A finales de los noventa salió a la venta uno de los discos mas enigmáticos del indie nacional. Se trata de 127 de los gijoneses JR. Lo editó Acuarela y suponía la tercera reinvención de un proyecto alumbrado en la explosión noise del arranque de década como Eliminator Jr, que en 1997 había vuelto tirando a lo acústico y que en 1999 dejaba a los pocos críticos que le hicieron caso sin recursos. No se trataba de algo convencional o al uso. El álbum, totalmente suicida en sus planteamientos, lo componía una sucesión de susurros extrañamente melódicos, instrumentaciones troceadas, ladridos de perros, percusiones venidas de otro planeta y letras sin sentido aparente. La prensa del momento, aunque estuviese entusiasmda glosando las gestas el post-rock, se desentendió del tema. La mezcla de todo invitaba primero al rechazo. Luego, a la curiosidad. Un poquito más tarde, al enamoramiento total. Y, tras 15 o 20 escuchas, al descubrimiento entusiasmado de que allí latía una joya absoluta.
A ese último estadio llegaron poquísimas personas.Uno de ellos es Óscar Vilariño, un ya veterano músico de la escena indie gallega con un pie en A Coruña y otro en Lugo. Integrante, entre muchas otras, de formaciones como Devalo, Valetudo, Mullet o Triángulo de Amor Bizarro siempre mostró una devoción insólita por aquella radical célula musical que había alumbrado 127. Ese amor llegó a impulsar recitales en Galicia de AAtrige (el grupo paralelo de Rafa de Jr), se dejó ver en varios de sus proyectos y ahora llega a su máximo apogeo en A Veces Ciclón, su ultimísimo grupo. Impulsado junto a Marcos Junquera, parece un cierre de círculo: saldrá a la luz con -!claro!- Acuarela. Se trata de un artefacto sonoro claramente derivativo de los postulados de Jr. Pero también de otro de los grandes nombres ocultos de entonces, Viva Las Vegas (que contaban con Frank Rudow a la batería, integrante también de Jr). Lo mejor, es que apunta hacia su propio lugar. Y hace diana.
Por ahora, tres canciones grabadas en agosto del 2011 cuelgan en su Bandcamp. Una (No), que gira y gira en de modo obsesivo y encuentra su catarsis en una explosión controlada de platillos. Otra (Es el sol), que camina abrupta esquivando la melodía. Y una final (Curtis), que sintetiza ambos mundos. Si a todo ello le sumamos una portada-homenaje a las fotos promocionales del La Jr. (el álbum con el que JR. se volvieron a rebautizar) cambiando caballos por vacas, tenemos algo casi más insólito que la existencia de aquel 127:un grupo que surge bajo su misterioso halo de influencia. Los 50 fans originales del disco y los 25 que se sumaron a él con el tiempo están de enhorabuena.
Nota: Quien desee escuchar 127 lo puede hacer aquí . Eso sí, si puede adquirir una copia original que no lo dude: es uno de los diseños más sencillos y bonitos que que hayan editado jamás en España.
Qué interesante, gracias por unir los hilos del xixón sound con galicia¡¡