Era la tercera vez que Néstor Pardo se dejaba caer por este ciclo. Y de nuevo nos encantó. En esta ocasión lo hizo solo, con una guitarra, su voz y todo su arsenal de recursos para meterse al público en el bolsillo (e, incluso, lograr callar a los charlatanes que anunciaban una noche horrible). La excusa era el fin de gira de Libélula. El motivo, compartir una vez más un cancionero de voz granulada, ecos del folk-rock y el blues americano y miras cada vez más intensas a Latinoamérica.
Sí, además de pasearse por su repertorio, honró a Héctor Lavoe o Chavela Vargas. También hizo un repaso por su visión coruñesa cascarillera y poco menos que nos contó su vida sentimental a través de sus canciones. Al final, improvisando boleros en un blues no previsto nos dejó a todos son una sonrisa en los labios y ganas ya de ese nuevo disco que saldrá alrededor del mes de abril.
Como siempre gracias al artista, a los responsables de la sala y, de manera especial, a los que acuden al concierto pagando su entrada y permiten que todo esto tenga sentido. Próxima parada: Chicharrón, el 16 de marzo, también en Baba Bar.