La Voz de Galicia
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Hace unos meses tuve el placer de ser entrevistado por el Servicio de Planificación, Desarrollo Territorial y UE de la Diputación de A Coruña para el número Final del boletín oficial del Proyecto PARNET-TIC financiado por la Unión Europea.

A continuación, reproduzco el texto completo de la entrevista donde abordamos algunas cuestiones relativas al comercio electrónico, los medios de pago online, el copyright y otros aspectos del Derecho TIC. Espero que os resulte de interés!

El boletín completo podéis descargarlo o verlo online, tanto en inglés como en castellano, en los siguientes enlaces:

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«La crisis no sólo no frena el desarrollo de lo Sociedad de la Información sino que lo acelera»

Víctor Salgado, abogado especializado en Derecho Informático

Víctor Salgado publica con asiduidad artículos en boletines y revistas especializadas, tanto o nivel nacional como internacional, en materias tales como los aspectos jurídicos del comercio electrónico, la legislación en materia de protección de datos, los derechos de autor en Internet, la criminalidad informática o la regulación de los nombres de dominio, entre otras.

 

– ¿Cómo cree que influyen en el comercio electrónico iniciativas como PayPal? ¿Considera que las entidades bancarias deben incentivar el comercio electrónico de alguna manera?

Realmente los medios de pago son la gran asignatura pendiente del Comercio Electrónico. Parece mentira, pero todavía no se ha implantado un sistema de pago generalizado en la Red que no implique la necesidad de dar nuestros datos de carácter personal. Eso hace que las compras se retraigan por miedo a los fraudes y a qué se hace con nuestros datos. Iniciativas como PayPal simplifican el proceso de pago y limitan los datos que damos a la tienda final pero a cambio de dejar nuestros datos de pago en una empresa americana que no tiene una obligación legal de proteger nuestra privacidad, como en Europa, con el consiguiente riesgo. En mi opinión, las entidades bancarias (y las tecnológicas) deberían fomentar más iniciativas como las de tarjetas monedero y las de dinero electrónico que ya son posibles legalmente en España y que permitirían realizar transacciones seguras y micropagos anónimos en la Red. Otra cosa es que les interese hacerlo: nuestros datos valen demasiado dinero.

 

– La protección excesiva sobre los derechos de autor, ¿puede perjudicar la Sociedad de la Información?

En el momento actual asistimos a una verdadera revolución cultural. En contra de lo que muchos afirman, la cultura no está en crisis: ¡Todo lo contrario! Nunca se ha escuchado más música, visto más cine o leído más que con el surgimiento de las tecnologías digitales que han permitido facilitar la reproducción y acceso remoto a todas estas obras de creación intelectual. Del mismo modo, el número de obras se ha multiplicado: cualquiera puede escribir, componer o grabar un vídeo y publicarlo en la Red con acceso a millones de personas. Esto no debemos censurarlo sino fomentarlo. Imaginemos que se intentara limitar el número de copias que hacía Gutemberg con su imprenta: no tiene sentido luchar contra la tecnología.

Lo que sí está en crisis, sin duda alguna, son los antiguos modelos de negocio de la Industria Cultural: comprar un CD o un DVD cada vez tiene menos sentido en el actual escenario digital y más con los precios a los que se han distribuido durante años. En vez de modificar dichos modelos y adaptarse a los tiempos dando opciones sencillas y económicas de acceder a sus obras, dicha Industria ha presionado para endurecer la legislación e ilegalizar prácticas, como la copia privada, que siempre fueron legales en nuestro país: para eso estaba el canon y no para compensar la piratería.

La generalización de estas iniciativas como la Ley HADOPI en Francia, la Ley Sinde en España o la nueva Stop Online Piracy Act (SOPA) en Estado Unidos, puede perjudicar mucho en correcto desarrollo de la Sociedad de la Información puesto que se basan en limitar derechos fundamentales como la libertad de expresión o la privacidad en aras de proteger derechos mercantiles privados y no fundamentales.

 

– ¿Qué papel desempeña la Unión Europea en el fomento de la Sociedad de la Información y de las nuevas tecnologías? ¿Hace especial hincapié en las zonas rurales y la brecha digital?

