La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Seguramente el 2013 no pasará a la historia como un año clave para la música. Nada ha tambaleado el mundo del pop y del rock de manera especial. Ningún disco ha roto esquemas, ni formales ni emocionales. No existe ese algo que agote suspiros y signos de admiración. Falta, en definitiva, ese punto de inflexión que en temporadas anteriores marcaron Pj Harvey, Animal Collective, Swans, Kayne West o Beach House. Y si tenemos en cuenta entregas que podían prometer (Primal Scream, Arcade Fire, The Strokes, MGMT,…) pero que finalmente decepcionaron, queda un regusto un tanto agridulce. De todos modos, existen buenos trabajos. He aquí una lista encabezada por unos Vampire Weekend que han firmado su mejor obra, erigiéndose en uno de los faros del pop contemporáneo. También se encuentran retornos históricos y varios debuts esperanzadores. Eso sí, ¿los recordaremos a todos ellos dentro de un par de décadas como hoy hacemos a las obras gloriosas de Public Enemy, Pixies, Portishead, Radiohead o Tortoise que encabezaron sus respectivos años? Ahí queda la pregunta para quien la quiera contestar.

1. VAMPIRE WEEKEND “Modern Vampires of the City” (XL Recordings). Sin el impacto inmediato de sus predecesores, el tercer disco de Vampire Weekend exige una digestión sin prisas. Se trata, precisamente, apreciar precisamente su lentitud. Quien lo haya hecho, encontrará un puñado de canciones que profundizan en su pop barroco y africanizado hasta modelar temas excepcionales. Lo abre, suave y sedoso, Obvious Bycicle y, al poco, rato, surgen los cuatro minutos más inspirados del año con una Step deliciosa que, además, llegó servida con un video-homenaje a Woody Allen precioso. La travesía continua por Don’t Lie, la maravillosa Hannah Hunt y otras tantas muestras de perfección de un sonido que puede permitirse el lujo de obviar las píldoras pop.

2. DAVID BOWIE “The Next Day” (Sony). Fue el (inesperado) regreso del año y todo un golpe de autoridad por parte de uno de los más grandes. Aunque, seguramente, no figure en un hipotético top-10 del artista, este trabajo llegó como un caramelo en el 2013. Totalmente autoreferencial desde la propia portada, en él Bowie viaja a su propio pasado para encontrar diferentes caminos por los que canalizar su figura en 2013. Igual por la vía melancólica del Where Are We Now?, que evoca el Berlín perdido, como con el brío guitarrero de The Stars (Are Out Tonight). Salvando un pequeño bajón en su tramo central, el resultado resulta excelso. Lo cierto es que ya quisiera Arcade Fire poder ofrecer un álbum así este año.

3. SIGUR RÓS “Kveikur” (XL Recordings). Valtari (2012) fue un disco apreciable, pero que había dejado a una buena parte de sus fans desencantados. Echaban en cara un exceso de atmósferas ligado a una falta de concreción. Pues como si tomasen nota los islandeses, reducidos a trío tras la marcha de Kjartan Sveinsson, giraron el timón de la nave y ofrecieron un disco mucho más contundente, infinitamente más crudo y con un impacto que hizo desvanecer aquella decepción. Imprescindibles en el pop actual, en esta ocasión optan por un ligero barniz industrial y plantean un fascinante cuerpo a cuerpo en el que, aún así, brotan las melodías oníricas marca de la casa.

4. LOW “The Invisible Way” (Sub Pop). La alianza con Jeff Tweddy (Wilco), que se encargó de la producción del disco, podría haber hecho pensar en un giro radical en su sonido. De eso hay poco. La primera nota es el carácter marcadamente acústico del álbum. La segunda, el agradecido protagonismo de Mimi a lo largo del cancionero. Más allá, todo planea un reencuentro con el universo habitual de Low: canciones crepusculares, rítmica que alterna la sequedad con las escobillas, líneas melódicas que parecen sacadas de un coro góspel y pequeños estallidos metálicos que obligan a apretar el puño. Puro placer.

