La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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“Después de algún tiempo devorando una y otra vez aquellas maravillosas sesiones de grabación que, afortunadamente por un lado y desafortunadamente por otro, algún personaje robó me encuentro ante un esperadísimo «Achtung Baby!». Analizar un álbum de estas características se presenta algo complicado, pero vamos allá. A la primera escucha me pareció un tanto decepcionante. A medida que lo he ido escuchando poco a poco se ha convertido para mí en un álbum redondo. La nota predominante es la variedad. Es un vinilo inclasificable, con variedad de estilos y formas que van desde baladas tipo soul como “One” a algunos ritmos bailables como «Mysterious Ways». Eso sí, todo con el inconfundible sello U2. Como es habitual también se incluyen temas en la línea U2 de toda la vida como «Ultraviolet» o «Until The End Of The World». A destacar ese temazo, «Who’s Gonna Ride Your Wild Horses», o las inetiquetables «Zoo Station» o «The Fly» (a saber de dónde sacaron la inspiración para componer «Zoo Station», el tema más extraño desde aquel memorable «Exit»). La joya del disco la pone «Acrobat». !Qué maravilla de canción! En ese tema los U2 rayan la perfección y seguramente constituirá un plato fuerte en sus próximos shows en directo. Tristemente, y me pesa decirlo, la nota triste la constituye «So Cruel». No digo que sea una mala canción, pero la considero fuera de sitio e indigna de un grupo como U2.
En resumen, gran disco y tenemos U2 para rato. ¿No os morís por verlos interpretar las nuevas canciones en directo? Una última cosa. Espero con impaciencia a ver qué parrafada suelta Julián Ruiz sobre el disco. ¿A quién plagian ahora?”

Disculpen el autobombo, pero la coincidencia me ha dibujado una sonrisa que quiero compartir. Lo que se puede leer arriba es la crítica del Acthung Baby! de U2 que firmé en el número de invierno de 1991 del fanzine Alternativa, entonces el medio de difusión del club de fans de los irlandeses en España. Tenía 16 años recién estrenados y era la primera vez que publicaba algo en algún medio. Ayer el suplemento Fugas de La Voz incluía un reportaje mío sobre el 20º aniversario del álbum, que se conmemora con la reedición del disco en varias versiones. Mientras escuchaba aquellas canciones para refrescar las ideas, me venían a la mente un sinfín de sensaciones sobre la emoción, el nerviosismo y la excitación que me producía la música cuando era adolescente. Pero también del placer de empezar a jugar a describirla y comentarla, aunque sea del modo tan torpe como el que se recoge arriba, repleto de repeticiones, yoismosy la inevitable puyita fanzinera a los periodistas profesionales.

Si entonces me dijeran que un día yo iba escribir de U2 en la La Voz de Galicia, el periódico que compraba mi padre y el que se leía en casa, no me lo hubiera creído. Mi padre tampoco. Y, la verdad, aún hoy nos cuesta creerlo a los dos. Se podía decir aquello de «un sueño hecho realidad», pero esa posibilidad no entraba ni siquiera dentro del mundo de los sueños.