Grabar en analógico, usar instrumentos de época, editar en vinilo… La liturgia rock está llena de lugares comunes en los que se acude en la búsqueda de la pureza y la autenticidad. Todo para alejarse de ese devenir de los tiempos que, en ocasiones, desvirtúa la esencia y el sentido de todo ello. Si se fijan, hasta los grupos más modernos, en cuanto tienen algo de dinero y medios, se refugian en lo supuestamente «verdadero».
No ocurre así, sin embargo, con las salas de conciertos, el lugar natural del rock, donde muchos aprendimos a disfrutar de la música en vivo golpeándote en la cara, como debe ser. Estas cada vez están más devaluadas en favor del formato “rock en el teatro” o el inevitable festival, creando algo inaudito: una generación de aficionados a la música que, pese a contar con varios fibes y summercases en la mochila, apenas pisan las salas de su ciudad.
Al modelo teatro/auditorio se le otorga el plus de la calidad sonora y la comodidad. Al de festival el factor pack, es decir poder ver 20 grupos por el precio de uno (aunque… al final termines viendo 15 minutos de 5 grupos) y, como no, el buen rollito de pasar un fin de semana fuera de casa. Entre ambas modalidades, que hace un década eran la excepción y ahora empiezan a ser la norma, se está arrinconando a las salas a ser meros receptores de bandas pequeñas o medianas, en el caso de ser nacionales. Ello es debido a que el formato teatrero y festivalero cuenta, por lo general, con dinero público y/o de fundaciones, y con su proliferación se ha generado una guerra de promotores para lograr artistas, que no ha hecho sino disparar cachés de bandas a un precio que ninguna sala, que no cuente con una subvención pública (es decir, ninguna), puede pagar.
Una vez consumado el fenómeno, cada vez en mayor aumento, se puede encontrar con casos que hablan por sí solos. Pongamos un ejemplo. En el verano de 2003, Pj Harvey ofreció un único concierto en España. El lugar elegido fue el auditorio de Salamanca, con asientos numerados, azafatas y pulcritud máxima. Llegada la hora salió la artista y arrancó con los acordes arrastrados de To Bring You My Love. El orden, el silencio y la numeración duraron exactamente un minuto.Todo el mundo se levantó y el concierto termino siendo “de pie”, con gritos, sudor y ardor. Y es que, afortunadamente, el rock punzante y carnal, no se puede domesticar en un teatro.
El club, la sala, la oscuridad… una guitarra eléctrica nunca va a respirar mejor que ahí.
En españa somos y seremos mas papistas que el papa. Lo que se lleva es quejarse de que nunca hay nada, que lo del vecino siempre es mejor o que el pasado fue mejor o que si…. Despues vienen los Young Marble Giants y estamos 40 (muy optimista) y vienen los Dirty Projectos y no llegamos a tres decenas.
Bien podia repartir algo de la pasta que se gastaran en el 2010 con el xacobeo, para que se fueran haciendo algunas cosas con algo de xeito. Pero quizas para ello habris que encontrar algun buen filantropo que lo hiciese por amor al arte y no por llenarse los bolsillos. Aunque eso ya es otro tema.
Me temo que esto es un poco lo de siempre. La gente ya no va a conciertos, lo mismo que ha dejado de ir al cine o de comprarse discos. Una pena, sí; pero es una tendencia al alza.
En cuanto a los festivales… son como los paquetes básicos de la televisión por cable o las ofertas de ocio de los grandes almacenes. Te lo dan todo junto y te acomodan a un ritmo frenético. Lo único positivo es que, en ocasiones, suponen la única oportunidad de poder ver en directo a determinados artistas; sobre todo ahora que se estila tanto eso de firmar golosas cláusulas de exclusividad y rechazar las giras. Y es que, al menos para un servidor, la actual proliferación de festivales en nuestro país es un poco «pan para hoy y hambre para mañana».
