La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Hace unos días me desperté con una efeméride: Angus Young el guitarrista de AC/DC cumplía 67 años. Lo decía el locutor de Rock FM. De inmediato, pensé en toda la gente que conozco que ronda esa edad. Me planteé si sería capaz de soportar una cuarta parte de la intensidad que el australiano expone en cada uno de sus conciertos. Bien mirado, no hace falta subir tan alto. A mis 46 me ocurre exactamente lo mismo. Cuando jugueteo con mi hijo a «hacer el Angus» necesito parar a los cinco minutos. El cuerpo no da para más. El mío. El suyo parece que sí.

La pregunta es ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo vamos a tener a AC/DC pululando por ahí? ¿Y los Rolling Stones, que anuncian bolo para este año en Madrid (con precios estratosféricos)? Hace poco tocó hacer esa pregunta en A Coruña, donde actuaba Van Morrison que a sus 76 años se volvía a subir al escenario a revisar su ilustre repertorio (de un modo formidable, por cierto). Son las últimas muestras de la gran era del rock, cuando ese lenguaje primario y salvaje surgido en los 50 -y provocador de las mismas turbulencias que genera hoy géneros como el trap- cambió el mundo.

Parece que siempre van a estar ahí. Igual que Bob Dylan, a quien pudimos ver en 2019 en Santiago y, en el fondo, todo esperamos volver a ver alguna vez más. Pero las últimas bajas en el panteón de los intocables nos recuerda que nada es eterno. No lo fue Bowie, no lo fue Lou Reed. Tampoco Prince, ni Little Richard. Por eso cuando alguno de esos monstruos anuncia gira, sobrevuela en nuestras cabezas la idea de que puede ser la última, de que hay que estar ahí, la de que esa época dorada se acaba.

Y tras escuchar uno que Angus tiene 67 años y ver que la casilla no está tachada, le viene a la mente una promesa: la de ir a verlo en cuanto anuncie un bolo cerca. Puede ser la última, porque si mantener ese nivel en el escenario es ya de por sí milagroso, cada vez que el calendario pasa una página aún lo es más. Y no. No veo yo a Angus Young en modo acústico cantando en una silla sus reflexiones sobre el paso del tiempo.