Guns n´Roses
12 de julio, Estados de Balaidos
Vigo
No es que nadie sensato esperase otra cosa. Pero el verlo frente a frente, con el peso de la leyenda y todas las emociones que el viejo fan almacenó en su adolescencia, la cosa no deja de impactar. Guns n’ Roses ya no son aquella banda suicida que caminaba por el filo del cuchillo a finales de los 80. Hoy recuerda aquello con varios niños (¿sus hijos? ¿sus nietos?) encima del escenario custodiados por una cuidadora. De fondo, una producción audiovisual que juega digitalmente con su iconografía analógica. Y, abajo, unos fans que miran el reloj de reojo, pensando en llegar a la oficina el día siguiente lo más despiertos posibles. En medio de eso, contemplar a un Axl feliz, encantado de calzarse una zapatillas deportivas, llevar un pantalón plateado y cambiarse en una sucesión interminable de camisetas y camisas, invitaba a una sonrisa cómplice. Seguramente, la misma que los viejos fans de los Rolling Stones pintaban en su rostro cuando, en 1989, las Satánicas Majestades recreaban su leyenda, mientras que unos jovencísimos músicos angelinos que lo estaban rompiendo todo hacían de teloneros. Eran, claro, los Guns n’ Roses.
Han pasado 34 años de todo aquello y ayer en Balaídos la banda americana actuaba por primera vez en Galicia. No había en esta ocasión sangre fresca en las tablas queriendo explorar su alarido entre las letras de su gran nombre. Como teloneros estuvieron unos veteranos -más aún que Guns n’ Roses- The Pretenders. Revisaron con tersura y fantástica electricidad el repertorio clásico de la banda. Chrissie Hynde, al frente, cantó maravillosamente bien y recordó que no hace mucho ella fue la estrella cerquita, en Castrelos, o en el Noroeste de A Coruña. Esa solvencia hizo pensar a muchos en el gran talón de Aquiles de los Guns n’ Roses actuales: la voz de un Axl incapaz de llegar a los registros imposibles del pasado y que en algunos vídeos recientes como este hizo saltar todas las alarmas por su fragilidad. Pero con apenas un par de canciones -el tremendo arranque de It’s So Easy y su continuación, con Bad Obsession– los Guns n´ Roses dejaban claro que una cosa es lo que se puede ver en una ventanita del móvil. Otra, tenerlos frente a frente sonando como una granítica bola de rock que se hace realidad ante los ojos de 25.000 personas.
Empezaba bien el bolo de unos Guns n´Roses empastados, entonados y tocando justo ahí donde tenían que tocar: en el corazón del fan, con fiereza. Una tempranera lectura de Live And Let Die -después de un picoteo en el repertorio Velvet Revolver y el Chinese Democracy que parecía responder más a un reparto de egos que a una necesidad- elevaba todavía más la tensión. Con la gente coreando a golpe de «lo, lo, lo, lo» las curvas endiabladas del tema y el grupo en ebullición, aquello marchaba. El poder carismático de sus personajes quedó pronto en evidencia. Al frente, un Duff McKagan con cara de malote y que se conserva estupendamente; un Slash haciendo de Slash mejor que nadie; y un Axl que, a la vista de los antecedentes, sorprendió gratamente. No es el del 88 ni el del 91, por supuesto. Pero, en términos generales, cumplió con dignidad e insólita simpatía su papel de frontman de la leyenda del rock. Y donde no llegaba, le ayudaban Duff y la teclista Melissa Reese haciéndole coros.
Hubo puntos débiles generados por su garganta. Especialmente, en el tramo final del concierto. Mientras que, por ejemplo, interpretaba genialmente November Rain se le escuchaba muy renqueante en Knockin’ on Heavens Door. Por no hablar del absurdo total de apelar a un tema como Prostitute, donde el vocalista mostró todas sus limitaciones con ese grotesto falsete en una pieza irrelevante y fuera de lugar, que no debería estar en el repertorio. En ese aspecto también mostró otra flaqueza el recital, inflando un set list con versiones, temas secundarios y solos de guitarra que se podían haber ahorrado perfectamente. Así,se estiraron cerca de las tres horas y media, cuando seleccionando mejor hubieran trenzado un concierto redondo de dos horas.