En cuanto a las salas, no es un problema exclusivo de Galicia. En Madrid apenas contamos con locales mínimamente acondicionados para conciertos de aforo medio. ¡Y eso que estamos hablando de una ciudad con más de tres millones de habitantes!
eso mismo pasó con pj harvey en dublin, al empezar con «to bring you my love» nadie paraba quieto. Pero he de decir que las canciones del ultimo disco al piano se disfrutan más en teatro. La parte rock evidentemente no..
A mí el formato festival es el que menos me convence a nivel personal. Somos unos cuantos a los que las multitudes no nos gustan, y menos para escuchar a tus grupos favoritos. Los festivales, como apuntáis, hoy en día son como las viejas romerías, sustituyendo los oficios religiosos por los musicales, y las rosquillas por los bocatas insanos (esto es lo peor).
Teatros/Auditorios vs. Salas me da un poco igual con tal de que se mantenga una buena oferta porque, como ya dices, al final el teatro deja de serlo para convertirse en una particular sala de conciertos con asientos.
¿Más gente en los conciertos? Si es para bien, guay, si es para molestar, pues casi mejor que se queden en su casa. Otro tema controvertido «yo pago por entrar a un concierto y hago lo que me sale de los ovarios/cojones versus yo pago pero tengo respeto por los demás».
«Yo pago por entrar a un concierto y hago lo que me sale de los ovarios/cojones versus yo pago pero tengo respeto por los demás»
Buff, ese es otro tema para la discusión especialmente sangrante en A Coruña. Lo dejamos para otro día
Creo que hemos pasado por alto a las promotoras de conciertos, que son las principales responsables de la actual vigencia del modelo festivalero. Por una parte, porque son las principales beneficiarias de los eventos; por otra, porque así les resulta mucho más fácil rentabilizar su agenda de grupos. No es de extrañar pues que la fiebre se haya extendido a lo largo y ancho del país, surgiendo festivales hasta de debajo de las piedras.
En caso de que esta estrategia se perpetúe, muy pronto el globo que ellos mismos han contribuído a hinchar nos estallará a los demás en la cara. Para empezar, ¿os habéis fijado la cantidad de nombres de grupos que se repiten de un festival a otro? ¿Pensáis que existe una verdadera variedad en sus ofertas? ¿O es que acaso no existe tanta demanda? Lo del blanqueo de dinero y la especulación de los ayuntamientos mejor lo obvio, porque me parece que todos sabéis perfectamente de lo que estamos hablando…
“Yo pago por entrar a un concierto y hago lo que me sale de los ovarios/cojones versus yo pago pero tengo respeto por los demás”
De esto por desgracia se bastante…
Decirle a Moises q gente como nosotros q está en esto por amor a la música hay muy muy muy muy poca
En el fondo los festivles es lo q está salvando un poco a los grupos q cobrá, caches «impagables» por gente como nosotros q de 20 bolos q organizamos al año amortizamos 0. y ellos se llevan lo q nosotros podemos ofrecer.
Los festivales están muy bien para pasar un fin de semana entre amigos y descubrir grupos nuevos. Los grupos que realmente te gustan has de verlos en sus giras. Lo que pasa es que se lleva mucho lo de los festivales, dónde muchos van sin conocer un sólo grupo siquiera y no los verían gratis si tocaran al lado de su casa. Es un problema parecido a cuando el CineEuropa se llenaba todos los días para ver películas que tiempo antes habían pasado completamente desapercibidas en la misma ciudad. Cuestión de irse de culto que a muchos les encanta , aunque luego en casa se traguen OT y los Serrano.
Y no todos los grupos son mejores en sala. He visto 4 veces a Sigur Rós y puedo asegurar a que son mucho mejores en teatro. Quizás sea un extremo esta comparación pero la acústica de la sala es muy inferior a la de un teatro. Y aún recuerdo tremendo concierto asistí de Björk con orquesta en Liceu de BCN, qué sonido!. Si el grupo es para moverse desde luego en sala (con mejor sonido que el playaclub por favor) y de pie y muy cerquita. Es una gozada un concierto de 200 personas todas cerca de los artistas y viviendo la música más que escuchándola.
