«La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida», cantaba Rubén Blandes en la celebérrima “Pedro Navaja”. Y la verdad es que ese verso sirve perfectamente para describir mi sonrisa de circunstancias hacia los últimos movimientos de las dos grandes estrellas del último pop nacional: C Tangana y Rosalía. Iconos ambos de modernidad, de marcar tendencias y de ir un paso más por delante encabezando un mainstream que no responde a las reglas de lo que otrora se espera de él, han confluido con sus últimos singles en un lugar totalmente sorprendente. El de la bachata.
Pongámonos en antecedentes. Vayamos atrás en el tiempo. No hace falta mucho. Apenas un lustro. En muchos casos, ni eso. Entonces a nadie o casi nadie se le ocurriría abrazarse a un género como la bachata como símbolo de estar a la última. Es más, en los ambientes de ese festivaleo de vans y purpurina en las mejillas que ahora suspira por contratar a artistas como C. Tangana o Rosalía la música latina de verdad -la que no disimula serlo con arrumacos anglosajones ni tiene coartada arty de por medio- estaba prácticamente proscrita. Para su público era lo peor, la pachanga, el latineo, la música de quinta o sexta fila. Nadie osaría entonces presumir de escuchar y bailar ese estilo de la música dominicana
Pero el tiempo pasa y, poco a poco, lo latino va permeando. Primero con artistas minoritarios. Luego apelando a las excepciones “inteligentes” de lo supuestamente vulgar. Más tarde bailando merengues, si van con autotune. Y, una vez quitado todas las capas de clasismo lamentable, ignorancia supina y, me atrevería a decir, que incluso cierta xenofobia -esa música de pobres, de inmigrantes, ya sabe….- ese mismo público se sorprende a sí mismos meneando la cadera con el ritmo envolvente de una bachata. Y, sí, flipando tanto con ella que no puede reprimir su emoción y comparte sus buenas sensaciones.
Ha ocurrido recientemente con los dos artistas citados, casi haciendo de cara y cruz de una misma moneda. Primero fue “Ateo” de C Tangana con Nathy Peluso y su tórrido y polémico videoclip en la catedral de Toledo. Ayer era una pletórica Rosalía con The Weekdn quien se marcaba un “La Fama” al estilo Gilda-Tarentinp. En ambos casos se deslizaban sedosos por el hilo de la bachata con toques electrónicos, pero bachata al fin y al cabo. Y entre caer a sus pies y ver el fervor con el que se recibe esos movimientos por según que público uno no puede más que tararear a Rubén Blades mientras espera el momento: ese en el que tu amigo molón que no se perdía ni un solo Primavera Sound y viene y, sin pestañear, te dice: «Yo siempre fui muy fan de la bachata»