El gallego Jesús Ordovás recopila en el libro «Viva el pop» (Lunwerg) el trabajo de los diseñadores, fotógrafos, periodistas y fanzineros que dieron cuerpo a la música nacional desde la Movida la era indie
«El pop es algo más que grupos y canciones». Lo dice el periodista Jesús Ordovás (Ferrol, 1947) y lo plasma en el libro Viva el pop. Subtitulado Una historia gráfica del pop español desde la movida a la explosión indie, traza un colorista recorrido por ese extra cuyos autores suelen permanecer fuera del foco. «Hay mucha otra gente trabajando en la sombra. Diseñadores haciendo portadas, fotógrafos ocupándose de las imágenes promocionales y, en general, todo el equipo de apoyo», reflexiona Ordovás, que amplía el radio de acción a «los periodistas y medios de comunicación que, al fin y al cabo, logran que la música llegue a la gente».
Con esa premisa, el autor abre su baúl de los recuerdos y selecciona «una millonésima parte» de lo que guarda en su interior. Sí, en Ordovás se encuentra el ejemplo perfecto del enamorado de la música que lo colecciona todo. «Soy un fan total del arte pop e intento conservar todo lo que cae en mis manos», señala. Las 240 páginas de Viva el pop le dan totalmente la razón. El lector que se adentre en ellas contemplará un desfile de portadas, fotografías, entradas de conciertos, pósteres promocionales, carteles de festivales y un interminable etcétera.
Tras ello descansa una idea: la de ese mundo pop previo a llegada de Internet que se desdibuja poco a poco. Las nuevas generaciones podrán descubrir aquí que hubo un día en que quien acudía a un concierto se llevaba a casa una entrada elaborada para la ocasión. E intuir que esos pedazos de papel se mimaban, adquiriendo con el tiempo el estatus de objeto sentimental.
En la obra se incluyen tiques de Loquillo, Almodóvar y McNamara, Mama, Obús o los bonos de aquellas ediciones del FIB de los noventa. También se plasman fanzines de recorta y pega como Mártires de Uganda, La Parturienta u otros más elaborados, como Mamorro o Rock Indiana. Conformaron una buena parte de la prensa marginal que en los noventa se opuso a la establecida. Y, cómo no, un amplio catálogo de aquellas cintas de casete de grupos como Siniestro Total, Los Inhumanos o simples recopilatorios con títulos como Nuevas tendencias. Le llegaban al propio Ordovás en la época de la movida, cuando dirigía el programa Diario Pop de Radio 3. «Fueron más de cinco mil», precisa. De ellas apenas se queda con una docena.
UN LIBRO DE FAN
Jesús Ordovás no considera que Viva el pop se trate de una obra para iniciados. «Para nada, yo creo que se trata de un trabajo de fácil acceso para cualquier persona que esté interesada en la cultura del pop en España», opina dando el gancho comercial: «Yo me lo compraría inmediatamente si lo hubiera hecho otra persona». En sus páginas se sienten los latidos de un fan de la música que ha conocido desde la primera línea la evolución de la música nacional. Pero, al tiempo, el que conserva ese fetichismo propio del adolescente que cuelga una foto de su ídolo en la pared de su cuarto.
El volumen se completa con un Quién es quién alfabético. A modo de diccionario, se recopilan pequeñas semblanzas de los supuestos personajes clave del pop patrio. Y, por último, treinta fichas-test de figuras como Eva Amaral, Alaska, Antonio Luque (Sr. Chinarro), J (Los Planetas), Germán Coppini, Genís Segarra (Astrud, Hidrogenese), Miqui Puig, Nacho Vegas, Christina Rosenvinge o Mario Vaquerizo, en las que exponen filias y fobias de su puño y letra. «Ahí se puede ver su caligrafía y carácter al escribir o dibujar», detalla Jesús Ordovás. Fiel a su concepto inicial, ha incluido personajes como el periodista Bruno Galindo, el editor Jesús Llorente o el dibujante Mauro Entrialgo entre los elegidos.