La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Estos días se cumplían 30 años de la salida de Acthung Baby!, el mítico disco de U2 que para muchos es su cima creativa. Alumbrado en un 1991 mágico, en el que los grandes discos salían semana sí y semana también, supuso la reinvención de los irlandeses atascados en sus influencias americanas y buscando un pulso europeo y contemporáneo.

De los logros de ese disco se ha hablado mucho en estos tiempos de revisión sin fin de un pasado ideal que hace para muchos más llevadero este presente sin bandas de peso en la escena rock. Yo, en ese sentido, poco más tengo que decir que, si lo desean, recuperénlo ya. No ha envejecido absolutamente nada y no contiene ni un solo segundo de desperdicio. Se trata de una obra maestra indiscutible.

Pero este ejercicio de nostalgia va más allá de lo musical. Circula en las redes sociales un video de la venta especial de ese disco en la ya desaparecida tienda Madrid Rock de la Gran Vía de Madrid. A las doce de la noche se abría el establecimiento para que decenas y decenas de fans pudieran adquirir el disco nada más llegar. Las imágenes impactan por lo lejanas que quedan. Chavales con elepés en la mano. Algunos con cedés. Y todos ellos con una cara de entusiasmo total, mientras los altavoces de la tienda escupían aquella música excitante y nueva.

Se trataba de un ritual ya desaparecido. Ese de ir a comprar el disco y sentir que quemaba en las manos mientras ibas a casa. Al llegar, dejabas caer la aguja y empezaba al viaje que se repetía constantemente hasta conectar con el álbum. No había un archivo infinito de Spotify para despistarse y el siguiente álbum no entraría en casa hasta mucho después. Y en aquel año hubo muchos discos apoteósicos. Desde el Nevermind de Nirvana al Loveless de My Bloody Valentine, del Black Album de Metallica al Blue Lines de Massive Attack. Por eso nuestro mucho parece que cumple 30 años. Treinta años de grandes trabajos Y treinta años también de un modo de acercarse a la música que hoy suena a arqueología, pero también a magia