La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Micah P. Hinson
Teatro Colón, A Coruña. 4 diciembre. Lleno

De todas las giras que ha realizado Micah P. Hinson en España, la que hizo escala el pasado viernes en A Coruña seguramente es la más singular. En primer lugar, porque el eje que vertebraba sus actuaciones se encontraba en las canciones incluidas en All Dressed Up And Smelling Of Stranger, un doble álbum compuesto íntegramente por lecturas de otros artistas. Luego, porque se acompañó de una banda muy especial: los zaragozanos Tachencko. El propio artista bromeó sobre su disco, sacándose el sombrero para mostrar al público su rostro juvenil, diciendo que lo del trabajo de versiones era algo para artistas mucho mayores que él. De lo segundo, aseguró que apenas llevaba tres semanas junto a la banda de Sergio Vinadé, pero que estaba encantado.

Poco tardó en encantar a la audiencia. Al tercer tema, una estupenda recreación en solitario del célebre Suzanne de Leonard Cohen, aportando un generoso extra de feeling interpretativo frente a la parsimonia del original, puso al Teatro Colón comiendo de su mano cuando apenas se llevaban diez minutos de concierto. A continuación, se sumaron los miembros de Tachenko y las sorpresas se sucedieron. Nos referimos al instrumental de aroma surf-rock que terminó por ser la banda sonora de Gremilins. También, al agradecido punch ruidista que tomaron las lecturas del Listen to me Baby de Buddy Holly y el You Didn’t To Be So Nice de Looving Spoonful. Y, aunque era inevitable, la recuperación en el tramo final de Patience, uno de los pequeños grandes clásicos del autor que, dentro de un concierto protagonizado por las canciones ajenas, no se sabía si iba a tener cabida o no. Afortunadamente la tuvo. Su soul roto y desesperado cerró el concierto y sonó a verdadera gloria.

Entremedias, el repaso a All Dressed Up And Smelling Of Stranger se produjo a lo ancho y a lo largo. Aunque se dejó en el camerino dos de sus temas más famosos, My Way de Franz Sinatra y When My Guitar Gently Weeps de The Beatles, sí que apeló a piezas como Are You Lonesome Tonight de Elvis o el Running Scared de Roy Orbison. En ellas, el aroma a artista de otro tiempo que merodea siempre por las canciones de Micah lo trasladó a la bisagra entre los cincuenta y los sesenta, esa en la que las canciones de amor parecían llevar un ramo de flores consigo. También encandiló cuando apeló solemne al This Old Guitar de John Denver, festivo al Yard of Blonde de Jeff Buckley e irónicamente realista a ese The Times They Are A Changin´ de Dylan que, según Hinson, no hace si no recordar que no ha cambiado nada.

Al final, casi dos horas de exposición pública y práctica de la mitología rock de un artista que prolonga su idilio permanente con España en una ciudad más. A Coruña, neófita en el bis a bis, quedó encantada. Por ello, sería deseable que en una próxima gira armada con material propio volviera por aquí, para ver sobre las tablas la otra cara de un autor que el viernes, en su versión jukebox, sumó un puñado de fans más a la causa.