Dan cierta envidia. Puma Pumku son tan jóvenes, tan metidos en su música, tan ligeros en ella pero a la vez tan sólidos que parece que hayan sido dotados de ese brillo especial que acaricia solo a unos pocos grupos. Los compostelanos hacen, sí, psicodelia. Tienen sus fuentes de inspiración a la vista. Y son unos melómanos-alumnos empedernidos. Pero en cuanto empiezan a sonar las canciones de Is It In You?, su álbum de debut, logran contagiar al oyente precisamente de ese amor, de esa sensación de flotar, de esas vibraciones que parece que desprender parte del brillo al que nos referíamos antes. Ahora lo están exponiendo en directo. Y el sábado 28 de febrero harán una parada muy esperada en Los conciertos de Retroalimentación (Mardi Gras, 22.30 horas, 6 euros anticipada y 8 en taquilla) acompañados del dúo Bala. Ahora Álvaro Dosil, guitarrista del grupo nos habla de todo ello
-Miran, sobre todo, a la psicodelia primigenia de finales de los sesenta. ¿Es su destino?
-Es el hilo conductor de nuestra música. Pero dentro de ello, todo se complementa de muchas otras cosas. Hay tintes kraut, influencias de músicas de los ochenta y mil cosas experimentales. Cabe cualquier estilo y todo se une por la psicodelia.
-¿Son los Pink Floyd del primer disco el grupo totémico de Puma Pumku?
-Sí. Hay grupos clásicos que están ahí. Creo que, además de Pink Floyd, se nota mucho la influencia de The Beatles y probablemente se nos empezará a notar más la de Beach Boys. Hay una tendencia a renegar de los clásicos, pero nosotros los tenemos como referentes y fuente fuente de inspiración continua. No dejan nunca de dar de sí.
-Me habla de referencias obvias. ¿No quieren ir de exclusivos ni de cool marcando diferencias y citando a bandas más rebuscadas?
-Bueno, luego está el toque que le quieras dar para que sea algo curioso y personal. También tenemos otras referencias, como la nueva ola psicodélica.
-Pese a esa apariencia psicodélica e incluso ese toque kraut rock ocasional la verdad es que son un grupo de melodías muy poperas. Sus canciones se podría interpretar perfectamente con una guitarra acústica.
-Sí, perfectamente. Lo que pasa es que la dimensión que adquieren así nunca llegarían. Si solo fueran una guitarra acústica y voz seguramente serían piezas folk. En principio, Amadeo trae una melodía, una guitarra y una voz. A partir de eso vamos construyendo, cada uno su parte y aportando lo que se puede. Funciona así.
-Hablaba antes de la nueva psicodelia. ¿Grupos como Tame Impala, Temples o Foxygen son hermanos espirituales?
-Sí, esos grupos son los que probablemente nos animasen a dar el paso a montar una banda y tirar por esa rama. Antes sonaba todo más rudo y con más distorsión. Ahora lo hemos suavizado. Son grupos que nos encantan. Disfrutamos haciendo esa música del mismo modo que disfrutamos escuchándola.
-Debe ser como la quinta oleada neo-psicodelica que vivo. ¿Qué tienen esos sonidos para que gente tan joven como ustedes insistan en recuperarlos?
-Bueno, en mi caso, es como si hubiera una carencia de algo en todo lo que estaba escuchando. Esas música me pilló, no solo por la música en sí, sino por la forma en la que esta grabada y esa naturalidad. Los Beatles, por ejemplo, no tenían una equipación comparable a muchos estudios americanos. Pero con muchos recursos y tirando de un sonido que va directamente a las entrañas lo logran. Yo la psicodelia la veo como la naturalidad, el ser humano llevado a la música, actuando ante los estímulos del mundo.
-Intuyo que ese proceso de construcción de los temas que citaba antes debe ser de lo más placentero.
-[risas] Sí, y muy reconfortante. Es un proceso de cura, purga y sanación. Desde que llega Amadeo con la canción el resto nos dejamos llevar. No tenemos una mecánica de trabajo muy clara. Nos dejamos ir, sin tratar de mediar palabra, que sean los instrumentos los que hablen. Hay algún momento en el que se puede notar una especia de conversación entre los instrumentos. De repente la guitarra hace un riff o un detalle y el bajo contesta como otro. Es algo similar al jazz.
-¿Es el jazz una fuente de inspiración importante?
-Sí, es un género que nos encanta y al que siempre volvemos cuando el resto de palos que escuchas no nos llena. Es perfecto para encontrar el camino.
-Transmiten la idea de enamorados de la música.
-Sí, nuestra visión es totalmente romántica
-Aunque no tengan nada que ver, a mí me transmiten las misma vibraciones que Los Eskizos hace más de 20 años: la de unos tíos metidos en su música, que salían a tocar súper concentrados como si tuvieran una misión. ¿Se ven así?
-Sí, es cierto. En los conciertos nos puedes ver a cada uno mirando a su lado como si fuera algo ritual. Tienes que mantener una línea, estar súper concentrados. Sí, estamos enamorados de la música. De hecho, el contacto visual con el público es algo que me horroriza.
-¿Se lo pasan bien ensayando?
-Claro. La mayoría de los temas, exceptuando alguno que tiene muy marcada su estructura y que no da pie a la improvisación, se transforman continuamente. Hoy en día en directo hacemos algo que ya no está en el disco. Las canciones siguen su curso natural y se van modificando. Queremos que evoluciones continuamente.
-Son el último disco de Santiago que ha llamado la atención de la gente. Parece que, dentro de estos años de esplendor de la escena independiente gallega, Santiago es el gran escaparate. ¿Viven un momento especialmente dulce?
-Sí, es relativamente reciente. Llevo ocho años en Santiago y se veían cosas puntuales. Ahora hay muchísimas más gente implicada. Vemos que confluye mucha gente y que cada se anima más. No sé dar una explicación lógica. Son cosas que pasan en un sitio y un momento. Antes estaba Vigo y Pontevedra y nosotros los mirábamos. Decíamos ¿por qué aquí no hay un bolo a la semana que nos convenza? Ahora tenemos cuatro a la semana y no sabes decidir a cuál vas. Tenemos la percepción de que hacemos mucho ruido y nos movemos. Pero este es un sitio dejado de la mano de Dios a nivel de España y no sabes si te estás proyectando a nivel autonómico o si llega al ámbito estatal. Parece que sí, que se publican cosas, aparecen colectivos… es un momento de ebullición y me da cierto miedo que explote todo y termine siendo cenizas. ¿Hasta dónde durará?
-Está el problema de la resistencia de la gente, porque rara vez se sostienen económicamente.
-Sí, claro. Mira Unicornibot que, aparentemente, eran de los que tenían que ganar: haciendo gira europea, moviéndose en medios especializados y llegó un punto en el que lo dejaron. Supongo que también está la magia ahí. No niego que me gustaría vivir de eso, pero creo que también es un aliciente que todo sea tan fugaz, que se deje huella en la gente y que desaparezcas.
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