La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Mañana Alejandro Díez dará su último concierto en Galicia como Cooper. Será en A Coruña, en la sala Pantalán, a las 22.00 horas. El leonés, que en los ochenta y noventa lideró Los Flechazos y desde el año 2000 funcionaba con el apellido del mítico Mini, se encuentra en plena gira de despedida. Dice que ya no le quedan canciones por hacer. Que su música carece de sentido en el panorama actual del pop. Y que no encuentra su sitio. Se intuía algo de ello en canciones como Mi universo o Hipsters, donde con solemnidad y humor respectivamente, plasmaba su incómodo lugar en este mundo musical y cómo iba sintiendo el codazo de otros sonidos y otras manera de ver la música.

Sus fans no estamos de acuerdo con ello. Para nada. Especialmente desde que con la edición de Mi universo en el 2013 hablase tanto de la necesidad de un pop que fuera más allá de la urgencia del sábado por la noche y los corazones que se abren, cierran y explotan. No, más allá de los cuarenta, con la vida más estabilizaba, muchos seguimos necesitando canciones que nos la musiquen y la hagan mucho mejor.

Pero la decisión está tomada. E igual que ocurre cuando avisan del cierre ese local que sentías como tuyo o cuando tu compañero de trabajo favorito dice que se va de la empresa, es algo que sabes pero que no terminas de creer del todo. Al verlo ahí, al disfrutarlo o sentirlo parece que lo empujas a la eternidad. Solo cuando se cierre la puerta, se emprenda el viaje o, en el caso de Cooper, se apague el amplificador para siempre, nos daremos cuenta que eso que siempre estuvo ahí ya no está. Y en este caso son periódicas raciones de un pop que capturaba volubles estados de ánimo, de conciertos vibrantes en pequeñas salas en las que casi todos nos conocíamos las caras y de la sensación de que una buena parte de nuestra vida tiene su música de fondo.

Mañana todo eso serán recuerdos. Fotografías a las que miraremos en pasado. Imágenes que cada vez tendrán más sepia y menos color. Pero estaremos ahí para dar el último adiós, emocionados y agradecidos de haber disfrutado de esa música maravillosa que nos hizo sentir tan especiales. El otro día en una entrevista que le hice para La Voz Alex aseguraba que no habrá marcha atrás. Yo le comenté que no se preocupase, que aunque cambiase de opinión nadie de lo iba a reprochar. ¿A qué no?