Porque hubo mucho y bueno en este concierto. Un Welcome To The Jungle inflable. Un electrizante Reckless Life que arañaba como en los viejos tiempos. Un tremendo You Could Be Mine ligado al TV Eye de The Stooges que escupió el Duff punk rocker. Un Civil War invocando a la guerra de Ucrania que encantó a los que gozan el lado más épico del grupo. Y, por supuesto, un Sweet Child O’ Mine maravilloso de brazos al aire, latido acelerado y emocionante reencuentro con el pasado. En el bis, también resultó valioso el rescate de Patience -esta, sí, cantada como en el 88 que no exige tanto-, la revisión de Yesterdays y, ya el final de todo, el himno de Paradise City. Pero no deja de ser cierto que todo se hubiera disfrutado más de haber eliminado una paja que hizo que más de uno terminase exhausto pidiendo la hora como el equipo al que le vale el resultado.
Una pena porque si una cosa demostraron anoche Guns n´Roses es que sus míticas canciones, deben ser tocadas, custodiadas y transmitidas como el tesoro casi museístico que son. Y que, dentro de las limitaciones de su vocalista, lo hacen de una manera enciende el fuego en las personas. En los viejos y los nuevos fans. Sin embargo, un planteamiento así se vuelve contra ellos, cansando al público y haciéndole desear el final. «Por mí que toquen la mitad de tiempo y me cobren también la mitad. Sería un concierto redondo», se podía escuchar a la salida. Es de imaginar que en muchos de los coches que dotaron de una densidad inusual a la AP-9 a la vuelta, a las dos y tres de la mañana, se dijese algo parecido. Las ojeras de esta mañana en muchos trabajos hablaban por sí solas.
En casi completo y total desacuerdo con el corolario del artículo (al que llego desde menéame para ver qué se cuece por aquí).
De todo el «set list» yo habría quitado, si eso, alguna versión ajena que nunca ha estado en un disco suyo, lo que vienen siendo T.V. Eye y Wichita Lineman, que no es que me queje, pero tampoco sería para reducir la duración sino para poner en su lugar Coma.
¿Lo de que dure la mitad y cobren también la mitad? es una manera de verlo pero que sólo puedo compartir desde el punto de vista exclusivamente financiero y desde ningún otro. Y aquí lo otro gana.
Para muchos esta es fundamentalmente la única ocasión en la que verán a los Guns N’ Roses en concierto. El que vuelvan a tocar por la zona es algo casi al 100% descartable. La única banda grande, pero realmente grande, que ha repetido en Vigo hasta la fecha ha sido Deep Purple. Y si queremos poner ahora a, circunstancialmente, The Pretenders, pues vale.
Así que un completo repertorio donde de todas las grandes y conocidas sólo faltó Don’t cry (y, de nuevo para mi tendencia personal hacia las canciones «épicas», Coma) mi comentario es «sí, por favor y gracias».
En lo que sí podríamos estar de acuerdo es en preguntarnos qué narices pinta un concierto de este calibre un lunes de finales de primavera, cuando esto debería ser un viernes o sábado, como mucho un jueves.
En un concierto en el que hasta el par de chaparrones fueron poco menos que de agradecer para refrescar el ambiente (incluyendo a esa panda de impresentables que no tienen inconveniente en fumar, y no siempre tabaco en exclusiva, así estén más o menos apretujados) la duración me pareció completamente correcta y satisfactoria.
Cuando me pareció que habían tocado apenas tres o cuatro canciones ya llevábamos cerca de una hora, la siguiente vez que vi el reloj ya habíamos pasado de medianoche. No me quedé deseando más, aunque tampoco me hubiera importado (¿He mencionado ya Don’t cry y Coma?) pero tampoco habría querido menos.
¿Mi queja y la que me sorprende no leer aquí? que tanto con Pretenders como con GN’R el micrófono inalámbrico funcionaba aleatoriamente. Costó horrores entender alguna palabra a Chrissie Hynde, mientras que con Axl hasta pareció que estuviese desactivado al principio de alguna canción, pues tocaba ya cantar, lo veías mover los labios pero no se escuchaba nada. En Castrelos a la señora Hynde se la oyó perfectamente hace ahora seis años.
Por contraste, que no por comparar, el concierto del año en Vigo la pasada temporada fue el de Sting y duró poco más de hora y media. Vale que para muchos era gratuito, pero una actuación de ese nivel ¿sólo ese tiempo? si hubiese pagado entrada me habría sentido estafado.
No sobró nada en Balaídos. Tendría que haberse programado cualquier día previo a uno no laborable.
