La portada de Nevermind muestra a un inocente bebé a punto de ser pescado el el anzuelo del dinero. La situación de Nirvana en 1991/1992 era exactamente esa. Nadie lo esperaba, pero la alfombra roja de la realeza pop se había extendido a sus pies. Todos los que otrora se derretían ante Phil Collins, New Kids On The Block, Milli Vanilli o Eurythmics querían al grupo. De la noche a la mañana, pasaron de tocar en pequeños garitos a ser llamados desde los lugares más insospechados del mainstream. Ellos atendieron esas llamadas, sí, pero lo hicieron a su manera. Se dedicaron a comportarse como niños trastes, desentonando con actitud aparentemente despreocupada, lo justo para demostrar que el éxito no iba a engullir su autenticidad. Sus gamberradas fueron amplificadas por la exposición mediática, generando en sus jóvenes fans una contagiosa sensación de transgresión y la sensación de que se abría una nueva era. Sin embargo, para los críticos con la banda, aquello no era más que una milimetrada campaña de marketing con ínfulas de falsa rebeldía.
Uno de los momentos que mejor ejemplifican esa actitud se pudo contemplar en los MTV Awards de 1992. Con el éxito fresco de Smells Like Teen Spirit, la cadena quería que la banda tocase el susodicho tema en directo. Pero ellos se negaron. Es más, pretendían salir en plena gala e interpretar la, entonces aún inédita, Rape Me (Viólame). Al final, tras un tira y afloja, cedieron y aceptaron una solución intermedia: tocar Lithium, otro de los cortes de Nevermind. Sin embargo, algo le quedó a Kurt dentro. Cuando subieron atacó los acortes de Rape Me, e incluso llegó a cantar unos segundos. Mientras los jefes de la cadena empezaban a tener sudores fríos, el grupo rectificó. Tras hacer Krist Novoselic un gesto que se puede interpretar como un «a sus órdenes mi teniente», arrancó con espléndida lectura de Lithium no exenta de incidentes.
Tras un arranque algo frío, la rabia se apoderó de la canción en la segunda estrofa. Y Krist entró en éxtasis. Impulsado por los fans que se estaban subiendo a las tablas para hacer stage diving (tirarse desde el escenario al público), lanzó su bajo al aire con tal mala suerte que se llevó un golpe en la cabeza. Cayó redondo al suelo. Kurt no se dio cuenta, siguió con la actuación y, al final, él y Dave Grohl terminaron destrozando violentamente los instrumentos contra los amplificadores dejando al público boquiabierto. Una vez terminada la desfeita, Dave se acercó al micro y empezó a vociferar “!Hi Axl, hi Axl, hi Axl!”. Era su modo de meterse con Axl Rose, líder de los Guns n´Roses, que también actuaba en la gala y con quien mantuvieron una encendida polémica. Esta es toda la secuencia:
http://www.youtube.com/watch?v=z8y5ibUBw1kNo fue Axl la única víctima de la noche. El premio al mejor video de música alternativo recayó en Nirvana con Smells Like Teen Spirit. Y, en vez de recogerlo la banda, lo hizo un actor caracterizado como Michael Jackson. Custodiado por dos policías, dijo que abdicaba como el rey del pop para ocupar un nuevo trono. “!Soy el rey del grunge!”, proclamó. Al terminar su discurso, el público no sabía muy bien cómo reaccionar ante esa burla. Incluso se pudieron escuchar algunos silbidos de desaprobación. Cabe recordar que Nirvana habían usurpado el numero uno a Michael Jackson ese mismo año.
http://www.youtube.com/watch?v=pdg5be5Cc_cEn otro contexto diferente, no se queda atrás su intervención en el popular programa de la BBC Top Of The Pops. Las condiciones de su actuación pasaban por hacer un playback de Smells Like Teen Spirit en el que lo único «de verdad» sería la voz de Kurt. El grupo aceptó, pero en cuando empezó su simulación, los responsables del espacio comprobaron como algo fallaba. Kurt, con gafas de sol y delatadora una sonrisa pícara, tocaba la guitarra de modo automático, como un muñeco semiarticulado. Luego, ya ni eso. Se desentendió de la guitarra y cantó el tema con voz grave y adormilada. En un momento se metió el micro en la boca y, bueno, casualidad o no, la banda jamás volvió a actuar el mítico espacio musical. El documento, que se puede ver pinchando abajo, es impagable.