La Unión Europea ha contribuido a fomentar de manera esencial el uso de Internet y el acceso universal a la Red, tanto desde un punto de vista normativo como de ejecución y financiación de programas. La prueba la tenemos en la política de Sociedad de la Información cuyo origen se remonta ya al Informe Bangemann de 1991. Sin embargo, aún le queda mucho que hacer para superar precisamente la importante brecha digital que aún existe en Europa así como el hecho de lograr y mejorar el acceso de zonas rurales: ambos problemas están muy presentes aún en nuestro país y en Galicia en particular.

 

– ¿Qué opciones tiene la ciudadanía para mantener controlada su “reputación online”?

La decisión de estar o no estar en Internet ya no es algo que dependa de nosotros. Aunque no tengamos correo electrónico ni cuenta en Facebook o cualquier otro servicio o perfil social, nuestros datos ya se encuentran en la Red. Sólo tenemos que hacer una mera búsqueda en Google con nuestro nombre completo para comprobarlo (y más si lo entrecomillamos): ahí veremos que distintas publicaciones e Instituciones ya han volcado nuestros datos en la Red: nuestra participación en unas oposiciones, una multa de tráfico o una foto que nos sacó un amigo y que etiquetó en Facebook están ya ahí y, en ocasiones, pueden afectar nuestra dignidad e imagen pública. Es aquí donde, muchas veces, debemos de actuar para proteger nuestra privacidad y nuestro derechos al honor. No siempre es fácil por lo que, en ocasiones, debemos actuar legalmente.

 

– ¿Qué pasos deberían darse o ya están dándose para avanzar hacia la plena implementación de la sociedad de la información y las TICs?

Esto ya está en marcha y es imparable: afecta ya a todos los ámbitos de nuestra vida y continuará haciéndolo con mayor intensidad y profundidad. Sin embargo, se echa en falta una mayor coordinación y apoyo estructurado en el proceso por parte de nuestra legislación e instituciones: a menudo las leyes llegan tarde y más que una ayuda suponen un obstáculo para el correcto desarrollo de la Red.

Desde mi punto de vista, quedan tres ámbitos esenciales sobre los que se debería avanzar en los próximos años: uno es el voto electrónico (que debería facilitar una verdadera Democracia 2.0 continua y no solo cada 4 años), otro es el fomento real de la generalización del uso de la firma electrónica e identidad online en todas nuestras transacciones (y no sólo en las públicas) y finalmente la consecución de una verdadera interoperabilidad  y neutralidad tecnológica que permita a cualquier persona acceder a los mismos servicios con independencia del sistema informático que use y de dónde se ubique.

 

– Además de la necesaria alfabetización digital, ¿que fórmulas podrían aplicarse para conectar con la población y fomentar la participación ciudadana en este ámbito?

Además de medidas educativas y de formación continua, creo que la implicación de los padres es esencial: mal vamos a poder enseñar a nuestros menores a cruzar la calle si nosotros no andamos por ella: dejemos de tener y sembrar miedo a la Red y empecemos a usarla nosotros también. Sólo hay una manera de aprender a nadar y lo mismo se aplica a la Red.

Dejemos de advertir tanto de los peligros de la red y comencemos a difundir sus beneficios. Y ello no sólo con palabras: ofrezcamos beneficios fiscales, laborales o sociales tangibles y directos a las personas que usen Internet en sus transacciones. Ello fomentará rápidamente el uso y aprovechamiento de la Red en beneficio de todos: ahorro de tiempo, menos consumo energético, mayo productividad, mejora del medio ambiente y de nuestra calidad de vida, etc.

 

– ¿Considera que la actual crisis ralentizará el avance de la Sociedad de la Información? ¿Cómo considera su estado actual en España a día de hoy?

Creo firmemente que la crisis no sólo no frena el desarrollo de la Sociedad de la Información sino que la acelera: por los motivos expuestos, no hay mejor medio de ahorrar costes e incrementar nuestra productividad que el uso de las nuevas tecnologías. Sólo hay que ver los datos reiterados de incremento sustancial del comercio electrónico en los últimos años para darse cuenta de ello. España, por supuesto, no es una excepción y tiene un desafío mayor que otros países al haber basado su modelo productivo en bienes reales más que en bienes intelectuales o en la innovación. Tengo el placer de comprobar cada día en mi trabajo que esto está empezando a cambiar y a un ritmo muy alto. Lo apreciaremos plenamente en los próximos años.

 

Muchas gracias a la Diputación de A Coruña por la entrevista y la cesión de este texto para su publicación íntegra en este blog.