(viene de aquí)
Este blog se enmarca dentro de un diario de información general y pretende tratar la música pop desde una perspectiva personal y en un sentido amplio, eso es desde Britney Spears a The Wave Pictures, pasando por Porta, Clem Snide o El Canto del Loco. Retroalimentacion, me consta, lo lee todo tipo de público: entendidos en la materia, curiosos sin más, gente que no le gusta lo que se trata aquí, profesores que me dieron clase en el colegio, rajadores que intervienen con diferentes nicks, gente que pincha enlaces de blogs de amigos que nada tienen que ver con la música, miembros de asociaciones de vecinos que te conocen de las ruedas de prensa, colaboradores de prensa musical especializada, coleguitas del fin de semana, gente que llega por Google buscando información de Beyoncé, etc, etc, etc…. Se aspira a poder llegar a todos, en la medida de lo posible.
Pongamos por caso a esa persona que hojea el Fugas: un hombre de 50 años que conoce a los Beatles, Van Morrison y los Eagles, pero desconoce a Wilco. Pincha en el blog al entrar en la versión digital de La Voz y se encuentra con el post del concierto de Wilco. Puede que se quede atrapado por el primer párrafo y decida leer toda la crónica intentando buscar una respuesta a la pregunta: ¿Pero quiénes son estos Wilco que dicen que son de lo mejor de la década? Para ese tipo de lector, lo que a Incondicional le resulta una «obviedad», puede que incluso le sirva de poco. Es decir, que cuando se señala el que Spiders de Wilco es una canción krautrockiana, a lo mejor no estaría de más hacer una breve referencia a qué es el kraut-rock, es decir el rock experimental que se produjo en Alemania en los años setenta y que practicaron bandas como Can, Neu! o Kraftwerk.
Sin embargo, eso es imposible. Una crónica necesita de cierta agilidad y no puede estar llena de paréntesis interminables y explicaciones de cada término especializado que surge. Así que, subiendo un poco el nivel y buscando el equilibrio, se apela a esa referencia de estilo para que el lector se pueda situar. Se decía, recordemos, que la canción entra dentro de la vertiente rarita de Wilco. Si lo dejamos en rarita sin más, la persona que desconozca la canción solo sabrá que eso, que es rara. Pero, si se indica que son 10 minutos con ritmo kraut-rock y que cuesta creer que guste a los seguidores más tradicionales del grupo, puede que logre ofrecer una serie de claves a ese lector que se acerca al texto sin conocer mucho a Wilco, pero con interés en saber qué pasó allí o qué es lo que se argumenta.
Lo mismo ocurre con la referencia a los últimos Pavement respecto a Heavy Metal Drummer. En Wilco confluyen, como bien dice Incondicional varios caminos, desde los que llegan por Tortoise a los que lo hacen desde Dire Straits. Y, la verdad, no es muy común que los segundos posean la discografía completa de Pavement y, muy especialmente, sus dos últimos y olvidados trabajos. Al menos en los casos que uno conoce, no es así. Y viceversa: muchos de los que fueron fans de Pavement aborrecen a Wilco y tampoco tienen por qué conocer esa conexión.
Entre los dos casos planteados, el del lector al que le faltaba infomación y el de Incondicional al que le sobra, subyace el eterno debate sobre dónde hay que situar el nivel de un texto. Se trata de un tema sobre el que no paran de cortarte las alas cuando empiezas a trabajar en un medio, hasta que lo interiorizas. Resulta imposible fijar una regla maestra, pero sí dejarse llevar por cierto instinto de comunicación. Los periodistas, igual que los profesores, ensayistas o conferenciantes, no deberían tener miedo a ese tipo de apoyos. Su misión es informar y, cuando la cosa se pone demasiado especializada, se ha de divulgar en la medida que se puede tal y como se hace con la medicina, la economía o la arquitectura. Eso resulta una habilidad tan valiosa como tremendamente difícil, si uno se pone a ello con humildad y deja el cinismo en el bolsillo. Fijar el listón, tener los conocimientos necesarios para ello y, luego, mantener ese tratamiento igual para Wilco, Paulina Rubio, Seun Kuti o Luar na Lubre: una ecuación muy, muy complicada.
En fin. ¿Mencionaremos a Beach Boys el día que –ojalá se obre el milagro- Animal Collective vengan a Galicia, tal y como Incondicional pide que no se haga? Pues sí, se hará que no le quepa la menor duda. De hecho así acurrió aquí en su día, cuando salió la crítica de Merriweather Post Pavilion en la versión impresa del suplmento Fugas, de la que tantas veces se trasladan aquí los textos. Obviarlo sería no solo una sobrada, sino prescindir del lector, algo que en este oficio no se puede hacer. Aunque, en fin, suceda tantas veces en el onanismo exhibicionista periodístico: ese que pretende demostrar al lector el altísimo nivel que uno tiene y dejarlo alelado, en vez de, ejem, informarlo.
