Su condición de banda mainstream con toque alternativo ha echado a muchos para atrás. Pero si algo no se le puede negar a The Killers en su primera década de existencia es su facilidad para crear hits instantáneos. Otra cosa es la carencia de álbumes sólidos en su discografía, más allá de los dos o tres singles de cada uno. O el naufragio AOR de sus últimos movimientos, totalmente sumidos en el bostezo. Pero cuando la banda de Brandon Flowers se centra y mira a su audiencia con autoridad, logra un efecto similar al que en el pasado conseguían U2, Coldplay o Radiohead. Sí, su música, al hacer diana, genera en el oyente esa sacudida interna que llamamos emoción, la que anula todo tipo de prejuicios.
Por ello, un recopilatorio como Direct Hits 2003- 2013 termina siendo lo más parecido al disco ideal de The Killers. Pocas diferencias hay entre ellos y, por ejemplo, Kylie Minogue o Beyoncé: deslumbran con los sencillos, aburren con los discos completos. De todos modos, esta compilación se queda lejos de la perfección porque los inevitables temas inéditos que justificarían su compra —Shot At The Night y Just Another Girl— constatan la descendente curva creativa del cuarteto de Las Vegas desde que tocaran techo con los picos de Day & Age (2008). También afean la situación los singles extraídos de Battle Born (2012), con ese horripilante toque a rock de banda sonora cutre ochentera. Y, bueno, la versión demo de Mr. Brightside y la remezcla a cargo de Calvin Harris de When You Were Young no logran ir más allá de la curiosidad.
Apartado eso, el resto viene a constatar, paso a paso, lo proclamado en el primer párrafo. Canciones como Somebody Told Me, When You Were Young o, por supuesto, esa siempre maravillosa Human no solo suenan a clásicos contemporáneos. También logran anidar en el oyente una euforia muy particular. Esta va in crescendo hasta explotar en estribillos que suenan con la misma fuerza y maleabilidad de una bandera de juventud ondeando al viento. Ahí, pese haber sido puestos en duda mil y una vez, The Killers difícilmente encuentran rival. Sus canciones para todos los públicos -sumemos a las anteriores Mr. Brightside, Read My Mind o Spacemen– se suceden en ese disco como himnos de una generación que aún un ápice de su pegada.
Pero, eso sí, a la vista de la situación dejan una sensación agridulce: la sospecha de representar un pasado que jamás volverá a ser presente si no enderezan el rumbo. Y todo pinta a que no. Ojalá haya que rectificar estas palabras.
Vídeo de «Shot At The Night», uno de los temas inéditos de la compilación