¿La peor gala de la historia de los Grammy? A falta de haberlas visto todas, cabría decir que, cuando menos, está en el grupo de las más anodinas. Nada funcionó de verdad. Más de las mitad de las actuaciones resultaron olvidables, la gran estrella de la noche (Sam Smith) queda lejos de ser una verdadera estrella y el tono general destilaba, de continuo, una sensación de decepción. Ahí van diez notas escritas a toda velocidad al término de una gala para olvidar. Zzzzz Zzzzzz Zzzzz.
1. EL ADELE MASCULINO TRIUNFÓ. El ganador absoluto de la noche fue con Sam Smith. Tomó la plaza de Adele, con su soul británico de tez blanca y poderío vocal. Ganó cuatro de los seis premios a los que optaba, entre ellos el de la mejor canción por Stay With Me y a la grabación del año. Se marcó una versión orquestada de esta junto a Mary J. Blige. Seguro que la recordará toda la vida. Uno duda bastante que su carrera vaya más allá de este momento de gloria. Pero el tiempo dirá.
2. BEYONCÉ FUE LA GRAN PERDEDORA. Todo estaba preparado a para titulares del tipo “La gran noche de Beyoncé”. Pero no, patinó en todas las grandes categorías a las que optaba. Cuando Beck recogió el premio al mejor disco del año, le filmaron el rostro por si se le dibujaba la decepción. Incluso su interpretación final de Precious Lord, Take My Hand estuvo muy por debajo de lo que una artista como ella suele ofrecer en este tipo de situaciones. Un bluff total.
3. ABURRIMIENTO GENERAL. Salvo algún estallido puntual, la norma de la noche ha sido el aburrimiento. La primera parte en concreto resultó soporífera. Ver a la otrora chispeante Katy Perry en plan baladista de piano, a unos AC/DC sin fondo dándole al Highway To Hell o Adam Levine & Gwen Stefani, interpretando My Heart Is Open del último disco de Maroon 5 sirvió para que más de uno se arrepintiese de forzar el sueño a golpe de café. Lo que vendría luego tampoco iba a ser para echar cohetes.
4. FENÓMENO INEXPLICABLE. ¿Alguien puede explicar lo de Ed Sheeran? Porque la cosa ya lleva unos años. Recibido como una de las grandes personalidades del rock contemporáneo, lo cierto es que cuesta encontrar algo en él que no sea la sosería más absoluta. Cantó Thinking Out Loud, junto con John Mayer. Luego estuvo con Jeff Lynne. Pero nada, no logra despertar ni la más mínima emoción.
5. DOS DÚOS QUE FUERON MÁS ALLÁ DEL BOSTEZO. Dentro de los muchísimos dúos soporíferos que sucedieron en la noche, cabe hacer un par de excepciones. Primero Take Me To Church, el single de Hozier interpretado con poderío al lado de Annie Lennox. Después atacarían el I Put a Spell on You de Screamin’ Jay Hawkins, levantando la alicaída velada. Poco después, serían Tony Bennett y Lady Gaga quienes interpretarían Cheek to Cheek, dando ambiente de fiesta, lujo y diamantes al funeral. La cantante bien podría reconsiderar su carrera, visto lo visto. Suyo fue el mejor momento de la noche.
6. ¿LA REINA DEL AÑO QUE VIENE? Rihanna apareció en la gala con un vestido inenarrable que agotó comentarios en las redes sociales. Pero luego, lideró ese trío de excepción que se ha marcado con Paul McCartney y Kanye West. Jugando con el negro sobre blanco, el single Four Five Seconds parecía advertir que ella va a ser la estrella de la próxima gala. Aventura nuevos tiempos en una de las estrellas pop del momento.
7. UN GESTO QUE LO DICE TODO. La cara de Beck cuando lo nombraron como autor del disco del año vale por mil palabras. Superando a Ed Sheeran, Beyoncé o Pharrell Williams, su Morning Phase se coló en una de las categorías estrella de los Grammys. El premio se lo dio un Prince recibido como una suerte de semi Dios por el público. También ganó al mejor album de rock. Y sí, el suyo, es un gran disco. Se marcó junto a Chris Martin de Coldplay el Heart Is A Drum, que no estuvo mal.
8. QUE TODO EL MUNDO SEPA QUE ESTOY AHÍ: Como es norma en ella, Madonna quiso hacerse ver desde el minuto uno. Apareció vestida de torera con las cachas al aire (tómese en el sentido literal). Dentro, se marcó una de las actuaciones más espectaculares de la noche con Living For Love, una suerte de góspel taurino difícilmente descriptible con salida por los aires de la cantante. Habrá a quien le guste, seguro. Pero también quien piense que esta mujer hace ya tiempo que perdió su momento, su oportunidad y su inspiración.
9. Y ES QUE NI EL «HAPPY» FUNCIONÓ: Ya hay que tener ganas de estropear una pieza dan redonda como Happy, pero Pharrell Williams optó lo estrafalario, metiéndole unos arreglos «majestuosos» que no le pegaban ni con cola. Metiéndose en camisas de once varas reventó un temazo de manera totalmente absurda.
10. TOQUE SOCIAL. Si el año pasado fue una apelación al ama como quieras, esta vez tocó concienciar sobre la violencia sobre las mujeres dentro de la pareja. El presidente Obama salió a mitad de la gala por vídeo y una mujer víctima de esos abusos contó su experiencia.