La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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¿Es Comedown Machine el mejor álbum de THE STROKES desde Room On Fire (2003)? Seguramente sí. ¿Significa eso que se trata de un gran disco? Pues no. Y es que hace diez años (sí, una década ya) que la banda neoyorkina dejó de ser relevante para convertirse en una formación apocada. Agarrada a un pasado ideal, lastrada por un presente imperfecto y apelando a un futuro que no llegaba a ilusionar en ningún momento. Tanto First Impresions Of Earth (2005) como Angles (2011) acogían cansancio, relleno y nadería. A mayores, algún tema afortunado. Ahora, Comedown Machine mejora un poco el panorama. Pero, desde luego, no lo sufiente como para ser recordado en el futuro.

Lejos del tópico al que la crítica acude para ensalazar los discos menores de los grupos mayores (“este sería el mejor álbum de un debutante”) no existe aquí consuelo posible: ninguna banda anónima destacaría con él. Y todo ello básicamente por la carencia de pegada. Con un pie en el garage-rock de estirpe neoyorkina patentado en su debut y otro en la expoliación del pop ochentero, Comedown Machine sugiere nuevas miras para Julian Casablancas y sus chicos, alguna emoción furtiva y pocas cosas para el recuerdo.

La novedad la pone esa filia por el primer Michael Jackson que se manifiesta en la pieza inaugural, Tap Out, con guitarras entrecortadas, voces en falsete y un ritmo robótico que recuerda al Wanna Be Startin’ Somethin’ de Jacko. Happy Ending también responde a claves parecidas y el single One Way Tigger lo lleva a lo saltarín (y perfectamente olvidable). Lo mejor llega con 50 / 50. El grupo, en territorio virgen: un plácido, psicodélico y envolvente pasaje ambiental que, ahora sí, invitan a soñar con un futuro perfecto en el que se mira adelante con convicción. Junto a Partners In Crime conforman lo mejor del disco.

¿El resto? Sigue el expolio a la fórmula Ramones-Modern Lovers-Television. Es decir más rock callejero con tempo perezoso y ocasionales explosiones. Pero sin chispa. All The Time, 80’s Comedown Machine y Slow Animals (aquí a la funk) lo intentan pero se quedan lejos de aquellos Last Nite, Reptilia o The Modern Age que los hicieron grandes en el pasado. Ahora ni siquiera los detractores de entonces se molestan en criticarlos. Algo clarificador respecto a su relevancia en la actualidad.

Video de «One Way Tigger»