Bob Dylan, Vigo, Ifevi, 27 de junio 2008
¿Qué se le debe exigir a un artista cuando se sube al escenario? ¿Una reproducción del material de estudio bañada de la imperfección del directo? ¿La selección de sus mejores canciones ejecutadas de la manera más fiel posible, como si se tratará del greatest hits a todo volumen para mayor gloria del karaoke colectivo? ¿Quizá una vuelta de tuerca a lo recogido en los discos, al modo de una segunda versión siempre fija que sorprenda la primera vez? ¿Cambiar todo en cada actuación? ¿Contar con un repertorio fijo para toda la gira, en el que se dosifiquen clásicos?
Algunos de estos interrogantes quedaron contestados el pasado viernes en Vigo. A la manera Dylan, claro. Tras una media hora de concierto, sonaba una pieza irreconocible. Un poderoso riff de guitarra bluesero, de esos cuya energía parece convertir las seis cuerdas en un instrumento de viento, se alzaba repetitivo y embriagador. Podía ser Tom Waits, podía ser Jon Spencer, podía ser Nick Cave. Pero no, era Dylan. Cuando este se acercó al micro y empezó a cantar se desveló el misterio: bajo el caparazón se escondía It’s Alright, Ma (I’m Only Bleeding), alambicada pieza originalmente acústica, que daba la vuelta a la tortilla para convertirse en algo totalmente nuevo. Lo único fijo era el riff y la letra. Sobre ello, la banda (excepcional, por cierto) avanzaba y Dylan pintaba con el pincel de su fraseo el cuadro en directo. Todos iban al paso marcado por él. Si decidía cambiar el ritmo, los músicos rectificaban de inmediato. El publico, por su parte, sentía el escalofrío de cada variación. Nadie sabía lo que iba a pasar con ella, porque la canción iba creciendo, viviendo, respirando, mostrando un vigor que en la original se intuye, pero que ahora abría sus puertas de par en par. Durante varios minutos Dylan, vibrante, no solo tuvo a parte del público comiendo de su mano, sino que contestó a su manera muchas de las preguntas arriba planteadas.
Decimos parte del público. Tras ocurrir todo esto, cuando sonaba ese remanso de belleza de The Spirit Of the Water de su último álbum, Modern Times, un chico le exponía su visión a su pareja: “Es que Dylan es así. A mí me gustan más los Rollling o Van Morrison, que vas a verlos y sabes que van a tocar las canciones más clásicas y que las van a tocar todas”. A Dylan… pues a Dylan le da igual. Le da igual el deseo de este muchacho, el que no haya tocado nunca en Vigo con anterioridad, ni que el 50% por ciento de su audiencia no vaya más allá de tener un grandes éxitos suyo; incluso cuando acude a la antología, lo hace, ya ven, de un modo bastante retorcido en el que para muchos es imposible adivinar la silueta original. Si no fuera así, seguramente se aburriría. Y casi mejor, porque la única concesión a los deseos de la masa, ese Like a Rolling Stone que cerró el bis, interpretado a medio gas, suena tan prescindible, plano y falto de sentido como el Satisfation de los Rolling Stones de las dos últimas décadas. Eso sí, a la mayoría de sus fans poco les importó, alzando los brazos y llenando con su griterío la falta de motivación del artista. Ya puestos, incluso se dignó a mirar al respetable, masculló una media sonrisa y, finalmente, saludo con la banda y todo. A falta de titular, cuando menos, ahí regaló un antetítulo.
Dylan concibe sus directos como piezas de un enorme gran puzzle. No dará nunca el concierto definitivo (los veteranos dicen que lo más cercano a eso en Galicia ocurrió en Santiago en 1999), sino que su vida parece un libro que se va escribiendo en vivo. Así que la actuación de Vigo apenas constituirá un pequeño párrafo. En él se debe mencionar, que además del It’s Alright, Ma (I’m Only Bleeding), también brilló con luz propia Highway 61 Revisisted (una composición echada a rodar por una autopista de rock sin freno, que se mete dentro, crece y, ummm, te hace tambalear) y Ain´t Talkin’, extensa pieza final de su último disco interpretada con total fidelidad. Son las dos caras de la moneda: clásicos resucitados (relectura a trompicones de Lay Lady Lay, Stuck Inside of Mobile With the Memphis Blues Again modelada con la dulzura del lap-steal, Leopard-Skin Pill-Box Hat abriendo el recital) y material nuevo (entre otras, Thunder on the Mountain, Summer Days o Sugar Baby tocadas con precisión) acoplándose a la perfección. Y demostrando que, muy lejos, de una momia tirando de grandes éxitos a lo robótico y con el show medido, en Dylan hallamos un artista de verdad, en perpeuto estalllido creativo, con un gran pasado, pero también un enorme presente y, visto lo visto, un futuro que hay que seguir con la misma intensidad de los úlitmos años.
