Este año solo he podido ir a la segunda jornada de un Festival do Norte que celebraba su 11ª edición. Pese a la ausencia de nombres internacionales, demostró una vez más su poder de convocatoria. Gran ambiente en un día en el que brilló, por encima de todo, el pop de Lori Meyers.
Festival do Norte (2º jornada)
Vilagarcía de Arousa, Fexdega 28-5-2012
Lori Meyers lo tienen. Tienen eso que hace que pasen de ser un simple grupo a escribir la BSO de la vida de cientos de personas. Sus canciones proporcionan bienestar en el corazón y calor en las mejillas. Se trata de pequeñas pildoritas musicales que versan sobre ese capricho llamado amor, transformadas desde su sencillez en himnos y elevadas a un estatus que pocos, poquísimos grupos en España han alcanzado. Si a finales de los ochenta fueron Los Flechazos los que nos hicieron sentir súper héroes mods y en los noventa Los Planetas nos convirtieron en protagonistas de una película llamada vida, en los dosmiles Lori Meyers se revelaron como los maestros del estrofa-estribillo-estrofa con efecto de eternidad. Cientos de álbumes de fotos digitales los tendrán a ellos sonando en el futuro, despertando la nostalgia de aquello que fue, que no volverá, pero que resulta maravilloso recordar.
Su actuación ayer en el Festival do Norte fue sencillamente memorable. No importó el sonido, algo apelotonado. Tampoco que se dejasen en el tintero maravillas como L.A. El grupo engatusó desde el primer acorde. Este correspondió a Nuevos tiempos. Abrió el tarro de la euforia, colocó las barbillas prominentes y guió a esas gargantas que escupían versos como “Ahora vienen nuevos tiempos, el amor está en el aire, es momento de escribirle y con más pasión que antes”. Sí, el pop desplegando todas sus armas: melodías irresistibles, letras-sencillas-pero-que-calan y electricidad llevándolo todo a un más allá de ceremonia, de comunión, de estamos-aquí-mejor-que-en-ninguna-parte.
Aunque los que vivieron en sus carnes a Los Flechazos o los primeros Planetas, sigan viendo a Lori Meyers como el talentoso hermano pequeño de un amigo, los granadinos demostraron en el escenario haber crecido muchísimo. Y poseer un repertorio de hits lo suficientemente amplio como para tener a la gente una hora y pico comiendo de su mano y haciendo del hecho de conocerse una fiesta multitudinaria. Cayeron joyas a pares. Algunas explotando en el público como granadas pop (Mi realidad, Alta fidelidad). Otras emergiendo como una pura caricia (Luciérnagas y mariposas, Sus zapatos). Pero todas dejaron a la chavalada embobada. Y afónica.
Se cantó mucho en la carpa grande el Festival do Norte. Y se botó, alzando los brazos al aire, conjurando una atmósfera embriagadora. En el lateral del escenario, miraba al público Carlos Mariño, el mánager gallego del grupo. Mientras, Noni, el cantante, se quedaba sin camisa (y casi sin pantalones) ante las fans enloquecidas, su gesto delataba la satisfacción de tener algo grande, muy grande, entre manos. Sonaba Luces de neón. Entre “parapapapá”, «tendría que reconocer que o llevo razón» y trallazos de batería aquello se venía abajo. Final. Y sí, ya está. La sonrisa, de oreja a oreja, petrificada. Al menos, hasta el día siguiente.
No fueron los únicos Lori Meyers, aunque sí los más importantes. Disco Las Palmeras abrieron la tarde, pero los problemas surgidos en la AP-9 hicieron que muchos de los que venían en coche del norte se quedasen sin su actuación. Apenas dio tiempo a ver algo de Los Pilotos, la nave dirigida por Banin y Florent de Los Planetas dedicada a explorar el rock electrónico espacial. Se acompañaron de un batería y sonaron graníticos, mejor que en disco, pero quizá a una hora demasiado temprana para su propuesta, y más en un escenario pequeño que aguardaba a las Nancys Rubias. Ver a varios fans de estos, bailando el kraut rock de Los Pilotos en plan nos-vamos-de-fiesta-a-Ibiza, reflejaba perfectamente el estado de ánimo.
