La reciente reedición de «Some Girls» cargada de extras y temas inéditos devuelve a la actualidad a uno de los grandes discos de The Rolling Stones
En 1977 dos grandes focos alumbraban el mundo musical. Uno era el punk, que pretendía recuperar la esencia original del rock n’ roll, canalizando a través de ella la rebeldía juvenil del momento. El otro se encontraba en la música disco, un sonido que perseguía la liberación hedonista a través del escapismo del baile. Las dos escenas suponían una reacción ante la sofisticación, la decadencia y el aburrimiento en el que habían caído muchos de los grupos de los años sesenta.
Uno de esos nombres denostados eran los Rolling Stones, cuya producción posterior al Exile On Main Street (1972) había perdido una buena parte del punch del pasado. Los punk-rockers, desde luego, no les tenían el más mínimo respeto. Es más, los consideraban unos dinosaurios tan acabados como los Pink Floyd, The Eagles o Yes contra los que escupían su malestar. Bajo la bola de espejos, el panorama no resultaba más favorable: a nadie le importaban lo más mínimo lo que hicieran los Stones mientras la música disco siguiera sonando. Sin embargo, he ahí la paradoja, ambas corrientes sirvieron de empujón para que la banda de Mick Jagger entregase un año después una de sus obras más inspiradas: Some Girls.
El grupo fotografiado por Helmut Newton en las sesiones de grabación del disco
Considerado por muchos de sus fans como su último gran disco, la reedición que acaba de salir a la venta lo devuelve a la actualidad como el testimonio de un momento mágico. Grabado en París a caballo entre 1977 y 1978, refleja de manera fidedigna las dos direcciones de la banda. Por un lado, un Keith Richards absorto en su nube narcótica, ajeno al mundo e insistiendo en su sonido tradicional. Por otro, Mick Jagger en papel de super-star, dejándose ver por las discotecas, absorbiendo los sonidos que surgían en la pista de baile e imponiendo su dirección artística en esta batalla desigual.
El batería Charlie Watts lo resume perfectamente en unas declaraciones recogidas en el libro According to the Rolling Stones: «Muchas de las canciones del álbum fueron producto de la influencia de las discotecas. Se puede ver en los ritmos four on the floor y en el estilo de tocar la batería de Filadelfia. Recuerdo una ocasión en la que estamos en Múnich y Mick y yo volvíamos de un club cantando una de las canciones de Village People, Y.M.C.A., creo que era. Keith no la soportaba, pero lo cierto es que sonaba genial en la pista de baile».
De ese tira y afloja surgió Miss You la canción más famosa del álbum y, en cierto modo, su avance formal más significativo. Todo sin renunciar a la esencia. Y es que pese a los bajos marcadísimos, las guitarras abiertamente funk, el sinuoso manejo del tempo y el falsete intermitente, se trataba de una pieza 100% stoniana. Mick Jagger se había salido con la suya, logrado que los Stones pudieran sonar en la pista de Studio 54. Y no como unos segundones, sino por la puerta grande, junto a los iconos del sonido disco que estaba reinando en las discotecas de medio mundo.
Respecto al punk, su reflejo se puede apreciar en la interpretación de Lies o Respectable, que devolvía a la banda una energía y un mordiente que parecía perdido para siempre. Junto a ello, Keith Richards continuaba haciendo de las suyas. La sensacional Before They Make Me Run es suya. Se trata otro himno pendenciero a sumar a la celebérrima Happy. Narra las aventuras del guitarrista en los bajos fondos y cómo termina largándose a la carrera antes de que unos camellos den con él.
Novedades con la esencia de siempre
Pese a todas las novedades (la entrada de Ron Wood en la banda, el contagio de las influencias del momento, el trabajo del ingeniero Chris Kimsey en Paris…) lo mejor de Some Girls es que suena a Rolling Stones. Y del mejor nivel. Piezas como When The Whip Comes Down (en clave roquera), Far Away Eyes (con mezcla de blues y country) o Beast Of Burden (en el terreno del medio tiempo) muestran diferentes prismas del sonido que había perfilado la banda entre finales de los sesenta y principios de los setenta. Cambia el barniz y poco más. El resultado es un disco sin tacha surgido en un momento particularmente prolífico que ahora se despliega,
En las sesiones de París se llegaron a grabar hasta 45 temas. Unos se recuperaron en discos posteriores. Otros, eran pasto del pirateo o permanecían inéditos. Los extras de esta reedición permiten acercarse a ese jugoso archivo en el que se encuentran los momentos más enraizados en la tradición. Desde un Keith Richards abonado a la balada en We Had It All a un Jagger pletórico en los meandros del blues de When You’re Gone, se trata de una docena de canciones que, por sí solas, conformarían un álbum excelente.
