Llegó. Tras ser durante los dos últimos años una de esas promesas de escena local de la que todo el mundo habla, esta semana Lady Leño se colocan en el escaparante con su flamante disco de debuto. La banda formada por Bea Argüelles (bajo,letras y voz), Iago Golpe (guitarras), Javi Pico (batería) y Sekone (sintes) ya tienen listo su elepé homónimo. Situado en ese lugar en el que se topan los Sonic Youth de Death Valley 69 con los Parálisis Permanente de Autosuficiencia y las Savages de Shut Up, el álbum desprende nervio, fortaleza y poderío. También oscuridad, basura interior y ganas de liberación. Y, por supuesto, ramalazos de rock de ascendencia siniestra y miras indies.
El viernes 11 lo presentan en Los conciertos de Retroalimentación. Un honor para este blog y un placer para todos los que acudáis. Por ahora, Bea atiende las preguntas.
-¿De quién se ven más cerca, de Savages o de Parálisis Permamente?
-Si soy súper sincera, y hablo solo por mí, yo no conocía mucho a Parálisis Permanente. Para Iago sí que eran un referente, pero yo los empecé a escuchar con atención cuando llegaron las comparaciones con ellos. Así que, no sé si será por género o porque son un proyecto más actual, pero yo me siento mucho más identificada con Savages. No reniego de lo otros, pero esa es la verdad.
-Usted, igual que ellas, chilla y canta hacia fuera. ¿Tenía algún referente?
-Claro, vocalmente es muy diferente. No me fijé en nadie. Nunca había cantado antes de entrar en Lady Leño. Salió así, me sentí cómoda y me quedé en eso. Sin más.
-Pues ahora es una de las señas de identidad.
-Umm, no sé, eso me cuesta verlo mucho desde dentro. Para mí es un todo. Lo natural en mi caso hubiera sido en inglés, por la música que escuchaba. Pero quise hacerlo en español y que se entendiera todo lo que digo
-Según ustedes sus letras hablan de «la ambigüedad y el misterio de la naturaleza humana». ¿Es así?
-Aunque suenen un poco pretencioso, yo el disco lo veo como El viaje al fin de la noche de Celine y esas obras literarias que hablan de la partes oscura de cada uno. Hay mucha carga social en las letras. Aunque escriba desde mis experiencias y sentimientos, lo intento trasladar al ser humano en sociedad y lo que esto supone. Este disco es un viaje particular al fin de la noche. Sacar todo lo oscuro y sórdido para mejorar. Que sea el punto de partida para ver las cosas mejor. El último tema, Algas, suelta toda la agresividad, quedando todo desnudo y directo. Todo para llegar al punto de «Bueno esto está muy mal, pero hay un hueco para liberarnos de todo eso».
-Es decir, que el siguiente disco de Lady Leño ya va a ser un disco feliz.
-No, feliz no [risas]. Probablemente será un poco más positivo, pero feliz, feliz no. O sí, quién sabe. Un par de cosas que hemos hecho últimamente tienen algo más de luz. Pero de ahí a ser felices no. Tenemos un estilo y nos sentimos cómodos en él. No vamos a hacer pop luminoso de repente.
-Dicen «Si Dios no mira las cosas son más divertidas». ¿Hablamos ahí de la culpa?
-Sí, totalmente. La culpa como freno para hacer cosas que queremos hacer. Tiene que ver con la cultura en la que hemos nacido. Aunque yo no soy creyente ni mi familia tampoco, es algo que está ahí. Creo que las mujeres lo mamamos especialmente desde pequeñas.
-Esa canción es totalmente Parálisis Permanente, ¿no cree?
-Bueno, yo creo que ellos lo hacían de un modo más provocador por la época en la que surgieron. Nosotros no lo hacemos con esa intención. Lo nuestro es más reflexivo. Si no te dejas llevar por la culpa las cosas salen mejor. Cualquier cosas: un proyecto, la relación de pareja, la amistad… No pretendo ofender a nadie, a ningún creyente ni a nadie.
-Una constante del disco es el arrebato. ¿En directo se enajena uno tocando temas como “Cuerpos” o “Ojos”?
-Sí, tienen un rollo muy catártico y visceral. Hay mucha verdad y mucha honestidad. Puede ser más o menos elaborado, pero tiene esa verdad. Últimamente estoy muy pesada con eso. Me gusta recibir y dar eso.
-En “Algas” se permiten chello, un pequeño lujo.
-La chelista aceptó encantada porque desea salirse del clásico. Miro el tema, se vino al local y cuajó todo. La grabamos así
-¿Lady Leño viste necesariamente de negro?
-No, en absoluto [risas]. Yo creo que me voy a vestir de blanco nuclear. En las fotos promocionales opté por no salir de negro. está muy bien el negro, queda guay y es muy de tendencia, pero hay cabida para otros colores.
-Habla de sinceridad. ¿Cómo se concilia el buen rollo y afabilidad que trasmiten en el rato personal con el mal rollo y agresividad de su música? ¿Es honesto eso?
-Yo lo tengo súper claro. Eso también somos nosotros. A la gente le llama la atención el cambio que hay entre cuando estoy cantando y cuando hablo entre tema y tema para dar las gracias. Me dicen si hago un personaje o algo. Y no. No es que nos esforcemos en conciliar, sino que es algo que está en nosotros. Yo también soy esa persona que se ve en el escenario. Eso sí, es mejor y más productivo sacarlo a través de la música. Porque sí, somos riquiños y majos, pero también agresivos. Es una manera terapéutica de sacarlo. Es natural. No es pretendido. No hay artificio.
-¿No descartamos que algún día nos hagan un “Shinny Happy People”?
-No sé, hay que ser coherentes en la vida pero tampoco puede ocurrir lo de la culpa: que esa coherencia te frene. En el próximo disco habrá verdad. Pero si nos apetece hacer algo más luminoso lo habrá. Lo mejor de autoeditarte y eso es que tienes la libertad total.
Foto: Antón López Bazarra