año les contaba que una pregunta parecida se hacían personas del ámbito sanitario en el video de la modélica campaña DERECHO A CURAR que acababa de poner en marcha Médicos del Mundo.
(Por cierto, en aquel momento, el gobierno gallego había anunciado que daría cobertura sanitaria a inmigrantes irregulares, contradiciendo la normativa estatal bajo ciertas condiciones… ¿Debemos felicitar al Sr.Feijoo por haber cumplido su compromiso?)
Un año después, desde Medicos del Mundo nos recuerdan con su campaña #nadiedesechado, que cada vez son más las personas desechadas por el actual sistema sanitario con medidas tramposas, que el artículo 43 de nuestra Constitución (Protección de la salud) es cada día un poco más papel mojado y que el desprecio por las personas que peor lo están pasando empieza a ser costumbre.
Detrás de las buenas campañas, como de las organizaciones respetables, suele haber profesionales comprometidas con su causa. No iba a ser esta una excepción. Hoy les dejo con Celia Zafra Cebrián, la responsable de comunicación de Médicos del Mundo
Gracias, Celia!
NADIE DESECHADO
Vapuleado. Pisoteado. Ignorada. Humillada. Rechazado. Anulado. Despreciado. Así se han sentido alguna vez más de 800.000 personas que viven en nuestro país cuando necesitaron atención sanitaria.
Qué duro sentirte definida por uno de estos adjetivos cuando estás dolorida o mareada o te falta la respiración. Ni te quiero contar si estás embarazada, o si a quien rechazan es a tu hijo o a tu hija, menor de edad, en la puerta de un centro de salud.
Todos esos calificativos juntos generan uno más grande, más difícil de escuchar, más lamentable. Se sienten DESECHADOS y DESECHADAS del sistema. Y no de un sistema de conjuntos, ni del sistema solar. Del Sistema Nacional de Salud. La joya de la corona de este reino ha dejado de ser universal y ahora es un sistema mutilado por el eslabón más débil. Claro, que quienes decidieron por qué eslabón cortar sabían que lo “mejor “era hacerlo por el que menos protestara. Y encontraron un objetivo perfecto: las personas inmigrantes en situación irregular.
Nadie con miedo sale a la calle a defender sus derechos. De eso saben mucho los gobiernos.
Desechada se sintió Silvia. Una década viviendo en Baleares, donde contrajo EPOC, una enfermedad pulmonar grave, cuando dejaron de hacerle revisiones para controlar el avance de su dolencia. Su sentencia la dictó un papel, el Real Decreto Ley 16/2012. Una norma que la culpa de estar enferma, pero no sanciona a quienes nunca le hicieron contratos de trabajo legales, lo que la condenó en su momento a la inseguridad laboral y ahora también a la falta de asistencia sanitaria en el país donde hace años que echó raíces.
Lázaro primero se sintió desconcertado y luego, por fin, desechado también. ¿O no es para sentirse un desecho arrojado al cubo de la basura del sistema conseguir traer a tus padres de Cuba –ahora sí, con todos los papeles en regla por reagrupación familiar- y que España no les ofrezca atención sanitaria? Tienen más de 70 años y la solución que les dan es que se pongan a trabajar.
Llevo poco más de un año trabajando en Médicos del Mundo, y en este tiempo he conocido las historias de Silvia y de Lázaro y de cientos de personas más:
Una mujer con cáncer, a la que por no tener tarjeta sanitaria le negaron las pruebas diagnósticas para conocer el tipo exacto de tumor que padece –y el consiguiente tratamiento-.
La de dos niños a los que no quisieron atender en un centro de salud porque sus padres no tenían los documentos en regla.
La de una embarazada a la que le enviaron una factura de más de 3000 euros por parir en la ciudad en la que vive, aunque naciera lejos (y encima un parto con complicaciones, a quién se le ocurre).
El de otra mujer que no pisó un centro sanitario hasta los 7 meses de embarazo, muerta de miedo por si trataban de cobrarle el dinero que no tenía (normal, si se enteró de la historia anterior).
Hasta he tenido la desgracia de ser testigo de la muerte de una persona, indecentemente joven, por una tuberculosis que la maldita normativa impidió curar.
