Mavis Staples
Santiago, Auditorio de Galicia
6-11-2012
«¡Todavía estoy aquí!», gritaba Mavis Staples a mitad de actuación en Santiago. Lo hacía con pretensión de poderío pero, ay, la evidencia demostraba otra cosa. La Dama del Soul no se encontraba al 100% de sus posibilidades. Lo valioso de ella, su voz, renqueaba. Y, ojo, que nadie se lleve a engaño: no se trata de una cuestión de edad (en YouTube existen vídeos de ella recientes donde aún apabulla), sino más bien del momento. Quién sabe si fue la humedad, un frío que la cogió repentinamente o el haber forzado la garganta en fechas previas, pero lo cierto es que Mavis Staples no llegó a deslumbrar.
Gustó, sí. Dio un buen concierto, también. Y demostró trascender al estatus de vieja gloria, por supuesto. Pero esa exhibición sobrenatural que algunos fans aguardaban no llegó a producirse. Quedó claro pronto. Freedom Highway, uno de esos clásicos suyos de vena hinchada y ronca fuerza vocal, sonó tremenda. Pero lo hizo por el bloque de la excepcional banda que la acompañaba, sin que ella llegase a destacar con su aura de iluminada estrella góspel. Todo lo contrario que el sobresaliente guitarrista que lo acompaña en vivo. El mismo que hizo temblar a golpe de metal pesado previamente You Are Not Alone. Su guitarra sonaba perfectamente ralentizada y, a veces, comiéndose con su rodillo blues al protagonismo de la gran figura de la noche. Ella lo intentó de todas las maneras. Saludando a las primeras filas. Apelando al espíritu positivo. Hablando de la esperanza. Y, lógicamente, tirando de un repertorio tremendo.
Mandó You Are Not Alone, el notable álbum que grabó en 2010 con Jeff Tweddy (Wilco) a los mandos de la nave. Cayeron en el Auditorio de Galicia un buen puñado de sus canciones. Desde la inaugural Wonderful Savior a la relectura del clásico de la Credence Clearwater Revival Wrote a Song For Everyone, pasando por la rolliza We’re Gonna Make It o la crepuscular Too Close/On My Way To Heaven, esta probablemente de lo mejor de la noche. También emergió su célebre apropiación del The Weight de The Band y una inevitable mención a los Staples Singers: una versión emotiva y extensísima de la celebérrima I’ll Take You There. Eso sí, con metedura de pata incorporada.
En plena arenga pro derechos civiles e, intentando contagiar al público de sus vibraciones de fe y futuro, a la artista no se le ocurrió mejor cosa que, a micro abierto, preguntar a sus coristas: «¿Cómo se llamaba esta ciudad?». La gente sonrió, lo pasó por alto y pidió enérgicamente un bis. Este se resolvió, con apariencia de improvisación, con dos piezas clásicas de góspel. Punto y final a un concierto que no estuvo nada mal, pero que la mayoría preveía sublime. Y de eso nada. Cuestión de expectativas.
Foto: Álvaro Ballesteros
Eeeeeeeh… no
Más bien el mejor concierto de soul que hemos podido ver en Galicia en los últimos años. Su voz no renqueaba, hace años que la tiene rota; rota, pero con un chorro y una potencia intactos. Solo hay que oír sus dos últimos discos para darse cuenta.
El volumen fue un poco bajo en los dos primeros temas, pero de ahí en adelante un recital. Ya solo la exhibición vocal de Eyes on the prize no tuvo parangón con nada de lo que podamos ver últimamente por estas tierras. Y, al contrario que Maxine Brown, todo acompañado por una banda sublime, sin parangón. Un concierto sublime
¿Decepcionante? De eso nada. Cuestión de empirismo.
Vergüenza te debería dar calificar de decepcionante semejante concierto y encima introduciendo el artículo con esa aberración de titular.
¿Que no llegó a deslumbrar? Por favor… Quizás el concierto podría haber sido un poco más entretenido si no fuera por un público soso a más no poder (entre los que seguro te encontrabas tú).
No llego a comprender como, por el simple hecho de que en un determinado momento de la actuación en el que Mavis paró dos segundos de cantar para toser, ya se eleve el concierto en su totalidad a la categoría de decepcionante. Y sobre lo del nombre de la ciudad, hay que estar bien amargado para tomarse eso mal. Sinceramente, personas como tú no merecéis su presencia. Si es que no me extraña que leyendas como Mavis Staples casi nunca se pasen por Galicia. El público no es nada participativo y en cima después la ponen a parir. Y en el caso de que de verdad hubiera hecho un mal concierto no te deberías de atrever ni a criticarla. Hay artistas como ella que están a otro nivel y gente como tú que parece que no se entera.
En resumen, no hay cosa peor que generalizar al dar una opinión. ¿Que significa eso de que sus fans esperaban algo más de ella? Seguro que tu ni la conozcas (y hasta apuesto que solo te documentaste sobre su vida para hacer tu artículo), pero yo, que sí me considero fan (y escucho sus canciones tanto de sus inicios como de la actualidad), sí disfruté del concierto.