La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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La semana pasada, con motivo de su actuación en el Noroeste Pop Rock en A Coruña, entrevistamos en La Voz a Charly Domínguez, bajista de Los Suaves. Debido a la restricción del espacio no se pudo publicar más que un par de declaraciones. En un momento le pregunté sobre la decisión del grupo de operar desde Ourense. Esta fue la contestación:

«En el año 93/94, cuando sacamos Malas noticias con Polygram nos plantearon irnos a vivir a Madrid. Nos decían que nos iba a ir mucho mejor, ya que todo el negocio estaba allí. Pero nosotros nos negamos. Dijimos que íbamos a seguir en Ourense. Evidentemente, somos emigrantes de fin de semana pero, en mi caso particular, la verdad es que estoy cansado de que toda Galicia haya sido durante casi todo el siglo pasado un país sin tierra. En todas las familias si no son abuelos, son bisabuelos; y si no, padres o primos, todo el mundo tienen enterrado por ahí fuera, en algún lugar del mundo, a un familiar. Mi abuelo, por ejemplo, está muerto en Estados Unidos. Ando tras sus huellas, pero a día de hoy no sé nada. Otro abuelo lo tuve en Cuba, aunque este sí que volvió.

En el caso de Los Suaves la actitud era la de “Ahora le toca a otros pueblos emigrar, que sepan lo que es eso”. Alguien tiene que empezar a quedarse. Ourense continúa siendo una ciudad de gente que hace oposiciones y se va fuera. Eso se tiene que acabar. Necesitamos descanso. Necesitamos aferrarnos a nuestra tierra. Nuestra opción fue quedarnos, porque también se puede vivir sin estar en Madrid. En alguna entrevista nos preguntan cómo salimos de aquí y te dan ganas de decir “pues perdonad por no haber nacido en Madrid, lo sentimos mucho” [risas]. Estamos aquí, en Ourense, y no pasa nada. Puede que las noticias lleguen con un minuto o treinta segundos de retraso, pero no pasa nada. Nosotros decidimos que iríamos a buscar dinero fuera, que lo traeríamos y que lo gastaríamos aquí, en la cafetería en donde como en mi barrio. Y los demás del grupo en la de los suyos. En definitiva, es eso: que estamos cansados de ser emigrantes como pueblo. Es que, coño, es generación tras generación. Primeros los que fueron a Cuba y Sudamérica, luego los de los años sesenta y setenta, a Alemania, Suiza y Bélgica. Ya está bien. Necesitamos estar aquí. A nosotros nos empezaban en aquel entonces a ir un poco bien las cosas. En esa situación la mayoría de la gente se va. Pasa lo mismo en Inglaterra. Todos se van a Londres, piensan que es la panacea. Pues ¿qué quieres que te diga? Hay gente que ha triunfado desde otro punto de vista. Y si no hay triunfo, no pasa nada. Pero no hay porque siempre estar en el epicentro de algo. También puedes tener una vida holgada desde tu tierra, tus piedras y tus calles».