Terminé ayer de ver “Luis Miguel, la serie”, que me gustó un montón. Desconocía la totalmente la historia del astro latino (¡vaya océano de ignorancia que a veces tenemos los que hablamos de música pop!). Por eso, cosas que son de dominio público como la figura del tirano de su padre, la falsedad de su lugar de nacimiento o el misterio que envuelve a la desaparición de su madre eran inéditos para mí. También los avatares de su estratosférica carrera.
En ese sentido, hay un momento que me gustó especialmente. Ocurrió a principios de los 90 cuando la falta de producción de Juan Carlos Calderón, su compositor, obligó a dar un imprevisto giro en su trayectoria. De pronto, Luis Miguel se vio sin canciones a pocas semanas de verse obligado a entregar el disco que tenía que grabar por contrato. Se barajaron diferentes opciones, hasta que de repente surgió la … Seguir leyendo
Andan algunos roqueros veteranos preocupados desde hace años por el sentimiento con el que se defienden en público las camisetas de los Ramones. Las visten algunos chicos y chicas adolescentes. Dicen que las ponen solo «por moda» sin saber quién es el grupo que llevan estampado en el pecho. O, lo peor, llega un momento en el que cuando suena el grupo lo identifican con el de las camisetas.
Entre la franja de musiqueiros de 40 ese tipo de reproches son habituales. A veces incluso se usa la palabra “cultura” en ellos. En la zona de los 15 o 20 mucho me temo que suenan a diatribas de viejo chocho. Que subrayen tanto lo de la «cultura» amplifica esa sensación. Sí, «Now I want to sniff some glue», 40 y tantos tacos, canas, niños inconscientes, CULTURA. Sí, ¡todo junto!
Puede ser más impactante aún. Ayer estaba con mis … Seguir leyendo
Cuando yo tenía 12 o 13 años había grupos que sonaban continuamente por ahí que detestaba. Uno de ellos era El Último de la Fila. No sabía explicarlo muy bien entonces, pero creo que me reventaba su sonido afilado. También su estética y su actitud de normalidad haciendo playbacks. Todo ello con un éxito desmedido. Además, la gente que supuestamente entendía de música los apreciaba. Nunca los entendí…
«Insurección» sonaba constantemente. Los mayores a mí se estremecían cantándola. Era algo parecido a lo que ocurría con Radio Futura o Golpes Bajos, una especie de rareza para todos los públicos que a mí se me escurría entre los dedos sin posibilidad alguna de atraparla.
Todo hasta que la pasada primavera vino Iván Ferreiro al Playa Club Coruña a dar uno de los concierto de presentación del Atlantic Fest. Interpretó esta canción. Y le gente se fundió con él, cantándola. Yo estaba … Seguir leyendo
Es una sensación muy agradable esa de ir a un concierto con tibias expectativas y terminar totalmente encantado. Ayer me ocurrió eso con Belle & Sebastian en Riazor, dentro de su concierto del Noroeste. Cuando tocaron hace unos cuatro años en Santiago me quedó un regusto agridulce. El mismo que te queda tras reunirse excitado con los viejos amigos de la universidad y comprobar, a los pocos minutos, que toda aquella chispa anhelada se había perdido para siempre.
A Riazor, sin embargo, acudí con la clara consciencia de que aquello ya no es lo que era ni de lejos. Que el grupo era un poco aburrido para un gran festival. Y que, bueno, en esa condición de dinosaurio indie apenas podían agradar apelando a lo viejo desde un espíritu muy diferente. Y, vete tú a saber si precisamente fue por reunirme con viejos amigos (esta vez con la … Seguir leyendo
Se han exagerado tanto tradicionalmente las cifras de asistencia a los eventos musicales que, la verdad, hoy por hoy no significan absolutamente nada. Más allá del «poca gente», «mucha gente pero se estaba bien», el «lleno» o el «petao» el resto poco importa.
Yo he visto trabajando, por ejemplo, como nos dijeron que había 45.000 personas en Santa Cristina con el Africa Express o 50.000 en Riazor con Bisbal. Cuando me tocó cubrir algún evento de esos y me lo decían oficialmente a alguno se le iba la risa.
Ayer estaba en la redacción esperando el texto del concierto de Raphael. El redactor que cubría la noticia me dijo que le habían dicho que había oficialmente 28.000 personas viéndolo en la plaza de María Pita de A Coruña. Luego, a los pocos minutos, el Twitter del Ayuntamiento ponía 29.000, finalmente la cifra oficial. Y me vinieron todos aquellos recuerdos a … Seguir leyendo
Resulta increíble (y adorable) la pasión, el cariño y la sensibilidad con la que Tarci Ávila y Nacho Dafonte tratan su proyecto Presumido. Aunque toquen para 30 o 40 personas como ocurrió ayer (esperábamos mucho más, confieso), ellos sacan pecho y se enfrentan a ello como si estuvieran en un pabellón de deportes. Hay tanto convencimiento en ellos que todo se contagia. Tanto la pasión, como el cariño como la sensibilidad.
El dúo se encargaba de cerrar la sexta temporada de Los conciertos de Retroalimentación. Y se plantó en el BâBâ Bar con toda su parafernalia audiovisual a cuestas. Desgranaron su álbum “Vendetta” y presentaron algunas canciones nuevas. Tocaron la fibra sensible con su exquisitez melodica y aturdieron un poco las mentes con su capacidad de crear atmósferas ensoñadoras. Al final, muy al final, sacaron el puño pirotécnico con “El puño de la girona”.