Lo primero de todo, estoy de acuerdo con Lau en casi todo; de hecho, creo que ha argumentado más que razonablente lo que yo apuntaba sobre el peligro de la desaparición del concepto de «gira» y «sala» en beneficio del de «festival», «exclusividad» y «ganancia».
Pero es que además, en los últimos «comments» se han tocado un par de puntos clave que nos remiten un poco al «post» sobre el pop y la «alta cultura». Espero que nadie malinterprete mi discurso… se que los que me conocéis lo entenderéis e incluso lo compartiréis.
En fin, al turrón: la escena musical «indie» tiende al gregarismo endogámico de la gafapasta y el talibanismo cultureta. Digámoslo así, a viva voz; desde la tolerancia, el estado de derecho y tal. No es por faltar a nadie, que conste, que muchos sabéis bien que soy el primero en tirar la piedra y levantar la mano.
Está claro que ver a Rufus Wainwrigth en un teatro puede ser una experiencia orgásmica; lo mismo que disfrutar de un sudoroso concierto de los Dirtbombs en el Azkena o alardear de haber sido una de los quince «visionarios» que asistieron al primer concierto de El Guincho en el Nasti junto a cuatro colegas. Pero no nos engañemos, porque esto tiene bien poco que ver con lo estrictamente musical (que también. A todo el mundo lo que le gusta es sentirse especial y formar parte de la «intelligentsia» postmoderna. Apostar por el «underground» para luego defenestrarlo una vez que se ha consolidado en un circuito más amplio.
La cultura es lo que tiene; ese regusto elitista e inconsciente que nos impulsa a adoptar poses mezquinas y prejuiciosas. Eso se llama soberbia, amigos. Egolatría y mitomanía. Y es divertido (y hasta justificable) alardear de ella cuando eres un niñato y pretendes ser más punk y «cool» que nadie… pero corres peligro de convertirte en un rancio si lo prolongas más allá de la pubertad.
Por ejemplo: se supone que Björk apesta por «moderna», pero Joanna Newsonn es lo más… Mismas pulgas, diferente collar. Lo de la segunda tiene todavía más delito: toca el arpa y aúlla como un pitufo en pleno éxtasis a lo Sante Teresa. Pero, oye…. es pareja de Bill Callahan, graba con Steve Albini y sus discos salen en Touch & Go. Como ahora el «weird folk» acapara las portadas de la prensa especializada (y ya nadie se acuerda de las petardas de Cocoroise), resulta que mola y es especial, así que pagas 30 palos como un cretino y las vas a ver a la Joy Eslava para no ser menos. Cuando llegas al concierto te descubres a ti mismo más pendiente de una chavala con camiseta de Suicidal Tendencies y que se aburre tanto como tú, que de los cantos de sirena de la niña mimada de los medios de tendencias. Y empiezas a preguntarte porque no has pillado un litro de cerveza gratis con tu abono para ver a la Mala Rodríguez en un festival de Fuenlabrada…
Por cierto: ver a Red Kross en un teatro, clama al cielo; pero presenciar un directo de Akron Family en una discoteca petarda no tiene precio.
Seguro que sabéis a lo que me refiero.
P.D.: Si os preguntáis como fue lo de la chica de S.T., estupendo, gracias; unos meses después volvimos a coincidir en el concierto de Gallon Drunk (sala de medio aforo, sudor, cerveza… rock’n’roll), pero dejó de hacerme tilín cuando me propuso ir a ver la última de Coixet. Para colmo de males, alguien me dijo que la vio en MGMT y la magia se esfumó. Mientras tanto, yo llevo más de un mes tratando de hacerme con una entrada para ver a Tom Waits en Barcelona por algo más de cien leuros…
(«Ironic» Mode On)
A Bonnie «Prince» Billie un servidor lo va a ir a ver en teatro, sala, festival o verbena. Que quede claro.