5. MY BLOODY VALENTINE “m v b” (Autoedición) Al final llegó. 22 años después de cambiar el mundo del pop con Loveless (1991), My Bloody Valentine entregaron un álbum que perfectamente podría haber salido en 1993. Sí, recogiendo el testigo en donde lo dejaron, Kevin Shields y los suyos menearon el canon shoegazer que ellos mismos crearon en un ramillete de composiciones perezosas (Only Tomorrow, Who Sees You, She Found Now…). También se permitieron algún pequeño avance como Nothing Is o Wonder 2, que apuntan maneras de futuro. Evidente no es su predecesor (¿quién puede igualar algo así?), pero sí un gran trabajo.

6. TOY “Join The Dots” (Heavenly). Todos los que miramos a Toy con desconfianza en su debut, tuvimos que cambiar de opinión cuando la evidencia saltó con uno de los mejores directos que se pueden ver actualmente sobre un escenario. Ello obligó a volver la vista hacia su notable primer paso (la versión suave y empastada de aquello) y allanó al camino para este segundo capítulo fascinante. La receta es ya conocida: kraut-rock diluido en ruido shoegazer y psicodelia sesentera. El modo de llevarla a cabo, no tanto. Pocas bandas que se mueven por territorios similares ofrecen un resultado tan rematadamente bueno. Ojalá vuelvan a tocar en Galicia en el 2014.

7. SAVAGES “Silence Yourself” (Matador). Como si Sleater-Kinney se aproximase al mundo de Joy División, Savages ofrecen en su disco de debut una bola oscura pero a la vez inflamable de fuerza y tensión. Comparadas con Siouxie and The Banshees (y desprestigiadas por algunos por su supuesta falta de originalidad), lo cierto es que este cuarteto londinense han entregado un disco redondo. Con el cuchillo entre los dientes, su vocalista Jenny Beth comanda la nave con autoridad en un constante clímax-anticlímax que aturde. Y, al igual que Toy, con un directo demoledor.

8. BILL CALLAHAN “Dream River” (Drag City). Para algunas listas, como por ejemplo la de la revista Mojo, aquí descansa el disco del año. En él Bill Callahan se muestra tranquilo, enamorado y disfrutando de la vida. El tono continua siendo grave. Su voz, impertérrita en primer plano. Y el fondo musical, discreto. Pero en este aparecen ocasionales flautas de felicidad. De los labios del autor surgen frases tan definitorias como “Todo lo quiero es hacerte el amor / sin ninguna preocupación en mi mente”. Y el conjunto del álbum deja una sensación de bienestar y calma maravillosa.

9. VALERIE JUNE “Pushin’ Against A Stone” (Sunday Best). Una de las grandes sorpresas del año es el disco de debuto de esta superdotada cantante de Tennessee apadrinada por Dan Auerbach (The Black Keys). Totalmente clásica en sus fuentes, propone un viaje multidireccional hacia al góspel, el blues, el jazz y el pop del que saca un híbrido fascinante. Con una voz agudísima a lo Billie Holiday, va caminando por todos esos lenguajes con la autoridad de las grandes dejando un trabajo magnífico que obliga a anotar su nombre para el futuro.¿Alguien dijo no se qué de la Amy Winehouse americana?

10. YOUTH LAGOON “Wondrous Bughouse” (Fat Possum). El segundo trabajo del proyecto de Trevor Powers podría tomarse como el de unos Beach House subidos a un carrousel de psicodelia multicolor. Con los Animal Collective de Merriweather Post Pavilion como la principal influencia, en este caleidoscopio sonoro en el que también se dan cita los Mercury Rev de Boces o MGMT. Todo al servicio de un clima alucinado que se mantiene durante sus diez temas. Sí, la escucha no decae. Todo lo contrario, engulle como si de un agujero se tratase.