Memoria de Pollack
Hay directores que mean con gasolina su territorio y hacen películas tan personales que es imposible imitarlos. Orson Welles, Woody Allen o Pedro Almodóvar. Los adoras o los odias. Tiene lo que se llama un sello personal. Hay otros directores que, sin ser menos artistas, manejan un lenguaje más universal, más sencillo. Directo a los corazones. Son hombres a los que se les llama maestros del oficio, carpinteros del séptimo arte. Sydney Pollack pertenecía a este grupo capaz de facturar historias hermosas con una única lectura: la emoción. Pollack firmó Memorias de África, Tal como éramos, Tootsie, filmes capaces de contagiar unas lágrimas del rostro de una peluquera al de un albañil, sin hacer distinciones de ninguna clase. Narraciones para todos los públicos. Ahora el cangrejo maldito se lo lleva, con solo 73 años. Siempre es antes de tiempo. Si Sidney Lumet ha sido capaz de hacer gran cine con … Seguir leyendo