David (bizarro), está ben que recoñezas o de tirar a pedra e enseñar a man, porque meterte en disertacións sonbre a altura intelectual, a pretenciosidade ou (por repetirme máis) o esnobismo do asunto dos teatros nun blog de pop!… en fin, incluso en calquera blog… xa me entendes: é coma os bloggers chineses protestando contra non sei que… se eso xa non é esnob -e todo o demáis- por si só…
Entón, admitindo que estamos aquí precisamente por eso, por elitistas (ollo, logo cada cal que entenda «elite» á súa maneira) (ou, do contrario, que todo sexa marabilloso y flores aquí, flores allá, yupi yupi guay everywhere, non?), eu non vexo tanto problema no contexto como (qué coñazo) no texto: de feito, opino coma Debussy que onde mellor se disfruta a música é ao aire libre -e si, colegas, Debussy era punk-… se ben, no fondo, dáme igual se o concerto é no salón de Amancio Ortega ou en Fabric ou no Rock in Rio. Ao final, podemos subir o nivel ata onde queiramos, e dicir que os concertos de…psst, Rufus, xa que o mencionas, son horribles polo seu pésimo gusto no vestiario…
-¿Foi un bo concerto?
– Si, pero non se oía ben o baixo.
– Pero, ¿a ti gustouche?
– Si, pero non se oía ben o baixo.
(on repeat, on repeat…)
– Tienes una novia bellísima…
– Sí, pero no lee a x.
– Mi favorito de x es es tercero.
– Sí, pero ¡qué portada…!
Entón; ¿gustouche o concerto? Pois xa está ¿Foron 20, 40 personas? ¿E que? ¿Que pasa, que un concerto tén que ter tanto público coma un partido da Eurocopa? Se a Javier lle gustan máis as salas, a súa experiencia personal así llo dirá, nada que obxectar. Quen prefira teatros, pois ben tamén. A min, sinceramente, dame igual o sonido. ¿Sona coma o cu? Bueno, ¿e que? Agora ben: todo esto non é máis que un cruce de opinións personais que non teñen máis importancia (e non digo que sexa pouca). En calquera lugar no que esteas, facendo o que queira que sexa, sempre haberá, cando menos, dúas opinións distintas… e seguramente excluíntes (incluso nun mitin do PP)… pero, por favor, David, estou seguro de que sabes moi ben que falar do que é cool ou non é algo cool de por si: certamente, se coñeces a Joanna Newsom, a El Guincho e a Akron/Family e falas deles, dá igual o que digas, eres cool, elitista e todo o demáis. Logo ponte ti a distinguir: nun sitio din que é cool o bigote, no outro as pegatinas de son goku… pero esas si son as mesmas pulgas: estás no xogo. (Vamos, coma min e, falando de pop, diría que hoxe en día a cuarta parte do planeta é cool).
E por certo, a percepción de que Björk apesta dependerá dos medios que frecuentes, porque, de feito (aínda que a min non me gusta nada) o que creo eu e que sigue tirando moitísimo… ¿falamos de Pitchfork? Obviamente, o (creo que 5 e pico) que lle puxeran inflúe, e moito (¿que serían Arcade Fire sen Pitchfork?). Pitchfork, santo dios. Ao igual que o 8 e pico de El Guincho: ¿é que son o único que pensa que non é máis que un plaxio –a saco– de Panda Bear orientado ao reggaeton –as datas coinciden: PB primavera, EG outono… e os concertos… pero si clama ao ceo!!–, o que lle da o factor «cool», máis a suma do TERCEIRO POSTO na rockdelux, que lle da o factor «popularidade»?
Se xa o dicían no anuncio do fertimón: cool thing + media = fanfarria triunfal.
🙂
A mi los conciertos en teatros me parecen el invento del siglo. Ahora mismo me cuesta aguantar hora y media de pie quieto mirando para un escenario, por no hablar del infame sonido del 95% de las salas de por aquí. Que si, que mola ver un concierto en la Iguana y tal, pero cuando te toca el más alto delante y empieza a doler la espalda y las piernas por la postura, empiezo a echar de menos un sillón blandito.
