La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
Seleccionar página

Como las redes se inundan de listas de lo mejor del año, volver a decir por aquí lo bueno que es el álbum de LCD Soundsystem (que lo es) aportaría poco o nada. Así que, igual que hicimos el año pasado, lo que voy a hacer en esta botácora es reunir una serie de trabajos de artistas gallegos editados en el 2017 que creo que merecen mucho la pena. En principio iban a ser solo diez, pero he tenido que ampliar a 15 (y en realidad deberían ser 20 o 25) A la mayoría no los vereis en los resumenes nacionales. Y, creedme, deberían estar.

1. BALA “Lume” (Matapadre). Lo hemos dicho aquí desde el primer momento: Bala molan, mola mucho. Pero que además, con ese segundo trabajo, molan tanto en los surcos como en el tú a tú. Rugiente, trallero, directo y feroz, con este álbum Anxela y Violeta logran que el oyente experimente en sus carnes todo un huracán sonoro. Colindando con el hardcore en ocasiones, acercándose a Sepultura en otras y continuando la matriz Nirvana-Black Sabbath este duo arrasa. En directo. Y ahora también en disco.

2. XOEL LÓPEZ “Sueños y pan” (Esmerarte). Existe una ley no escrita en el periodismo musical que indica que cuando te encargas de hacer la nota promocional de un disco ya no se puede volver a hablar del mismo. Yo he tenido el honor de redactar la de este, el tercer álbum de Xoel López a su nombre. Dije más o menos lo mismo que diría en una crítica extensa del mismo. Así que, sin decir escribir más, os remito directamente a ella.

3. PRESUMIDO “Vendetta” (Music Bus). Sería fácil reducir a Presumido a un proyecto de synth-pop mencionando las influencias más obvias (de Depeche Mode a Lali Puna, pasando por OMD y M83) y combinando clásicos con grupos actuales, para esquivar el término retro. Pero hay una sensibilidad en el proyecto que trasciende al ejercicio de estilo totalmente. En ese mundo poético de blancos y negros, todo fluye. La voz de Tarci suena sedosa, los sintetizadores envolventes y las percusiones de Nacho con el nervio precioso y preciso. Una joya pop.

4. MORDEM “Fragments to Dominate the Silence” (The Winter Hunter). Una de las peores noticias del 2014 fue la disolución de Jane Joyd. Y una de las mejores del 2016 el anuncio del retorno de Elba con Mordem. Se ha materializado en ese álbum que, en cierto modo, parece de aquel folk-pop que discurre de la mano de la electrónica por otro tipo de caminos, del r&b al trip-hop. Todo perfectamente ensamblado. Todo perfectamente ejecutado. ¡Qué bien que hayas vuelto, Elba!

5. ESPOSA “Xardín interior” (Prenom). Maravillosa sorpresa la que nos ofreció Esposa con este disco. De repente, aparece en nuestra vida la homónima “Xardín interior”y sentimos el fuerza del mejor indie-pop. Ahí, entre Vaselines, Beat Happening y Heavenly, surgía un temazo. Simplemente se trataba de un gancho para un disco sensacional, lleno de frescura, juventud y las dosis justas de rugiente electricidad. Para ponerse la camiseta a rayas y disfrutar.

6. CALERO “Un as en la manga” (Autoedición). Gutier Calero deja atrás su alias de Graham Summer, se pasa al castellano y sorprende con un disco que emite destellos de pop fascinante (“He tenido pensamientos”), piezas de folk-rock con madera de himno (“Un as en la manga”) o pasajes de una delicadeza exquisita (“Corazón roto”). A descubrir totalmente.

7. JAY “Fuimos nosotros“ (Matapadre). Giro de timón en el grupo vigués, otrora abonado el ruidismo. Ahora, liberados de corsés, el sonido se expande por diferentes caminos donde los únicos elementos comunes son el pop y la psicodelia. Unas veces entregándose al flamenco, otras el hip-hop, otras tropicalismo y otras al rock sinfónico el disco supone toda una experiencia sensorial.

8. PARDO “Libélula” (Tam Tam Records). Dándole unas ligeras pinceladas de electrónica, incrementando el toque latino en su música y modulando un poco el rascado de la garganta, el coruñés entrega otro capítulo de una de las trayectorias más personales del rock nacional. Altas dosis de ironía. Otras tantas de mala leche. Ramalazos de bolero. Un poco de canalleo. Y la sensación de estar ante un disco redondo.

9. ESTEBAN & MANUEL “La banda sonora de tu día a día”. ¿Cumbia con autotune? ¿Fusión de la verbena y el club indie? ¿El mambo reinterpretado desde un ordenador portátil? Más allá de los interrogantes, los cierto es que Esteban & Manuel han logrado sorprendernos a todos, despertar nuestra atención y, una vez, con ellos sonando engancharnos totalmente.

10. CUCHILLO DE FUEGO “Megavedra” (Humo). Una delirante travesía hardcore-punk que penetra en este mundo no menos delirante. Con alaridos, los de Pontevedra claman cosas como «apoya tu cabeza sobre mi hombro digital”, piden entrar en espacio de co-working o desean bañarse en montañas de dinero para saber qué se siente. Todo ello con guitarrazos trepidantes, sorpresa permanente y la sensación de que, de un modo u otro, se está retratando certeramente un momento.

11. AGORAPHOBIA “Incoming Noise” (Dobeat). Aquel garage-rock un tanto naif de los primeros tiempos, se ha convertido en una bola de rock en la que encontramos ecos de L7, Garbage, Sleater Kinney o Queens Of The Stone Age. Con este trabajo las de Boiro logran sonar duras, melódicas y tremendamente sólidas. Un gran paso adelante

12. ESCUCHANDO ELEFANTES “Hope” (Autoproducido). La banda de folk-rock coruñesa ha dado un notable giro sonoro en su tercera entrega. Tanto que ellos mismos reconocen que podrían rebautizarse, porque estamos ante otra banda diferente. Centrados en un pop épico que, por momentos, nos podía recordar a Coldplay trenzan canciones que arrancan mínimas y se tornan grandiosas, como “There’ll Be joy” o “Anyway”.

13. BOLBORETA “Vuelo” (Kasba Music).
La autora del delicioso disco infantil “De aquí para alá”, editó este año un disco grande en el que da rienda suelta a su concepción global y sin fronteras de la música. A lo Manu Chao, el reggae, el afropop, el folk, el pop y mil y un estilos se guían por el espíritu positivo de la artista.

14. BIFANNAH “Maresía” (The John Colby Sect). Supusieron una insólita flor en el jardín del pop gallego con un epé que mezclaba garage, psicodelia y letras en portugués. Ahora, el formato elepé, les permite ampliar a los de Vigo el registro engatusando con sus ecos, su aroma retro y su facilidad por deslizar las melodías por un tobogán psicodelico. Una propuesta extraña, pero tremendamente adictiva.

15. LUIS MORO “El pacto” (Autoproducción). Sigue el coruñés en un discreto segundo plano al que cuesta llegar. Su faceta de cantautor rock de claros y sombras, deudor de Tom Waits, Mark Lanegan o Bob Dylan, sigue deparando discos tan disfrutables como este. Continuador de las zozobras sonoras de “Cielo color Burdeos” en la inicial “Noche”, luego va dejando imponerse el trazo más claro y melódico.

Foto: Bala en el festival Noroeste (Ángel Manso)