por César Casal | Feb 7, 2012 | General
Y él pensó que, al cambiar de ciudad, su vida iba a comenzar de nuevo. Pero las vidas no comienzan nunca de nuevo. Las vidas se repiten. Los días se repiten unos sobre la huella de los otros. Como los pasos de un baile. Él pensó en el aeropuerto en el piano en el que practicaba de niño. Su abuela le decía:
-Concéntrate más. Tocas como si tuvieses un gato dentro del piano.
Y él no quería concentrarse. Él solo quería que su madre volviese a casa del viaje. Cogió sus maletas y la nevada no permitía saber si afuera había o no ciudad.
-Eres un niño sin calor. Llevas el frío de tu madre.… Seguir leyendo
por César Casal | Ene 26, 2012 | General
Inocentes son los ciudadanos que aún tienen trabajo y se levantan todos los días para cumplir con sus obligaciones. Que trabajan sin rechistar, aunque conozcan los sueldos que hay en algunos bancos y lean informaciones sobre las comisiones que se han circulado (¿en pasado?) por este país. Inocentes son los que trabajan mañana y tarde sin pestañear para pagar la hipoteca y a los que jamás nadie, ni por su cumpleaños, les regalan trajes ni bolsos. Inocentes son los que están a pie de oficina, empleados públicos y privados, durante las cuatro estaciones del año, luzca el sol o truene. No hay otros. Solo reconozco inocencia en aquellos que dan para recibir, que se esfuerzan para lograr una recompensa. Lo demás es ruido partidista. Lo demás es la política convertida en un feo guiñol que no nos lleva a ningún sitio. Políticos de todos los colores se cruzan justo las … Seguir leyendo
por César Casal | Ene 23, 2012 | General
Necesitamos un espejo que destrozar. Un lado oscuro. El ser humano precisa ver deformidades para combatirlas. No sabe estarse quieto. Busca el dolor. Occidente necesita a Irán. Como necesitó a Irak y a Afganistán. Irán provoca a Occidente en Ormuz. Un estrecho muy estrecho. Lo dijo el jefe de la Armada iraní: cerrarlo es tan fácil como beber un vaso de agua. Llega con una línea de minas o con hundir unos buques en esa cintura de Ormuz que apenas alcanza los tres kilómetros de ancho. Así de sencillo sería cerrar el paso por el cruza el veinte por ciento del tráfico mundial de petróleo. Irán, de momento, provoca. No va más lejos, porque su debilitada economía también bebe crudo. Pero ¿qué hará Estados Unidos? Se retira de Irak y Afganistán, porque la recesión obliga. Aunque ya hay expertos que dicen que Obama puede necesitar una guerra para ganar la … Seguir leyendo
por César Casal | Ene 9, 2012 | General
Renzo y Di Marco dejaron atrás la cena de empresa, o la cena de empresa les dejó atrás a ellos. Caminan desparejos por la ribera del río.
Di Marco se para a ratos para tratar de liar un pitillo.
-Fumo así. Está rico.
-¿Dónde quedó el lujo de los cigarros holandeses?
-La crisis. La maldita crisis que decide todo por ti.
-Hasta lo que fumas.
-Hasta lo que fumas -dice irónico Di Marco-. Pero está rico. Lo único que se apagan mucho. Son un poco como los sueños que o tiras de ellos o se apagan.
Los dos están mirando el espejo negro del río en la noche. Y Renzo, ese pedazo de periodista enorme de cuando las máquinas de escribir atronaban en las redacciones, le dice a Di Marco:
-Los sueños son como arrojar papeles al río. Se mojan y se hunden.
-Déjate de mirar al río, y mira … Seguir leyendo
por César Casal | Jul 27, 2011 | General
Defiende Di Marco:
-Cualquier pronóstico es un deseo.
Pero Renzo está a otra cosa. Habla de hijos y de la culpa, de la culpa que se cree superada y que crece.
-Mis hijos, Di Marco, si me ven, cambian de acera.
Di Marco sigue a lo suyo. Mira al río sucio:
-Queremos que edifiquen imperios que nunca veremos. Los mismos o parecidos imperios en los que nosotros fracasamos.
Renzo ahora sí le escucha y le dice:
-Uy, fracasar no es una palabra. Es un cubo. Tiene demasiadas caras.
Y los dos se marchan a ese boliche que tiene el fulgor espasmódico que le da un neón casi cascado.… Seguir leyendo
por César Casal | Jul 23, 2011 | General
Renzo se encuentra a desgana con Di Marco. Di Marco está fumando uno de sus cigarrillos holandeses a la puerta del periódico. Siente a Renzo a su lado.
Renzo habla como al aire. Sin mirar a Di Marco. Enciende su cigarrillo de tabaco negro. Solo lo fumara hasta la mitad, como siempre.
-Desde que las redacciones parecen bancos, sin tabaco, sin alcohol, sin el sonido metalúrgico de las máquinas de escribir ya no se puede hacer una buena crónica.
Contesta o no contesta, solo habla Di Marco.
-Me esperan los niños y el jefe de prensa del alcalde no me pilla el móvil y no me puedo ir sin cerrar la información.
Sigue Renzo:
-Antes las redacciones eran lugares excitantes en los que no se repetía ningún día. A veces había tiroteos y la noche era para el póquer. Todo eso ya no existe, son fantasmas, como yo. Otro fantasma … Seguir leyendo