La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Puede que Beyoncé edite un disco excelente algún día. Nos referimos a un elepé compacto, donde todos los temas funcionen y respondan a una arquitectura con sentido. Es decir, que no sean el simple acompañamiento de un single deslumbrante tipo Crazy in Love o Single Ladies. Todavía falta, pero lo más cerca que ha llegado a ese punto se encuentra en 4, su último trabajo. No incluye ningún rompepistas claro y arrollador, pero sí la que probablemente sea su mejor colección de canciones hasta la fecha. Falsamente suave y aterciopelado, se ha vendido como el disco de baladas de Beyoncé. También como el paso de madurez y de reafirmación de una artista que, a estas alturas, se puede permitir avanzar obviando las listas de ventas.

Por partes. Es cierto que el amor muestra sus múltiples caras en baladas de todo tipo y condición a lo largo del disco. Que este empieza con una bonita 1+1 , derivativa del Purple Rain de Prince; que apela al do de pecho y alma en piezas como Best Thing I Never Had o I Was Here, algo insulsas y perfectas aspirantes a clímax musical de una película romántica; que arrulla en las sensuales ondas de I Miss You; y que busca el estremecimiento soulero en I Care. Totalmente cierto, pero no menos que que en 4 existe más que eso, mucho más.

Solo hay que avanzar hasta la segunda mitad del álbum. Ahí nos encontramos con las deliciosas reminiscencias ochenteras de Love On The Top. También con la rítmica acelerada Countdown, recordatoria de Single Ladies y guiada por un sampler de trompeta que alberga versos como «Matándome suavemente, todavía estoy cayendo/Todavía eres lo único que necesito, solo quiero estar contigo». Y, por supuesto, con esa End Of Time, vitalista y de querencia africana.

Todo para llegar al gran tema del disco. Run The World, situado al final, semeja inspirarse directamente en el primer álbum de M.I.A. Muestra a una Beyoncé pletórica y pirotécnica, entregada a la rítmica del funk carioca, alternándolo con seda pop, y dejando un hit maravilloso pero imposible. Se trata del particular «porque yo lo valgo» de una artista que, en su contraportada, parece mandar un mensaje: una fotografía de espaldas luciendo su ya célebre trasero. Y no, no faltará quien diga que hay Photoshop.

http://www.youtube.com/watch?v=IrtTF1-AWOI&feature=relatedBeyoncé interpretando «Run The World» en el festival de Glastombury