La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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La retromanía, esa adicción del pop a consumir su propio pasado que definió el periodista Simon Reynolds en su libro homónimo, continúa. Y aumenta. Aquí se encuentra un caso que lo ejemplifica a la perfección. Llega a Galicia Neil Halstead, uno de esos autores con pedigrí indie que se pasa, de cuando en cuando, por España. Unas veces viene con su grupo principal actual, Mojave 3. Otras, cuando toca presentar nuevo trabajo personal, en solitario. Ahora lo hace sin nada propio bajo el brazo.

Tira de lo ajeno. También del pasado. Ni más ni menos que de The Velvet Undeground & Nico, mítico álbum que muchos especialistas consideran como el mejor y más influyente de la historia del rock. De fondo, otro rescate: el de su banda de los primeros noventa, Slowdive. Con ella que actuará en el Primavera Sound, entre otros festivales. La mirada, como se puede comprobar, se encuentra puesta mucho más en un pasado ideal que un presente que, en muchos casos, se muestra incapaz de caminar sin espejo retrovisor.

Es el signo de los tiempos. La jugada funciona. Sin casi promoción y sin saber muy bien qué planteará en el escenario, la venta anticipada ya se ha agitado hace semanas. La promotora encargada de We Used To Party, el ciclo en el que se integran estos conciertos en los que artistas independientes revisan un disco que les haya marcado, apenas indica que acude con banda, pero sin especificar cuál. También que se ha diseñado una amplia gira nacional, con una escala hoy miércoles 19 en Santiago dentro del ciclo Baixo a Vide, Cancións con Denominanción de Orixe y otra mañana, jueves 20, en A Coruña dentro de Son Estrella. Y prácticamente nada más. Es el fan el que debe guiarse por su instinto.

¿Merecerá la pena o simplemente nos encontramos con otro vacío quiebro retromaníaco para prolongan la vida en la carretera de un músico de manera artificial? Todo apunta a lo primero. Por los pocos vídeos que circulan en Youtube se intuye una lectura respetuosa, aunque nada fiel. Aunque se podría pensar que acudiría con la visión folkie que practica en solitario, el formato de la gira es abiertamente rock. Un poco al estilo de Galaxie 500 se respetan las claves. Habrá electricidad, niebla, guitarras cortantes, baterías mininalistas y repetitivas e interpretación impertérrita. A partir de ahí, brota la reinterpretación del disco a partir de la propia personalidad del autor. Quienes han visto conciertos precedentes hablan de un arranque tibio, pero un placentero despegue desde Venus in furs en adelante que merece mucho la pena.

El encuentro se produce quizá en el mejor momento posible. Halstead se encuentra revisando el repertorio de Slowdive, aquella célula noise-pop que discurrió en paralelo a My Bloody Valentine y Cocteau Twins. Días en los que la música inglesa se presentaba etérea y escapista. Cualquiera de sus tres álbumes vale su peso en noches de ensoñación juvenil. Pero quizá fue Souvlaki (1993) en el que definieron mejor ese sonido luminoso y evanescente que enamoró a la generación previa a la llegada del brit-pop. Después todo se transformaría en Mojave 3, inicialmente a la vera de Nick Drake, Mazzy Star y Leonard Cohen. Más tarde abrazándose a Neil Young, Gram Parsons y Van Morrison.

Los efluvios de la resurrección de Slowdive pueden sentarle de maravilla a este bis a bis con The Velvet Underground. Habrá que comprobar ahora cómo cuajan los presupuetsos de Halstead con la perezosa dulzura pop de Sunday Morning, el trote drogadicto de Run, Run, Run o las panaoiras ruidistas de European Son. Todo dentro de un nuevo giro de esa espiral de pasado en la que se mueve el pop y que no presenta signos de cambio.