La Voz de Galicia
Libros, música y seres humanos
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Leo

Es así. Un chico besa a una chica contra una puerta. Cada vez que la besa, suena el timbre del periódico y la cámara de seguridad los registra. Registra los besos.
-No te preocupes. Son amigos míos, vienen a buscarme, dice el técnico de la radio.

La noche está fría. Te calientas, a falta de besos, con lecturas. Lees a Sergio Pitol que lee a Alvaro Mutis, que lee a Joseph Conrad. Lees a José Pla, cada pitillo, un adjetivo, lees las atípicas memorias que hace del escultor Manolo. Te quemas las pestañas con el Amuleto de Roberto Bolaño, Bolaño a toda velocidad, entre nubes a las cinco de la madrugada, nubes de humo. Hablaste con tu hermana, que estaba tan guapa en las fotos, con sus ojos grandes y sus manos como en el aire.

-Con las manos parece que en vez de moverlas, das pinceladas, le dijiste.

Hablaste … Seguir leyendo

Cáncer

Tenía las uñas azules como el cielo y nombre de río en las montañas y algo de pájaro en la cara. Y había sido madre de tres hijos. Vivía en aquel ático desde el que veía a los yonquis con la mirada perdida entre los árboles de la plaza. Su marido se fue con otro. Pero esa es otra historia. Se fue como los profesionales. Salió del armario, se fue a por tabaco y nunca volvió. Ella era pintora de una lienzos enormes, marcada por la luna. Tuve que ir a entrevistarla y me hizo café mientras tomaba un té. Un compañero me había contado su vida, pero yo solo tenía que preguntar por sus cuadros.

Es una mujer increíble. Tiene una energía que no sé de dónde sale. Sobre todo, después de lo que ha tenido que vivir. Fíjate que su marido la abandonó, al cargo de tres niños. … Seguir leyendo

Géminis

Te acuerdas. Tenían los ojos transparentes, como dos lágrimas verdes. Una quería ser artista y usaba guantes. La otra no quería ser nada. No, mejor. Solo quería ser feliz. Las conociste en Madrid, cuando vivías en aquel piso de la calle Jaén, cuando comías el menú del día en el Mesón de la Risa, al que le llamabais el Mesón de la Prisa. Era comer y marchar a clase. Eras estudiante, el tiempo feliz y perdido en los tardes de los cafés. Al principio, creíste que era solo una. Sonia. Te atendió en una tienda de ropa de Princesa. Salió de la oscuridad del ropero y desplegó su sonrisa. Era menuda. Otro día volviste y te atendió con el pelo rizo. Las mismas lágrimas verdes en los ojos, tal vez el mentón más redondeado. Pero pensaste que era la misma. Sonia. Luego apareció una amiga en común. Y sucedió el … Seguir leyendo

Los coches

Ahí va una historia de las que no se pueden dejar correr. De las que hay que compartir. Se conocieron en el colegio. Se enamoraron en el recreo. Se besaban un beso por encima del otro. Aprendieron lo más importante juntos. Lo esencial, de la mano. Él se marchó a estudiar la carrera a Navarra. Cinco años de estudios, como un reloj. Un millón de cartas. Otro millón de viajes entre Pamplona y A Coruña. Primero en trenes. Después en coche. Cada puente largo, en las vacaciones. Todos los consideraban la pareja perfecta. Deshechos el uno para el otro. Competían a ver quién le regalaba más al otro en navidad, por los cumpleaños. Él la miraba como un caramelo. La risa de ella se repetía como un reflejo en el rostro de él. Ella empezó a trabajar antes. El último curso de él en Pamplona contaban los días. Los tachaban … Seguir leyendo

El ticket demócrata

Obama ya ganó unas elecciones. Las difíciles, superar a la ambiciosa senadora por Nueva York, Hillary Clinton, y a su marido, el ex presidente, fue tarea de titán. Casi un milagro. Ahora está en lo fácil. No dejar que el cadáver de Mc Cain salga de su tumba. Obama es el yerno perfecto. El presidente que una sociedad avanzada hubiese diseñado por ordenador para el siglo XXI. Negro tibio, vivió en Asia, en Hawai, sabe lo que son unos padres modernos o muy modernos. Lo criaron sus abuelos. Anduvo de aquí para allá hasta que dio con una mujer ideal, que viene del pueblo y que supo decirle a su marido que la verdad está siempre en las calles, a ras de suelo. Muchos votantes no elegirán Obama. Optarán por su encantadora mujer. El ticket demócrata parece tenerlo todo. Encima le suman a Joseph Biden, otra sonrisa profiden. Senador senior … Seguir leyendo