De este modo, al referirse a Animal Collective, a la gente se le habla de Beach Boys pasados de vueltas y de calidoscopios sonoros, de Os Mutantes y de espirales obsesivas, de psicodelia y Disco Inferno sepa mejor de qué estamos hablando que si damos todo ello por sabido (algo que un periodista que no viva en una burbuja tiene que presuponer que no puede ser así). Todo ello del mismo modo que las referencias al realismo mágico son inevitables en un texto sobre Gabriel García Márquez o no mencionar el cubismo es imposible en Picasso. Y no digamos ya si nos referimos a literatos o artistas tan conocidos en lo suyo como Wilco o Animal Collective en el ámbito musical. Porque aunque en el mundo de Rockdelux son grupos de portada, en el otro, en el de U2, Rolling Stones y Alejandro Sanz (vamos en el de los medios de comunicación generalistas) no dejan de ser pequeños islotes desconocidos para la mayoría.
Como empecemos a pensar que los lectores leen tres revistas de música al mes y que su nivel de conocimientos es el de un redactor medio de Ruta 66, va a resultar que nadie ajeno al rollo se va a enterar de nada de nada. Y, bueno, como que el fin es otro.
Pero es que el objetivo de todo esta historia de la música alternativa va de eso, de poder tener algo que me permita sentirme superior, un club privado con derecho de acceso en la puerta. No quiero que mis grupos favoritos los conozca cualquiera, que no tenga el nivel que yo exijo, hombre. A donde va Ud. a parar….
Porque entonces, ¿esto iba de música? ¿de intentar ofrecer la mejor música pop a todo el mundo? ¿No va de crear un personaje dentro de un estereotipo predeterminado? No me fastidie. Yo tengo mis problemas de autoestima, y no quiero que nadie me quite mi estupefaciente sustitutivo favorito.
Sr. Becerra, es Ud. un traidor. Probablemente un farsante. No me creo que nadie sea tan sincero escribiendo de música. Todos estamos de pose. Ese era el trato. Y como me entere de que todavía paga por sus discos, entonces lo confirmo.
Don Javier…. no creo q tenga que darle explicaciones a nadie!! NI a uno ni a otro.
El que no lo guste la información que das ni la manera en que lo haces
ya sabe lo que tiene que hacer, no leer este Blog…
Completamente de acuerdo en que un periodista, bloguero o picateclas debe encontrar el equilibrio entre escribir para eruditos y profanos en el tema x.
Ahora bien, resulta que el cacharro este del intenné se ha construido a base de unos ladrillos llamados hipervínculos que te permíten enriquecer tus contenidos sin necesidad de convertirlos en ‘tochos’ infumables.
Pero ya sabemos que pedirle a la versión digital de un periódico tradicional que use los links es pedir un imposible.
Yo desde luego creo que SÍ hay que escribir para iniciados. O, mejor aún, sin cuestionarse si quien está al otro lado es o no un iniciado. El que desconozca algo (un grupo, un género), que lo consulte! Nadie pide que, en un periódico, se explique lo que es un holding o el «íbex 35» en la sección de Economía o lo que es la pesca de arrastre en la sección de Marítima, no?. Como bien dices, no se puede plagar el texto de paréntesis y llamadas cada dos por tres.
chapó, javier.
resulta frustrante ver cómo hay gente que no admite un «no me gusta» hacia sus ídolos.
No puedo aportar gran cosa al debate. Quizás simplemente recordar que, para Ortega y Gasset, la claridad es la cortesía de los filósofos. Lo mismo puede decirse de periodistas, críticos, bloggers, etc. Y en este sentido, J.Becerra es extraordinario.
Y digo yo…
No será demasiado que los últimos 3 post hayan sido justificaciones entrecomilladas acerca de la crítica (a mi modo de ver poco acertada) del concierto de Wilco en Santiago?
No será que en cierto modo te arrepientes un poco? Que piensas, mmm, quizá mi crítica no se haya ajustado demasiado a la realidad, quizá nunca me ha convencido Wilco y fui al concierto lo que comunmente se conocé «de NO»? Quizá la crítica estuviera escrita un poco de antemano, y se le introdujeron los detalles más concretos del lunes, quiza…
A todo esto… Britney Spears, El canto del Loco y Paulina Rubio..? Sobran medios que hablan de toda esta calaña, como para que lo tengas que hacer tu en este blog, y creo que hasta tu, pese a lo que acabas de escribir estarás de acuerdo conmigo.
