La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Ricardo Pachón, productor original de «La leyenda del tiempo», y Juan de Dios Martín, remezclador

El pasado verano Juan de Dios Martín no paraba de morderse la lengua. El músico y productor coruñés giraba con el grupo La Pandilla Voladora con un secreto ardiéndole en el pecho. Ellos, devotos de Camarón, solían poner La leyenda del tiempo en la furgoneta entre bolo y bolo. Como es habitual entre músicos, se comentaban los detalles del disco: cómo se habían ensamblado los instrumentos, qué tipo de fusiones se hacían, el modo de reinterpretar a Lorca del músico… «Imagínate mi situación, ahí sin poder decir nada», recuerda Martín con una mueca de despropósito. Semanas antes, la discográfica Universal se había puesto en contacto con él para hacerle uno de esos encargos que surgen solo una vez en la vida: poner al día el disco que cambió la historia del flamenco. «Me pidieron confidencialidad total. No podía decir ni pío hasta que me dieran el ok», señala.

Y así fue. El permiso para soltar la gran bomba llegó el mes pasado con el anuncio de la edición que conmemora el 35º aniversario del álbum, revisado en una lujosa revisión con tres formatos diferentes que salió la semana pasada a la venta. Para ella Martín remezcló las cintas originales de la clásica grabación efectuada en su día por Ricardo Pachón. «Básicamente, mi trabajo consistió en actualizar el sonido de uno de los discos más importantes de la música grabada en España pero que, por las limitaciones técnicas de la época, no sonaba todo lo bien que debería», explica. Pone un ejemplo para los profanos: «Es algo similar a la restauración digital que se hace de las películas. Gracias a ello lucen más». Y disipa temores de los posibles puristas de un disco que de purista tiene más bien poco: «Se intentó, en todo momento, que la gente que conozca el disco se sienta como en casa. Todo esto se ha hecho para darle aún más esplendor a una obra que ya lo tenía. No se ha intentado hacer nada nuevo, ni nada».

Martín habla con devoción de un álbum definido por los críticos como el Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band del flamenco. Totalmente revolucionario, ensanchó los límites del género introduciendo sitares, bajos eléctricos, sintetizadores y todo tipo elementos. «Es el momento en el que Camarón empieza a experimentar de la mano de Pachón, que ya había hecho fusión entre flamenco y rock con Smash o Lole y Manuel. No fue el primero que lo hizo, pero al ser una institución como era el fue importantísimo En su momento fue incomprendido. De hecho, vendió muy poco», puntualiza Martín. No solo eso. Muchos de los gitanos que idolatraban al músico volvían a la tienda indignados. Aseguraban que aquello no era Camarón.

Sin embargo, con el tiempo, su aura fue creciendo hasta trascender completamente al flamenco. Hoy figura en prácticamente todas las listas de mejores discos del rock nacional de la historia. Incluso el grupo granadino Los Planetas lanzó La leyenda del espacio en el 2007 a modo de homenaje. El productor coruñés opina sobre el porqué: «La grabación destila el aroma de las producciones españolas de finales de los setenta, pero tiene toda una serie de arreglos maravillosos. Puesto en su contexto, sorprende que alguien llegase allí. Pero aunque en su día fuese tan moderno, tiene un poso de atemporalidad que hace que haya llegado hasta aquí tan bien».

Buena parte de la culpa de todo aquello pertenece a Ricardo Pachón, el productor original. «Vino los dos últimos días del proceso a supervisar mi trabajo y fue increíble —dice—. Ese hombre tuvo un valor increíble en su momento, fue todo un visionario. Me contó cómo hicieron todo y resultó muy emocionante. Cuando estuve con Eddie Kramer grabando el disco de Barón Rojo él me hablaba de su trabajo con Jimi Hendrix. Pachón lo hacía de Camarón. Para mí los dos están al mismo nivel». Y ahora que La leyenda del tiempo seguro que ya figura en muchas listas de Navidad, Juan de Dios no suelta prenda sobre su futuro. Pasó lo mismo con lo de Barón Rojo y Eddie Kramer. ¿Quién será el siguiente mito en caer? Tiempo al tiempo.