Y como excluir a inmigrantes no había sacado a la calle a suficientes españoles (aunque el 64% dijeron estar en contra), decidieron recortar la salud del resto, e implantaron el copago farmaceútico, que hace más difícil completar los tratamientos a quienes padecen enfermedades crónicas (suponemos que no por gusto), a familias con bajos recursos, especialmente si tienen hijos o dependientes a su cargo y a pensionistas, habitualmente polimedicados. Y todo con el argumento de un falso ahorro.
Seguro que hay trabajos más glamurosos que el mío. Pero dudo que haya muchos que te mantengan tan en vilo ni tan en contacto con el sufrimiento de la gente. Y no el accidental, sino el que provocan leyes injustas, leyes que desechan personas, #leyesquematan.
Por eso desde Médicos del Mundo decidimos que había que hacer honor a nuestro lema, “combatimos todas las enfermedades, incluida la injusticia”. No solo no podíamos callarnos, sino que teníamos que usar negrita, mayúsculas y altavoces en las plazas. Para recordar que los profesionales de la sanidad española tienen #Derechoacurar (nuestra primera campaña) y, sobre todo, que nos negamos a que haya #Nadiedesechado de nuestro sistema sanitario.
¿Te sumas?
Pues eso. Que no me pidan calma.
@CeliaZafra
Se puede decir con más «calma» pero no más claro. Y en este caso, además, es algo tan fácil de ver y entender que te puede pasar a ti cualquier día, que tú también te puedes quedar fuera, desechado por el sistema de un día para otro y día sin haber hecho nada, sin querer. Estamos viviendo una situación de desprotección que, a la vez que deja a unos fuera del sistema, genera un miedo en el de al lado que creo que nos bloquea y nos hace más egoístas. Y aqui volvería sobre la reflexión final que emerge de este tipo de situaciones, consiguen dividirnos y que cada uno esté preocupado y ocupado por salvaguardar su propio interés ( lógico) y mientras el sistema se desmorona. Cuando la experiencia nos dice y sabemos, que sólo unidos lograríamos provocar cambios y mejoras.
Pues parece que, cada día, hay menos razones para la felicitación. Para empezar, el acceso. Más de un año después del inicio del Programa Galego de Atención Social a la Salud Pública, aparecen nuevas trabas administrativas para las personas inmigrantes en situación administrativa irregular que intentan acceder a él: hay descoordinación entre administraciones que se sacan de encima «el problema» mandándolo a otra ventanilla, no se proporciona información pero, al tiempo, se les marca como avisados con lo que no pueden acceder al trámite simplificado (un mes después de ser informado). Y, por supuesto, el gran disuasor: el compromiso de pago que les hacen firmar para ser atendidos.
Además, los programas del SERGAS no consiguen facilitar el acceso a los servicios de salud de todas las personas que vivimos en Galicia: quedan fuera las que padecen de enfermedades crónicas y de problemas de salud mental y que no pueden acreditar 6 meses de empadronamiento.
Y a esto hay que sumarle todos los «repagos» a los que estamos sometidas todas y todos en una larga lista que cada día va aumentando. Sobre esto no existe, desde el gobierno gallego, ninguna medida amortiguadora de sus efectos.
Pues no, parece que no hay muchos motivos para las felicitaciones.
No debemos ni podemos felicitar al señor Feijoo. Se han ido poniendo parches cada vez más flojos como el diseño de un plan para personas sin recursos, que no es sinónimo de inmigrantes indocumentados, al tiempo que cada vez son más los colectivos excluidos. Todo esto es consecuencia del Real Decreto que supone un retroceso en la universalidad del derecho a la salud, que no olvidemos que es un derecho reconocido también en el artículo 25 de la carta de DDHH.
Gracias, Gema. Es una buena ocasión esta para recordar compromisos incumplidos. Coincide ahora, con la implantación del copago farmacéutico, que varias comunidades (también del PP) están planteando su posible no aplicación (por razones de su escasa eficacia y daño inútil a muchas personas pero también por razones operativas) o al menos su compensación con otras medidas, pero no parece ser esta la intención del gobierno gallego.
De nada, Xose 😀 Un honor que hayas pedido mi colaboración