Amigo Emilio, te insto a que repases mi «comment» antes de sacar conclusiones precipitadas, hombre. Si al final venimos a decir lo mismo, sólo que en otros términos.
En lo que sí que no coincidimos es en lo de El Guincho. Desde luego que suena a Panda Bear (algo que, por otra parte, no tiene nada de malo; simplemente demuestra ser hijo de su tiempo), pero más que a «reggaetón» a mi me huele a tropicalismo. Si nos ponemos así, podría acusársele de algo parecida a M.I.A., digo yo. Y te recomiendo que le des una oportunidad a su directo, que es de traca. En serio, en sirio: en saurio.
Además, Pablo (que así se llama el muy tucán) es un chaval muy majete, con un gusto musical muy amplio y con el que seguramente harías muy buenas migas…
En fin; en otro órden de cosas, deciros que ayer por la noche, acabé viendo a Enon dando un conciertazo en un garito pequeño, con acústica dudosa y desborde de aforo. Aún así, la cosa estuvo muy bien; de hecho, acabé berreando en primera fila y con las gafas por los suelos.
¿Y sabéis quién estaba ahí? Sí, sí… la chica de Suicidal Tendencies.
Que si, David, que aínda que hai tempo que non falamos sobra dicir que leo con extremo interés as túas opinións porque sei que sabes ben do que falas, pero sigo sen entender toda esa mención ao elitismo, a mitomanía… porque me parece algo obvio: non soporto falar desto, pero como queira que esto non é… Ruanda, e máis ou menos todo o mundo aquí tén algo que levarse á boca e uns chavos para facer certa vida social, non sei quen pode pensar que o pop, ou calquera outra distracción, non é algo elitista e todo o demáis… e claro, si, elitista, en xeral, leva implícitas a exclusión, o talibanismo… e sobre todo tendo en conta de que hoxe en día dubido que alguén me poida ofrecer música nova, esto trátase de marketing: asociar cancións vellas á vida de hoxe, para darlle uha saída tanxible á frustración, á felicidade ou simplemente ao goce do momento, nada máis (e nada menos), pero a do pop, hoxe, non me parece a min que sexa unha discusión de tonalidades maiores ou menores, contrapunto e color, tanto coma de moda, revistas, mercado.
Polo tanto, eu (e supoño que todos) xa sei que esto é elitista, ti sábelo tamén, e eu xa sei que ti o sabes, entón ¿por que insistir?
Co de M.I.A. dás no clavo: «reggaeton» foi o que se me veu á mente ao escoitar «pull up de people» (é que…), pero xa antes escoitara “Bucky Done Gun”… recordo que me fixera gracia porque eso foi en «Siglo 21», o de radio3: xusto encendo a radio e está sonando (non sei, sobre abril, maio de 2005…) e digo (nunca fun oínte habitual, só de vez en cando): ok, ahora a estos les da por el funk brasileño. Ningún problema, se non fose porque logo o tipo dixo que era «o avance dunha nova cantante que blabla..» cando eu pensaba que era un hit oculto do 97 (Seguramente ti xa o coñeceras tamén, pero é que a min traíanme cds de funk brasileño a mediados dos 90 con exactamente ese sonido… só que mellor, porque era o de verdade!). Logo ao do funk sumeille o reggaeton ao escoitar o disco, e xa está.
