La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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(El Sonar Galicia tendrá a Underworld y Salem. Más aquí)

Paul Collins
A Coruña, Sala Mardi Gras 15-12-2010

En la historia oficial del rock que estudiarán los alumnos de Secundaria del 2030 seguramente se reserve una pequeña nota a pie de página para Paul Collins. Esta dirá que participó en The Nerves, la banda que compuso el clásico Hanging on the Telephone. Ese tema es un ejemplo canónico de la canción power-pop perfecta: eléctrica, breve y arrebatadora. Pero también simboliza las particulares dobleces de este negocio. Tuvo que venir Blondie y el glamour de Deborah Harry para, con su versión, hacerla universal.

Así son las cosas. Collins lo sabe perfectamente y actúa en consecuencia. A sus 56 años el garito continúa siendo su hábitat natural. Y ahí, en la total intrascendencia más allá del guetto, se muestra encantando. “Por favor, quiten el aire acondicionador ya !Quiero sudor!”, dijo al poco de arrancar su actuación en el escenario. Quería calor, energía y ambiente de club. En pocos minutos lo logró. El Mardi Gras había subido la temperatura y en el paisaje humano ya e dibujaban las guitarras imaginarias, los mentones en alto y los taconeos descontrolados.

Normal. En una hora y media el neoyorkino condensó más de 35 años de carrera, la que muchos de los presentes siguieron paso a paso. De hecho, las celebraciones de cada clásico y las peticiones a gritos desde el público de temas olvidados lo delataban. Y Collins, tan sonriente como complaciente, atendió incluso algunas fuera de guión. Tal fue así que cuando decidió atacar el When You Find Out de The Nerves, el guitarrista y el bajista de su banda no pudieron acompañarlo. Obviamente, no estaba ni ensayada ni preparada.

Sí lo estaban joyas como Rock n´Roll Girl o Look But Don´t Touch, ambas de The Beat, su otra gran banda. Esta última contó con la aportación improvisada de tres chicas que acompañaron a Collins y llevaron a las tablas el buen rollo que se conjuró en la sala sudorosa. Ello fue así no solo por estas apelaciones a la nostalgia y un pasado glorioso, sino que su material fresco estuvo totalmente a la altura.

Tanto piezas del anterior álbum, como Hey Dj o la ma-ra-vi-llo-sa I Still Want You, a pildorazos de su nuevo trabajo como C’mon Let´s Go o Do You Wanna Love Me? certificaron que la propuesta que Collins defiende bajo las Lady Gagas de este mundo sigue funcionando a pleno rendimiento. Y, si tal y como indica el título de su último disco, se quiere autoproclamar el rey del power-pop, lo cierto es que con conciertos como el del pasado miércoles nadie se lo va a poner en duda.