En fin, que sepas que te leo asiduamente, lo que quiere decir que no me disgusta tu blog, aunque, lógicamente, no siempre estoy de acuerdo contigo…
Saludos.
Y por cierto, me gustó el comentario del tal Enrique. Muy acido…
No, Melómano, la verdad es que no pretendí justificarme de nada en las últimas tres entradas. Mi crónica del concierto ha sido totalmente verídica, sincera y transparente. Tanto que incluso la he tenido que hacer en primera persona, he apuntado el punto de partida con el que me presenté en Santiago y he admitido que, pese a que mi alrededor era todo una auténtica fiesta, yo no logré emocionarme de ese modo, es decir que mis impresiones fueron la excepción a lo que mayoritariamente se podía percibir.
Los temas de las entradas posteriores no son sobre Wilco, sino que a raíz de las reacciones generadas por ese post del concierto de Wilco (la conversación con un compañero de curro o un detalle del comentario de un anónimo en este foro) salen otras cosas interesante, como si fueran ramas de un árbol. En este caso concreto son la situación del rock actual y el nivel de erudición que tiene que tener un texto que trate sobre música. Por un lado, me resulta extraño que alguien piense que Wilco son una banda equiparable a REM, Sonic Youth o The Cure. Por otro, pienso que los lectores de prensa que no se dedican profesionalmente a esto pocas veces se han planteado cosas como las que se exponen en los dos últimos post. A mí como lector me gustaría leer sobre cómo son las cosas al otro lado.
Creo que son temas interesantes, solo eso. No hay que darle más vueltas. O sí, vaya, que para eso están los comentarios y vuestra retroalimentación, que le da sentido a esto.
Respecto a la supuesta calaña, es cierto que ese tipo de artistas salen en muchas partes, pero ¿de qué modo? ¿No resulta raro que Bisbal, Marta Sánchez o Pussycat Dolls sean súper ventas y que no te encuentres ni una crítica medianamente seria sobre sus discos? Eso ocurre solo en España. En Inglaterra un periodista musical habla con el mismo rigor de Sonic Youth que de Susan Boyle o el disco en solitario de una ex Spice Girl. A mí me gusta eso.
Por cierto, el «tal Enrique» tiene más razón que un santo. Es un wilconinano de pro que está afilando los cuchillos para un careo conmigo este fin de semana tipo 59 segundos. Desea vengar el honor herido de su grupo del alma. Para amortiguar su mosqueo, le cederé un púlpito ideal: protagonizara, en parte, el post de mañana.
Venga, un saludo a todos los que dejáis comentarios por aquí, a los que lo leeis y a los que los seguís fielmente.
me parece super chido que hayas abierto este debate, por que la verdad tienen razon! no tienes por que dar explicaciones, pero si es un tema muy interesante haha. y pues si, yo pienso que todo esto es por gente que no aguantan que les bajen del altar a sus idolos… a lo mejor yo me pongo igual el dia que hables mal de morrissey 🙂 pero pues ni modo, hay que aguiantarse
Ola a todos.
Só coñezo, no ámbito peninsular, un crítico que sexa quen de escribir con idéntico rigor de Alejandro Sanz e do funk de Miami na década dos 70, pero vai vello e ás veces xa non apunta igual que antes: Diego Manrique.
Saúde.
No deja de ser un punto de vista.
No habrá tal careo Javier, y no sólo por cuestiones de agenda…
Hace tiempo que he decidido que la subjetividad del gusto es él último reducto de libertad que nos queda en este mundo, y que debe ser respetado….
Hola Javier. Yo no estoy de acuerdo con muchas de tus críticas (cuestión de gustos, y para gustos pintan colores), pero en este caso no puedo estar más de acuerdo contigo. Tú tienes una profesión que ejercer y por lo tanto me parece correcto direccionar el texto hacia un tipo de lector, pero sin dejar de lado al que no sea un experto.
Porque este mundillo del «indie», si es que se puede llamar así, está lleno de gente que necesita contínuamente demostrar que sabe más que los demás, que conoció a tal grupo antes que nadie, etc. Agggh! Cómo odio eso!
Yo prefiero respetar todos los gustos. Incluso El Canto del Loco algo harán bien para tener tantos seguidores, ¿no? No creo que nadie esté en una posición desde la que pueda llamar descerebrados a varios millones de personas. Y ahora viene cuando yo debería de decir… » pero para mi son basura, eh!», pero entonces cometería el típico pecado de los «indies», que parece que escuchamos esta música sólo por ser distintos a los demás, y no porque nos guste.