Cuatro personalidades capaces de haber construido un universo propio encabezan la lista de los mejores discos hechos este año. Cuatro maneras de entender la música popular en el 2015 en base a la emoción, la solidez del discurso y, a veces, incluso la sorpresa. Cuatro autores capaces de devolver el optimismo a aquel oyente desencantado con el tiempo musical que nos ha tocado vivir. Y junto a ellos, rabiosos mordiscos del presente, reminiscencias de la quietud noventera y un autor que nos visita desde su planeta musical lejos de todo. Descubran o (re)descubran. Y disfruten.
1. RAFAEL BERRIO “Paradoja” (Warner). Después de 1971 y Diarios, en los que se reveló como una bendita anomalía con aires de crooner y chanson, el músico vasco opta ahora por el rock. Sin muchos rodeos, mira claramente a Lou Reed. Con ese molde ha facturado un torrente expresivo, cuyas letras e interpretación se clavan como pequeñas agujas en el oyente. «Solo cambio y veleidades por un lado / y roña y decadencia en su contrario / quisiera ver y no lo veo otro escanario / otro argumento que el argumento que el argumento por excelencia», canta haciendo quizá la mejor fotografía del presente. Es solo uno de los latigazos de un disco cargado de versos eléctricos y tensión instrumental. Un extraño placer a contracorriente de todo que pide ser escuchado en un club.
2. XOEL LÓPEZ “Paramales” (Esmerarte). Uno de los mayores deslices de la historia de este blog ha sido relegar a Atlántico (2012) a 5º disco nacional del año 2012. No solo era del mejor de aquel año, sino posiblemente el mejor disco de pop en castellano de la década. No se cometerá el mismo error ahora. No resulta tan excelso como aquel, pero tampoco lo intenta. Paramales camina en otra dirección. En esta ocasión el músico coruñés ha jugado con la música, la ha moldeado a su antojo y ha dejado un excitante puzzle sonoro con temas magníficos. Unos emotivos, como Almas del norte. Otros contagiosamente melódicos, como Yo solo quería que me llevaras a bailar. Algunos de belleza deliciosa, como Caracoles. Y también poniendo la experimentación al límite, como A serea e o mariñeiro. Una maravilla
3. EL NIÑO DE ELCHE “Voces del extremo” (Telegrama cultural). Seguramente se trate del disco más atrevido del año en España. Igual que Enrique Morente o La Mala Rodríguez, El Niño de Elche sabe perfectamente de dónde viene, el cante flamenco, sin tener muy claro a dónde va. Prefiere guiarse por el instinto y la sorpresa para avanzar, obteniendo jugosos resultados. Así logra un híbrido de pop, flamenco, kraut rock, esencias arábicas y dub preñado de rabia, política y un algo indefinible que explota en piezas como Canción de corro de niño palestino. Se traduce en piel de gallina, gestos de asombro y reconocimiento ante un artista único.
4. PABLO UND DESTRUKTION “Vigorexia emocional” (Marxophone). Pablo García se casó y se divorció en un mismo año. Las emociones giraron 360 grados, convirtiendo su vida en una montaña rusa. De ahí surgió un tercer disco en el que autor asume, tema a tema, la rápida decadencia de un amor destinado al fracaso. Siempre con esa voz suya -limpia, poderosa, presente- y transitando momentos de zozobra, crepúsculo y desesperación, llega a una dolorosa conclusión: Dulce amor. «No puedo seguir así / quiero vivir solo y acorazado / quiero vivir solo y sin nuestro dulce amor», canta. Solo se puede escuchar en el disco. El artista la ha retirado de sus directos. Confiesa que es demasiado fuerte incluso para él
5. BALA “Human Flesh” (Matapadre). Lo dijimos ya hace meses: Bala molan y molan mucho. Pero desde que lo dijimos la primera vez hasta ahora, ya con su disco de debut en la calle, Anxela y Violeta han crecido mucho. Sus directos queman y arañan. Sus canciones poseen la extraña virtud de sonar familiares e impactantes a un tiempo. Y su fórmula semeja estar tocada por la varita mágica que hace que todo mole y que mole mucho. Este es un disco para escuchar con el volumen al máximo, mientras vuelvan los fantasmas de Black Sabbath y Nirvana en una fiesta guitarrera.
6. McENROE “Rugen las flores” (Subterfuge). Merece la pena seguir cada paso de McEnroe como una opción segura. Ellos siguen haciendo poesía de las pequeñas cosas. Continúan tocando lento y sin prisas. Ahí, en ese compartimento en el que hay que ir a por ellos, guardan canciones preciosas sobre los claroscuros de la vida, con ecos de Red House Painters, evocaciones de los llorados Migala y muchos de cosas cosas que nos apasionaban en los noventa. Y que a algunos nos siguen apasionando hoy en día.
7 EMILIO JOSÉ “Agricultura livre” (Fohen). El retorno el músico ourensano tras Chorando apréndese es un triple cedé en el que da rienda suelta a su particular concepción del pop. Con trazos de bossa-nova, arrumacos al hip-hop, desvíos al synth-pop y una constante sensación de puzzle sonoro, Emilio José habla de un Ourense independiente y el rural olvidado, al tiempo que rinde tributo a Kim Kardashian y reparte bofetones a diestro y siniestro, sea el PP, sea Podemos («Non hai ningunha diferencia entre Rajoy, Pablo Iglesias e Beiras / son xefes, sempre mandan»). Todo a lo grande, en una suerte de empacho musical que necesita tiempo para ser digerido del todo.
8 SELVÁTICA “Un mundo extraño” (Discos de Kirliam). Dos terceras partes de los viguesees Indómitos son Selvática. En cierto modo continúan la empresa. También practican un punk con gusto por melodías no muy obvias y los ambientes retorcidos. Pero ahora, Manu y Paula, le han dado una nueva luz pop que le sienta de maravilla. Quizá sean los efluvios brasileños (ahora viven en Brasil), pero aquí se pretende ir más allá de Parálisis Permanente y The Fall, serpenteando en psicodelia y haciéndole guiños a Blondie.
9. LADY LEÑO “Lady Leño” (Autoedición). Junto a Bala, la gran revelación del año en A Coruña. Enamorados de los Sonic Youth de Death Valley 69, devotos de Parálisis Permanente y contemporáneos a Savages, el ahora cuarteto destaca entre la producción del 2015. Gracias a su torrente de expresividad, su manera de concebir la música como purga y la sensación de vaciado que trasmiten en cada tema. Hace unas semanas los hemos podido ver en directo en Los conciertos de Retroalimentación. Y flipamos
10. GENTE JOVEN “Casa de socorro” (Acuarela). Entre los primeros Sr. Chinarro, The Cure, Silvania y Slowdive, Gente Joven se asoman a la superficie del pop español pidiendo: «Enséñame a calcular el algoritmo de la fascinación». En plena convulsión de un panorama indie cuestionado por su ensimismamiento, ellos parecen reivindicar precisamente eso: el mirarse hacia dentro, el hacer poesía de los sentimientos callados y el pinchar en el corazón del 0,1% de la población a poco que se acerque.
En esa lista falta The Tribulettes ( Trials and Tribulations).
Fernando Alfaro también ha sacado un gran disco este año. Y ahora a ver si sale el de Triángulo de Amor Bizarro