La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Andan algunos roqueros veteranos preocupados desde hace años por el sentimiento con el que se defienden en público las camisetas de los Ramones. Las visten algunos chicos y chicas adolescentes. Dicen que las ponen solo «por moda» sin saber quién es el grupo que llevan estampado en el pecho. O, lo peor, llega un momento en el que cuando suena el grupo lo identifican con el de las camisetas.

Entre la franja de musiqueiros de 40 ese tipo de reproches son habituales. A veces incluso se usa la palabra “cultura” en ellos. En la zona de los 15 o 20 mucho me temo que suenan a diatribas de viejo chocho. Que subrayen tanto lo de la «cultura» amplifica esa sensación. Sí, «Now I want to sniff some glue», 40 y tantos tacos, canas, niños inconscientes, CULTURA. Sí, ¡todo junto!

Puede ser más impactante aún. Ayer estaba con mis hijos buscando temas para agregar a la lista de Spotity familiar que tenemos para los viajes en coche. Les puse “You Really Got Me” de The Kinks a ver si les gustaba. Intuí que esos riffs tan marcados y esa estructura tan básica que crece y crece, inyectando euforia les podía encantar. ¡Y vaya si les encantó! De hecho, ya la conocían. En cuanto sonó el primer guitarrazo exclamaron. “¡¡¡Sí, esa es la de Alvin y las Ardillas!!!”.

¿¿¿Ein??? ¿Qué es eso de las ardillas y los Kinks? ¡Ah, sí! Es la película aquella de un grupo de ardillas que tienen un grupo. Pues sí, estos niños (y supongo que muchos otros) conocen a los Kinks por esa película. Bueno (atención: aquí llega el drama «cultural»), no conocen a los Kinks, sino a la canción autotuneada a lo bestia por los animalillos animado. Un sacrilegio para muchos de esos que no asumen que el espíritu del rock que ellos vivieron de jóvenes se ha diluido.

¿O no? A lo mejor no viste tanto para fardar en público y se opta por pérdidas de virginidad más cool. Pero si alguno si echa la vista atrás, a lo mejor se encuentra con que sus primeros rocanroles fueron cosas como esta:

Ah no, ¡que aquí la gente escuchaba a Joy Division con tres años!

Y quién sabe si a lo mejor la atracción por grupos como Iron Maiden llegó por su impactante logotipo y el muñeco de Eddie que por la música en sí. Ahí, intentando emular las angulosos letras del grupo y dibujando el esqueleto de “The Trooper” sin conocer ni una sola nota del grupo. En mi caso, al menos, fue así.

¿Qué decimos del acid house? Uno de los movimientos más importante de la música popular de los ochenta y noventa, de esos a los que ls revistas modernas dedicaron concienzudos análisis socio-musicales… y nosotros, aquí con el smiley en el pecho serigrafiado sin tener ni la más remota idea de su significado. ¡Drama cultural! ¡Drama cultural!

(lo de Jive Bunny & The Mastermixers no lo citamos, lo dejamos para otra ocasión)

Méntanle unas multinacionales de por medio, a los que fueron críos en los ochenta trabajando en ellas y la facilidad de acceso al producto de hoy en día. A lo mejor no es que las cosa hayan cambiado tanto. A lo mejor es que han seguido su curso natural. A mí la verdad es que nada de ello me molesta. Básicamente, porque yo me acerqué a la música como pude. Y estos niños y chicos lo hacen igual. Unos de manera circunstancia, otros por moda y otros por un interés más allá. Vamos, como siempre.