Nunca sabe uno donde se puede terminar. Seguro que Beth Ditto, la carismática voz de Gossip, ha pensado en ello alguna vez mirándose al espejo y reflexionando sobre cómo se puede pasar de la estricta independencia de la escena rrriot y queercore —movimientos punk ligados al feminismo y la homosexualidad, respectivamente— a grabar un álbum en una multinacional como Sony y convertirse en un auténtico icono de la moda que trasciende completamente el lugar natural de una cantante.
Su última aportación en ese sentido ha sido la colección de Evans, presentada en Londres en la que Ditto modelo luce sin complejos leggins y vestidos plateados dentro de una colección de tallas grandes. En lo musical, la noticia la encontramos en Music For Men, un trabajo recibido con disparidad de reacciones entre sus seguidores.
El cuarto disco de estudio de Gossip explota la veta del predecesor Standing In The Way Of Control. Es decir, de nuevo nos encontramos con ese híbrido de soul, funk y post-punk que pretende golpear y hacer bailar a partes iguales. Como unos Blondie pasados por el filtro del Nueva York pos 11-S, Gossip suenan sexys, desafiantes y con mucha actitud. Pero en esta ocasión no alcanza las cotas de excelencia a la que nos tenían acostumbrados, diluyéndose su poder por el camino.
Con una portada que transmite abiertamente el lesbianismo militante de la banda, Music For Men tiene su mayor baza en el single Heavy Cross, una ración de guitarras nerviosas con filiación directa con el hit Standing In The Way Of Control. Con una pizca de electrónica mayor de lo habitual también destaca Pop Goes The World o esa decidida apuesta por la electricidad guitarrera inserta en 8th Wonder. Pero, en general, lo que transmite este álbum es la sensación de que no se llegó a accionar el detonador de la bomba con la que Gossip exhortaban al baile.
Apostando por el caballo ganador de una fórmula que los hizo grandes, este trabajo tiene mucho de formas pero poco de fondo. Cuando todo el mundo esperaba una contundente respuesta a esa Kate Perry que asaltó las listas con el provocativo I Kiss A Girl, lo que nos encontramos es una obra a medio gas que, por cierto, no tiene ni un solo tema a la altura del Hot n´Cold de la Perry.
Totalmente de acuerdo (bueno, no he escuchado el disco de Katy Perry…). Además de ser un disco flojo, su anuncio en Spotify me ha llevado a desarrollar un poco de antipatía hacia este disco. Eso sí, el single es de los mejores del año.
Es que deberías de obviar «cosas» tan menores como esto. Kylie le da mil vueltas…