Otra cosa es que un buena parte del público venga con otras intenciones y se sienta decepcionado. Algo totalmente lógico.
Like a Rolling Stone, la pieza con la que cerró el concierto capturada en video, pese a la prohibición expresa de filmar o sacar fotografías (varios de los miembros de seguridad se pasaron buena parte del concierto entre el público requisando cámaras)
Mito, Javier, mito.
Non música.
🙂
Gran concerto.
Fun a ver que tal. Sin demasiadas expectativas. Vírao unha vez en Santiago, no Xacobeo, e non me parecera gran cousa. Sí, ahí estaba, pero ou non era o sitio ou eu non estaba para disfrutalo. Ademáis o que escoitas que din dos seus concertos: que si desganado, que si ausente.
E nada deso.
Primeiro, bo escenario. Non excesivamente grande, dos que incluso poderías apoyar os codos si deixaran, o que o facía moito máis cercano que no Xacobeo. Ademáis luces blancas e como moito amarillas nas máis lentas. Sin moitos alardes, como Dylan no escenario. Gran banda, coa música por momentos que parecía que estaba nacendo. E no medio (cara un lado) Dylan. Cantando e tocando teclado e armónica e dirixindo o concerto.
Música en directo da boa.
Like a rolling stone tamén me parece que a toca desganado, como que toca, pero ver a todo o mundo ahí disfrutando con ela tamén me gusta. Historia viva.
Bob Dylan es sin duda un mito. Este verano es obligatorio ir a verlo en alguno de sus conciertos.
http://popmuzic.blogspot.com/
¿para cuando el templo de culto a Dylan? porque está claro que la religión ya existe… Estoy de acuerdo con que es un mito tanto de la música como de la literatura, pero los mitos también forman parte de una época y de un contexto determinado…No entiendo por qué se sigue entronando como a un dios actualmente y sin embargo sí que se critica la vuelta de otras bandas que también crearon mitos en los años sesenta.
Vale, que Dylan HIZO historia ya lo sabemos todos, pero, en mi opinión y con todos los respetos, si no puedes hacer algo mejor que lo que has hecho ya es hora de irse retirando…
Pues yo tendré que esperar hasta el fin de semana para evrlo en ese gran despropósito de festival que se hace llamar Rock In Rio. por lo que tengo entendido, tocará sólo una hora y a las 21:00 h, justo antes de Franz Ferdinand; el escenario lo cierra ¡Lenny Kravitz!
HAY QUE JODERSE!!!
Menos mal que me cuelan, que si no es para poner una bomba o algo.
Por cierto, yo estuve con mi madre en el bolo del 99 y -al menos para mi- fue apoteósico; casi tanto como el de Neil Young en el Coliseum unos años más tarde. Y sí, el sr. Young parece dió un conciertazo memorable en el R,N,Rio el sábado pasado…
Mito, Dios… yo simple y llanamente lo considero genial, pero desde luego terrenal. Me pregunto a qué bandas te referías en tu «comment», Tangerine. Pero si con eso te referías a The Who, apaga y vámonos.
Mucho concierto de Dylan, pero no ví a nadie en el concierto de Clovis en el Rock and Roll el jueves 28 (eramos 4 pelagatos). Una pena porque son un grupo que creo que merece mucho la pena (bastante más que otros que han conseguido la fama como Sr. Chinarro por ejemplo). Ya que has fallado, te reto a que los escuches y des una opinion sobre ellos (están en myspace o en youtube)
Tengo 47 años. He visto 3 veces a Dylan en directo (las de casi todos: coruña93, santiago99 y Vigo08). He tocado en Sarria en un grupo en el que versioneábamos a Dylan con la devoción que se merece. Siempre anduve «á procura» de cualquier información sobre el maestro, y creo haberme «empapado» bastante de él. Y creo que la crítica que escribe Javier Becerra el dia 29 de Junio de 2008 es lo mejor que he leído como crítica sobre un concierto de Dylan. Refleja lo que realmente ocurrió en Vigo el pasado dia 27 con fidelidad y respeto a los distintos tipos de gente que había en aquel concierto. Me enorgullece comprobar que la sensibilidad de un Dylaniano puro admite perfectamente que existan infinitos motivos para asistir a un concierto sin juzgar absolutamnete a nadie. Todos los Dylanianos hemos tenido que aguantar las osadías de los ignorantes (Papas en la boca, nananiana, etc), y nuestra respuesta es siempre respeto . Por otra parte no conozco a muchos Dylanianos, así que frecuentemente uno se siente un poco bicho raro, excepto cuando uno lee artículos como el referido, que destila conocimiento y buena onda.¡¡¡Enhorabuena a Javier Becerra y a todos los «Nananianas»: son días de júbilo para todos: estos dias el viento gallego venía cargado de respuestas.
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