Refírome a que eu non vexo ningún problema en que a xente faga a música que queira (faltaba máis! e, por certo, a min non me disgusta M.I.A.; paréceme un timo, mais non me disgusta), pero, ao ir tendo unha idade, deberíase ser algo honestos para non vender coma novo algo que é certamente anterior. ¿Que aquí non se coñecía o funk brasileiro? Perfecto: entendo que un oínte de a pé diga eso, pero non que periodistas e oíntes avezados o fagan: estou seguro de que por exemplo ti, que tés unha cultura musical sen dúbida moito máis ampla ca de Pablo Díaz-Reixa (e ca miña dende logo), enseguida asocias sonidos de discos novos a outros que xa existen, e vas creando unha rede de conexións… pero ¿por qué cada vez que irrumpe un sonido algo distante do rock-pop-indie parece que nadie se dá conta de que non só occidente fai música? Vale que che dea igual que sea novedoso ou non, pero non o vendas coma novedoso cando non o é. (En fin, non é cuestión de que encha aquí liñas e liñas sobre o asunto. Javier, please, un post sobre «pop y plagio» 🙂
(Sobre o directo de El Guincho, vin videos: non sei se foches aos ensaios de algunha escola de samba carioca… pero supoño que non, porque entón non me pedirías que lle dera una chance a ese directo) (a non ser que dentro do tambor leve droga e a reparta gratis; entón si que o entendo) (e que conste que o tipo non me cae mal, nin nada, só non podo soportar ese tufo a invento publicitario coyuntural… y si no al tiempo -ves, neso si que coincidimos, no de «pan para hoy, hambre para mañana»…)
Tropicalismo: a min sempre me asustou esa palabra, tanto ou máis que a de «galeguismo». En serio, David: marketing puro e duro. Tropicalismo… ¿inventado por quen? ¿e para quen? ¿Ti cres en Caetano Veloso? Por favor, si Caetano Veloso é coma Los del Río en España…
Agora ben, o que estaremos xuntos 100% é en que o tipo de Smog é o modelo a imitar… sexualmente.
🙂
primero pedir perdón a emilio por saltarme sus comentarios, pero aunque con un poco de esfuerzo incluso los podría entender, son demasiado largos para andar traduciendo a suerte.
y después, decir que mi opinión está más cerca de algo que solo se ha citado de forma tangencial, que es el aumento de cachés de los artistas «festivaleros», que está consiguiendo que sea cada vez más difícil programarlos en salas, y la multiplicación de la oferta con tanto festival. porque si has visto a tal o cual supergrupo en tal festival, como que se te quitan las ganas de acercarte la semana siguiente a una sala con sonido deficiente a descubrir a una banda que está empezando. yo, por alergia a las aglomeraciones, asisto solo a los conciertos de los grupos que, en sala o lo que sea, vienen a mi ciudad, pero entiendo a los que prefieren moverse.
y bueno, lo que no llego a alcanzar es que tiene que ver el elistismo intelectualoide gafapastil con los conciertos en salas o festivales.
pd: a mí me gusta mucho más björk que la newson, pero llevo gafas. no sé donde me coloca esto.
Hola, Manolo: créeme que no lo hago por fastidiar, soy consciente de que el gallego, por muy parecido al español que sea, se puede atragantar si no lo conoces (vamos, como todo), y también estoy seguro de que un blog de Javier Becerra ha de tener, por fuerza, muchos lectores de fuera de Galicia… pero es que, además de que también tiene lectores gallegos, este blog está en La Voz de Galicia, así que eso simplifica mucho mi elección. Si fuese para un medio exclusivamente español, no dudes que escribiría en español, pero así me niego. De todas formas, no te preocupes que tampoco te pierdes nada… y, por cierto, estoy de acuerdo en lo de «qué tiene que ver el elitismo… con los conciertos en salas o festivales»; sin embargo, si que no comparto lo de Bjkörk: Joanna Newsom está mucho más buena! (musicalmente, me son algo indiferentes…).
David, da la cara!, que no sé yo si estarás demasiado absorbido por esas tendencias suicidas…
🙂
no, no. si no lo decía con ironía. sé que el blog pertenece a la voz de galicia y veo lógico (iba a escribir apruebo, pero quién soy yo para aprobar o desaprobar el idioma con el que prefieras expresarte) que escribas en gallego. y sé que si le dedicase un poco más de tiempo a tu texto lo entendería al completo, pero ya se sabe con las prisas con las que se visitan estos sitios. y por eso me daba un poco de cosa opinar sobre los demás comentarios y no sobre el tuyo.
y bueno, sí, la newsom está más buena, pero homogenic o debut son dos discazos.