Videoclip original de «Miss You»
Me encanta Some Girls, desde los contoneos de Miss You al recitado country de Far Away Eyes (qué versión la del documental Shine A Light!). Llegó, en efecto, en el momento justo, porque Black And Blue, con la salvedad de Memory Motel, era un peñazo, y love You Live un directo indigno de los Stones. Y es verdad que de nuevo pincharon en hueso con Undercover, Emotional Rescue e incluso el sobrevalorado Tattoo You (no digamos ya con Dirty Work). Pero discrepo de que sea su ÚLTIMO gran disco. Steel Wheels y, sobre todo, Voodoo Lounge, envejecen de maravilla a mi entender. Y sí, merecen considerarse también grandes discos. Os imaginais un disco de cualquier banda contemporánea con temas como Love is Strong, Sparks will Fly, Out Of Tears, The Worst, Mean Disposition, Brand New Car, You Got Me Rocking, Blinded By Rainbows? Dis-ca-zo!
¿Qué carallo tiene de malo Tattoo You? ¿No es ‘un gran disco’ solo por estar compuesto de retales? Y sí, Voddoo Lounge mola mucho.
A ver. El titular se refiere a una opinión más o menos generalizada y hay que tomar el «gran» dentro de lo que supone eso en la escala de una banda como los Rolling Stones. Ello no quita que “Voodoo Lounge”, “Steel Wheels” o “Tatoo You” sean buenos discos y que haya fans, como vosotros, que los consideren así. Pero difícilmente estarían, a mi modo de ver, en la lista de las obras maestras de los Stones, es decir los trabajos que los han hecho grandes de verdad. Para entendernos: «Voodoo Lounge, «Tatoo You» o «Steel Wheels» no podrían ir en el mismo paquete que «Beggars Banquet», «Aftermath», «Exile On Main Street» o «Let It Bleed». Y «Some Girls» sí que está en ese nivel.
desde la entrada de ronnie wood (que fue en el black and blue, no en éste disco), el fenómeno stone ha variado su aura rocanrrolera. Es un stone como lo entiende la mayoría, un gamberrete roquero. Pero la maestría sobre el mástil de su predecesor, mick taylor, no la tiene. Personalmente, su lado crudo del blues y del RnR es una gran influencia musical, en solitario (aunque tiene alguna q otra horripilancia musical, hablando de álbumes).
no veo q sea un disco como para lanzar cohetes… (en el universo estoniano, en su variedad, es normal que haya diferencias, discrepancias en cuanto a las valoraciones de sus trabajos, ¿no?)
me atrevo a pensar que se reedita debido a que la «empresa» estoniana debe seguir haciendo dinero… bueno, rectifico, está claro q es por eso!
Ya estamos con lo de Ronnie… A ver, seamos serios; Si es mejor la etapa con Mick Taylor que la de Ronnie, es porque en los años de Mick Taylor Mick y Keith estaban más inspitados. Simple y llanamente. Mientras Taylor grababa – y aparte de algún solo y otra cosilla suelta no acreditada – y no componía en Exile, Let It Bleed y Goat Head Soup, Ronnie grababa y componía First Step, Long Player, A Nod Is as Good as a Wink…to a Blind Horse, Oh La La, su primer y fastuoso disco en solitario y el Every Picture, de Rod Stewart. Ronnie es enorme, y si hubiera entrado en los Stones en el 69, su época dorada habría sido tan lustrosa que como la conocemos o más. ¿Y, además, qué ha hecho Taylor desde que dejó el grupo? Pues eso. Ronnie mola, lo que pasa es que, como siempre, la gente confunde seriedad con aburrimiento.
cool story bro