Las Nancys dejaron en minúsculo el escenario pequeño. Cazando al vuelo alguna de sus letras, se escuchaban cosas del estilo “Somos las Nancys Rubias y hacemos playback” o “somos un derroche de actitud” que se correspondían perfectamente con lo que hacían en el escenario: el fraude expuesto con toda transparencia. Así que fingieron que tocaban esas canciones medio Ramones-medio Sigue Sigue Sputnik y encantaron a los cientos de personas que transmitían la sensación de ir al festival solo para ver en el escenario a los protagonistas del reality de la MTV. Horas después su esposa, Alaska, cerraba los conciertos repasando clásicos de los ochenta (y de décadas posteriores) dentro de un formato cabaretero lleno de vedettes, plumas y, !sorpresa!, la stripper Susana Reche.
Mucho antes, Pollock habían inaugurado los pases del escenario grande son su pop-requeteinfluenciado por Phoneix y, luego, El Columpio Asesino cumplían con solvencia su papel de discípulos del rock pixiano sección oscura. Como era de esperar, Toro se cantó como el himno que es y los más mayores del lugar certificaron que eso sigue siendo todo un milagro. Las carpas de baile acogieron a los dj’s Sandra Dinamita y Hangtheguille. La primera pinchó muchas piezas cincuenteras. El segundo, pop indie. Dicen que muy bien ambos. Un servidor llevaba ya entonces unas cuantas horas de sueño, borracho de pop y con una certeza: en el 2013 hay que repetir.
Totalmente de acuerdo con el concierto de Lori Meyers. Un festival que tenia menos gancho para mi que otros años, pero que con el trozo que vi a Disco Las Palmeras, y los conciertos de Polock, Lori y Love of Lesbian, ademas de las sesiones de Bodegas y Amable del viernes, ya me mereció la pena un año mas.
La cuestión, es que en esto de las canciones, está la técnica, la construcción de las mismas y el sonido. Y yo, la verdad, es que en OFDN, estilos y sonoridades retro (¿Lori Meyers?), no encontré. Para mí, este festival, se ocupa del pop, pero del actual, del moderno, del alternativo, de ese que nació en los años 80s y se quedó hasta la actualidad (¿si les va bien la cosa, para qué cambiar, no?). No voy a negar, que personalmente, Lori Meyer, bajo mi punto de vista, tienen un «toque» Brincos y un «deje» a lo Tachenko, sobre todo lestrística y vocalmente. Exceptuando el rock de Los Enemigos y (¡para mi sorpresa!)los temazos pa-ra-can-tar de electro-punk-rock-ochentero de Nacys Rubias, el rock apenas existió en este festival,que yo ya catalogo como electro-pop (sí, tal vez sea exagerado, aunque no tanto). Cualquier día, va a haber que habilitar un lugar en próximos eventos como este, para recordar a muchos, que una guitarra acústica, una harmónica o un contrabajo, existieron no hace mucho en escenarios de conciertos. E incluso en OFDN, hace años, donde, sinceramente, había más variedad estilística (un Bunbury o un Vegas, a día de hoy, impensable, no?). Bueno. En fin. Que ya hablé de más, pero es que la verdad, me siento bastante decepcionado con el festival de este año y quería mostrar mi opinión. Muchas gracias.
Considerar como algo rock a las Nancys Rubias (por no entrar en que sus canciones son «temazos») tiene delito. Su actuación en al FDN no solo fue bochornosa, sino que directamente resultó una tomadura de pelo. Resulta descorazonador comprobar como a la gente le gusta más eso que la música de verdad.
Menos mal que no a todos les gustó Nancys Rubias y a algunos nos pareció una tomadura de pelo. Si todo fuese así, para qué tocar en directo, pudiendo hacer un karaoke en playback, y la gente tan contenta…
Para gustos colores, personalmente lori meyers a sido uno de los grandes triunfadores de esta edición del FDN, pero también me han gustado mucho DISCO LAS PALMERAS, PEGASVS, LOVE OF LESBIAN, EL COLUMPIO ASESINO…desde mi punto de vista la programación ha sido buena con respeto a las NANCYS RUBIAS a mi personalmente me encantó es un grupo que siempre ha ido de cara y nunca han dicho que no hicieran playback y el concierto resultó muy divertido, por otro lado FANGORIA me emocionó no se le puede negar ese ramillete de canciones maravillosas compuestas por canut, alaska y berlanga, siento una gran admiración por este grupo, en terminos generales mu bien el festi, evidentemente es mi opinión.