bueno, esto de las salas/teatros… lo veo de la siguiente manera…
yo cuando iba a los conciertos (en salas) y tenia menos de 25 años, 26.. pues me ponía por delante fuese mi grupo favorito o no, y baliaba, coreaba y silbaba, que la vida me iba en ello. Si me hubieran planteado la opción de ver un concierto en un auditorio, como mínimo hubiera puesto cara rara…
Ahora unos cuantos años después, solo me pongo en las primeras filas si el grupo es de mis favoritos, y sino atrás ni tan mal, y ya no bailo, coreo y silbo como antaño… y si me plantean un concierto en un auditorio, pues dependiendo quien sea el artista lo veo con muy buenos ojos…
Ya sea por que ya no soy un adolescente saltarín, o porque después de tantos conciertos vistos ya no me flipo tanto. Ya sea por que mi pasión por la música ha buscado una nueva manera de entenderla o por que a estas alturas me siento como un pulpo en un garaje entre una manada de adolescentes modernos apasionados que prejuzgados desde la mayor altivez por tu yo más esnobista dices: estos niñatos que están aquí jodiendo y no tienen ni puta idea de nada… (cuando uno de esos niñatos podrías ser tú a su edad…)
por otra parte, yo prefiero, en contra de la tendencia actual y que parece no tener freno en estos momentos, las giras de salas que los festivales, para bien y para mal. Ahora bien, esa tendencia que hablamos, cada vez menor presencia de publico en salas y mayor en festivales, dice bien poco a favor del público, y en parte toda esa nueva moda de tener lo último al instante por medio de descargas gratuitas, devalúa el producto y te desvincula totalmente, primero porque la tendencia se renueva por horas, y por otra parte, que fue de ese refrán que decía: el que algo quiere, algo le cuesta.
pues que lo que no te cuesta, no lo querrás tanto.
viva la música en vinilo y las salas de conciertos oscuras y sudorosas, aunque yo elija quedarme atrás.
Muy bien explicado, Roger. Al margen de las salidas de tono de Emilio José y el que suscribe, el discurso -por lo menos el mío- iba por el mismo camino…
En cuanto a ti, Emilio, no me seas epatante; que comparar a Veloso con los del Río es un órdago a la chica de los de libro. Si aún mencionases a Serrat, lo mismo colaba… Pero es que este señor, te guste o no (y ojo, yo también le cuestiono en alguna de sus facetas artísticas y personales) ha parido maravillas como su obra con «Os mutantes», «Irene» y «Araça Azul».
Si es que no se te puede dejar suelto…
Por cierto, el bueno de Saavedra echa un poco de picante al tema de la especulación festivalera…
http://perdiendomiejem.blogspot.com/2008/06/puja-contrata-anuncia-cobra-cancela.html
David, máis alá de que os seus estilos sexan levemente diferentes, non vexo cal é a diferencia entre Serrat e os da Macarena. Se podes ilustrarme ao respecto…
E, bueno, está claro que todo o mundo, dende Manowar ata os Feelies, pare marabillas. Pero eso consiste só en dicir: «esto é unha marabilla», e blabla. Fálame da música, das datas… Creo que xa dixen por aquí que todo esto do pop (a cultura… e sobre todo a «cultura libre») é puro márketing… se ti pensas o contrario, adiante, todo ben.
🙂
Hay que ver cómo te gusta marear la perdiz, Emilio.
😉
Mira, una maravilla:
http://kingoftheapes.wordpress.com/2008/05/05/
Por cierto, articulazo del sr. Lenore en «Público»; para quien no lo hayáis leído: http://www.publico.es/128151/muera/cd/viva
Bueno, David, aceptaría o de «marear a perdiz» se esto fose unha discusión sobre Vinicius, Raul Seixas… incluso sobre o favela-funk (?¿), pero con Caetano, en fin, esto non é máis ca un mísero colibrí.
(E xa lera ese estallido tropicalista do teu blog! Que te cres, que porqeu che guste o sr. Veloso non me dou conta de que ese é un minúsculo erro dentro do teu amplo bo gusto?
ejeje
🙂