El ticket republicano

John Mc Cain, piloto de la Marina y héroe de guerra para algunos, una farsa para otros. Senador senior por Arizona, es el candidato a presidente por los republicanos de Estados Unidos. Lo tiene difícil. Enfrente, el rey del carisma, el Kennedy negro, Obama. Mc Cain lo ha intentado todo. Hasta eligió para vicepresidenta a una bomba mediática: Sarah Palin, gobernadora de Alaska y un pozo de petróleo para los periódicos. «¿Cómo pueden decir que no sé de política internacional si por la ventana de mi casa en Alaska veo Rusia»>. De ella se ha hecho hasta parodias en forma de películas pornográficas. De Mc Cain también se ha dudado sobre todo. De sus proezas de guerra, de sus problemas con la salud, pequeños cáncer de piel. De su capacidad para superar la crisis económica. De su experiencia internacional, en la que se ha exhibido hasta una reunión con el … Seguir leyendo

Tu nombre

¿Quién no ha sucumbido a la tentación de teclear su nombre y apellido en el buscador de google, ese gigantesco loro que todo parece saberlo? Hacerlo se puede interpretar como un ejercicio de vanidad o de miedo (por si salen las multas impagadas o los controles de alcoholemia), pero lo que te aplica esa herramienta universal de Internet es un fuerte correctivo de modestia. Pones tu nombre y te das cuenta de tu sospecha era cierta: César Casal no es nada. Hay muchos César Casal. Son diez letras con múltiples interpretaciones en nuestro planeta diverso. Descubres que César Casal es un alto cargo de un importante laboratorio en Argentina. Un hombre del que, al seguirle la pista por el ordenador, sabes por una enorme esquela de un diario argentino que ha perdido a su hija. César Casal es también un guapo estudiante venezolano, con una barba que le da un … Seguir leyendo

La vida de verdad

Escribir era como cuando jugaba al fútbol y creaba ocasiones donde no las había. Escuchaba y le llegaban unas líneas. Y todo se iba quedando, como un eco en la cabeza, en el interior de un armario con piezas de ropas descolocadas y siempre un abrigo rojo al fondo, un rojo que llamaba.Oía palabras y le atraían como un imán. Escuchó esa expresión tan coloquial, la vida de verdad, y también se la quedó. Se la quedó como una medalla que se prende en el pecho y se luce en una noche de baile, en un salón enorme con arañas de luz que cuelgan del techo. Y la música que sale por los ventanales hacia los carballos del jardín, tras rebotar en el cristal de Bohemia de las copas y en los aceitunas de los martinis. ¿Cuál era la vida de verdad? ¿La de las noches con baile o … Seguir leyendo

Fosas comunes

¿Garzón está loco? No lo sé. Pero escuchen estas tres historias reales de anteayer recogidas por el historiador Carlos Fernández y luego me dicen si hay que hacer justicia o si se trata solo de memoria histérica. Juana Capdevielle, archivera, 26 años. Su delito es ser la mujer del ajusticiado gobernador civil de A Coruña, Pérez Carballo. A ella la encierran, la sueltan, la encierran. Pierde el niño y, en agosto, aparece su cadáver en Rábade, después de haber sido violada y, afirman, con sus prendas íntimas en la boca. Otra. Mercedes. Su delito es estar casada con un sindicalista de UGT, también fusilado. Aparece asesinada en una cuneta en Curtis. Antes fue violada por un grupo de salvajes y hay quien asegura que tenía marcas y los pechos cortados. Francisco Miguel, pintor. Le llamaban el mejicano, por discípulo de Siqueiros. Primero cárcel. Después le cortan las manos. Al final … Seguir leyendo

La final soñada

Las ojeras ya cuelgan. Pero no sé si habrá séptimo partido. Boston apuñaló a los Lakers en su santuario, con Jack Nicholson en primera fila, y solo tiene que apuntalar el féretro para lucir los anillos de campeones. El héroe se llama Paul Pierce. Ni Garnett ni Allen. Pierce es el golpe bajo de los bostonianos. Los jugadores de Los Ángeles aparecen y desaparecen. Gasol y Bryant han alternado momentos brillantes con apagones increíbles. Momentos de figuras con instantes de espejismo, un poco como la propia ciudad de Los Ángeles, que parece un espejismo junto al mar de Santa Mónica y Long Beach. A Odom (salvo en un partido) todavía le están esperando. Así no se gana una final. Gasol dice que, si vencen esta noche, «los Celtics van a tener una presión enorme». No lo dudo. Pero los partidos se ganan sobre la pista y no hablando. Kobe Bryant Seguir leyendo