Resulta verdaderamente difícil sentir un poco de amor por el pop y abstraerse estos días de la aparición de The Beatles. Get Back, el documental de Peter Jackson que durante más de siete horas relata varias semanas de enero 1969 en la vida del grupo con pelos y señales. Tan difícil como no verlo y acabar totalmente emocionado ante lo que esa pieza guarda. Ni más ni menos que la mejor banda de la historia de la música popular trabajando los temas desde cero y modelando canciones que hoy están consideradas obras maestras absolutas.
La verdad es que desde la publicación de Anthology ningún lanzamiento Beatles había alcanzado esta cuota de importancia. Y, por ello, absortos, los fans se derriten. Porque más allá del amor, de esa estética que fascina a diferentes generaciones y todo el mito, aquí hay cosas que la mayoría sabíamos que existían, pero viéndolas nos damos cuenta de que aún era más impresionante de lo que habíamos pensado.
Hay un momento, en la primera parte, que se ha difundido a toda la velocidad por las redes sociales. El grupo que se metió en un estudio de cine a preparar los temas del siguiente disco dejando filmar todo como si el Gran Hermano se tratase, ve que pasan los días y no tienen nada. Paul McCartney dice que se tienen que poner las pilas y empieza a construir con su bajo un tema. Ringo Starr y George Harrion lo miran. Y, al poco, conectan. Uno toca las palmas y el otro mete la guitarra. Se trata de Get Back en estado primitivo, un tema que se verá crecer durante el resto del metraje y que funciona como símbolo de todo lo que encierra esta joya.
Vemos ahí a un grupo con tensiones, que poco después derivarían en la separación de la banda. Pero también a una formación con chispa, capaz de construir temas memorables, lo que hace que como espectador sientas que aún hay opción a que todo se arregle y la banda funcione también en los años setenta. En el fondo es como el niño que ve discutiendo a sus padres y piensa, cuando se reconcilian, que no llegará el divorcio. Pero no. En ese sentido Get Back es el principio del fin. El último disco editado sale de esas sesiones (Let It Be). El último concierto corona la maravillosa secuencia, subiéndose al tejado del edificio de Apple. Y los primeros indicios de lo que luego serán las carreras en solitario de varios de sus componentes también está ahí.
Se trata The Beatles Get Back de un documento mayúsculo de una banda insuperable. Un regalo caído del cielo que tiene a toda la comunidad pop con una sonrisa en los labios. Dan ganas de decir: «¡Gracias!». Y volver a abrazarse al grupo por excelencia, a los que lo hicieron casi todo, a los que convirtieron este mundo en algo mucho mejor.
Sin duda, siempre Beatles. Y esa semana más que nunca.