http://www.youtube.com/watch?v=Wt9u0k44-OA
En origen, ganas de pasarlo bien.Cualquier joven con veintitantos donde es por definición pequeño-grande volcán de rebeldía: Esto es fisiológico a esa edad, como tener acné y polucciones nocturnas, a no ser que la persona esté algo borderline a nivel de sentimientos y neuronas.
Luego viene el marketing. Caraio! lo pasamos bien y encima ganamos y hacemos ganar dinero.
Es fácil la respuesta.
La historia que envuelve a este grupo es digna de un guión de Hollywood, de principio a fin. Algo parecido logró Gus Van Sant con Last Days y los últimos días de su líder en la ficción. Provocación calculada que acabó minando a su propio personaje. Un auténtico guión de cine con himnos y actitud memorables.
Nunca he sentido la menor simpatía por un tipo que, presuntamente, quería ser músico y, una vez lo consiguió (algo por lo que miles con tanto talento como él han luchado sin conseguirlo) fue y se quitó de enmedio. Tampoco creo que Nirvana inventasen nada, la verdad. No hay un sonido Nirvana (sí hay un sonido REM, un sonido Pink Floyd o un sonido Ramones, nos gusten unos más que otros, a eso me refiero).
Y luego, sobre la pose, la actitud y tal… No sé por qué la ducha habría de ser «enemiga» del buen rock… Yo es que soy de rockeros más pulcros, la verdad, más aseaditos: desde Buddy Holly a los Wallflowers, en el nombre del padre…
Rebeldía sincera o marketing calculado (me inclino más hacia lo segundo), Nevermind fue un discazo. Qué pena que el autor haya desperdiciado la oportunidad de hablar de la urgencia guitarrera, los tempos anfetamínicos, las eficaces baladas, el nihilismo adolescente en las letras, la voz rota y desesperada de Kurt Cobain, la correctísima producción de Vig…
En cualquier caso, la pregunta que da título al post me parece un tanto ingenua, pues ¿no todo el rock’n roll es marketing desde Elvis? Como decía Zappa «everyone in the music business is a business man». Me encantaría pensar que The Beatles escribieron todas esas letras de amor porque estaban realmente comprometidos con la paz en el mundo. Pero, como me pasa a mí con Nevermind, a quién le importa… Son los jodidos Beatles y su música es la hostia!
Por cierto Eduardo, decir que no hay sonido Nirvana, pero sí un sonido Pink Floyd me parece una temeridad. ¿Cuál es el sonido Pink Floyd exactamente? ¿El de la era lisérgica del Marquee, Barret, las bicicletas y los ratones que se llamaban Gerald o el de los muros, caras ocultas de la luna y conciertos multitudinarios en estadios? Pero claro, qué vamos a esperar de alguien que se congratula de preferir a los Wallflowers antes que a Nirvana…
Todo eso (o al menos parte) que lamentas su ausencia en este post está recogido en este reportaje que fue en su día una doble página en el Fugas.
http://www.lavozdegalicia.es/ocioycultura/2011/09/23/0003_201109SF23P4992.htm
Respecto a la actitud de Nirvana yo pienso que están justo en el punto ambiguo que expone su portada, por eso la pregunta. Se puede contestar, en mi opinión, tanto como un sí como con un no.
Perdón, me he puesto un poco integrista en mi comentario. Y ni siquiera soy tan fan de Nirvana.
Se me escapó su reportaje en el Fugas. He disfrutado mucho con su lectura y especialmente con las ideas plasmadas en los dos últimos párrafos.
Un saludo!
Nada hombre, Nevermind 😉