Agradecido por tu total y respetuoso desacuerdo. A mí «Don’t Cry» como que no (nunca me gustó esa canción)
Lo de ese micro inhalambrico ya no me acordaba. Es totalmente cierto y desconcertaba hasta el propio Axl 😉
La verdad es que estoy bastante de acuerdo con tu crónica, tanto en lo positivo (la solidez de la banda, los clásicos inapelables, la buena forma pese a años y excesos), como en lo negativo (el setlist absurdamente inflado y la voz de Axl: con ese falsete a lo Communards no se puede cantar rock, además de que las oscilaciones de volumen según cantase en agudo o grave resultaban incómodas). Me sorprendió gratamente Duff McKangan, se intuye que su peso en la banda a varios niveles es mayor del que se puede entrever tras los egos de los líderes. Y corroboro que la AP9 pocas veces habrá tenido tanto tráfico un lunes de madrugada.
Agradecido por tu acuerdo, por supuesto
Hola Javier! de acuerdo con tu opinion porque en ningun momento decis que fue un mal concierto, y se que muchos estan de acuerdo en acortar la duracion del show sacando un par de temas del set que tambien es válido. Pero en mi caso particular, me encanta ver a mis ídolos AXL, SLASH Y DUFF arriba del escenario el mayor tiempo posible. DIgo en mi caso particular porque como soy de Paraguay, tengo que hacer malabares para viajar a Argentina, Brasil o México cuando giran hacia este lado del mundo. Principalmente por eso disfruté cada minuto las 8 veces que los vi. Y espero volver la hacerlo la próxima tal vez tenga la suerte de verlos por Europa. Saludos.
Tiempo el que te faltó a ti de cocción. Pero para gustos, colores. Por cierto The Pretenders sonaba como el culo,y eso que Chrissie Hynde me parece un icono de la música pero a cada uno lo que le corresponde.
Un saludo y más rock and roll y menos modernitos.
A mi no me sobró nada, fueron tres horas en las que yo con 60 años y mis hijos con 30 disfrutamos a tope.En fin uno de mis sueños cumplidos, el concierto muy bien organizado y el público de 10.
Se nota que no actuaron en la….de Riazor. Si no hablabais mil maravillas, la envidia es algo que siempre se cocerá
Majestuosos, el que quiere un concierto mas corto solo tiene que irse….y dejar disfrutar al resto de la única ocasión en Galicia de ver a esta leyenda…
Cómo opinión, respetable, como la que más. Una vez que la intento «aplicar» a mi experiencia personal, en la que yo, 49 años, asistí al concierto con mi hijo de 22, tras haber sido él quién insistió hasta la extenuación en que compraremos las entradas el primer día de venta…lo siento, no la comparto en absoluto. Los inolvidables momentos que viví en ese concierto, dejándome las cuerdas vocales codo a codo con ese jovenzuelo que me acompañaba, aún con canciones que (si, lo siento, lo confieso) no había escuchado nunca,fueron tan mágicas y memorables, que hubiera aguantado otro pase «del tirón». (No creo que Axl me apoyase en mi petición;)) )
Que ya no son el grupo salvaje de los 80… Ok, lo compro.
Que Axl ya no llega a los estridentes tonos de antaño…sin duda.
Que hubo algún fallo notorio de sonido…esto es un concierto en directo, en playback no pasaría.
Pero ver cómo una banda de sesentones pone a todo un estadio a rugir, con los primeros acordes de It’s so easy…no tiene precio.
Y para finalizar, a modo jocoso, pego el link de un artículo que leí hace unos días, en este mismo medio, haciendo de divertida opinión antagónica a la que aquí se publica.
Gracias y mucho rock’n roll!!!
https://www.google.es/amp/s/www.lavozdegalicia.es/amp/noticia/cultura/2023/06/14/guns-n-roses-empacho-cocido/0003_202306G14P31991.htm
Leí un artículo muy bueno, que argumentaba que se recuerdan las cosas épicas. No te acuerdas de ir a comer un filete de merluza a la plancha con unas verduritas, pero si te acuerdas del día que fuiste a meterte entre pecho y espalda un cocido y que cuando ya te habías saciado te seguían sirviendo comida en el plato. Pues eso si quieres un concierto más corto, te vas cuando gustes. Yo recordaré esto mientras viva.
Y sí, coma y don’t cry tenían que haber estado.
Saludos
Sí llegan a ser 4 horas, mejor aún… Jajaja
A un fan no puede parecerle mal que un concierto sea largo. Mejor: más disfrute tanto por la música como por el esfuerzo de los integrantes del grupo por querer hacerlo así!