La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Esta noche Yo La Tengo retornan a Galicia. La sala Capitol de Santiago los acogerá de nuevo en la presentación de «Fade», su último disco editado el mes pasado. Se trata de todo un acontecimiento. No solo por la posibilidad de ver a una de las mejores bandas del planeta si no por tener la posibilidad, otra vez, de disfrutarlos en una sala y no en un pase comprimido de festival.

Ahora que el futuro de Sonic Youth está en el aire, tras el divorcio entre Thurston Moore y Kim Gordon, solo nos queda Yo La Tengo. Ellos son los orgullosos portadores de la antorcha de aquel indie-rock americano que surgió en los ochenta de espaldas a la industria. Sí, el que subió el volumen de las guitarras, pisó el pedal de distorsión y se dedicó a emitir latigazos de electricidad con su respectiva dosis de dulzura. 

En la célula comandada Ira Kaplan, Georgia Hubley y James McNew aún se puede encontrar esa autenticidad y compromiso con la música totalmente insobornable. También la manera de modelar el sonido con el que creció toda la generación que hoy se columpia en la cuarentena. Y sin nostalgia. Fade, el disco editado el mes pasado por el trío de Hoboken (Nueva Jersey), demuestra que siguen estando en la división de los grandes. 

Como ya viene siendo norma en los últimos años, han rebajado un poco la estridencia, ampliando miras estilísticas y ofreciendo un álbum ecléctico que destila gusto y sabiduría. Sí pero también una cierta reivindicación sentimental de la banda pareja a la estética. Lo sugiere Ohm, una pieza psicodelia inaugural inmersa un desarrollo circular que arranca diciendo: “A veces los chicos malos triunfan / a veces los buenos chicos se pierden / nosotros intentamos no perder nuestros corazones para no perder nuestras mentes”. Y parece confirmarlo la final,  Before We Run, enésima genuflexión ante la Velvet Undeground de Nico con suplemento de cuerdas embellecedoras. Suelta versos como “Nubes totalmente anaranjadas / el cielo se cae de nuevo / antes de perder nuestra mente / antes de escapar”, que te dejan mudo.

Entremedias, el trío hace un recorrido por la excelencia que, sí, invita al tópico. Soltémoslo, pues, que esta vez va en serio. Fade sería el mejor disco de la trayectoria de muchas de las bandas cool del momento. Para Yo La Tengo, tan solo un capítulo más con alguna variante. La principal, la producción -ora detallista, ora desaliñada- de John McEntrie (Tortoise) en él se encuentra nuevos himnos de un grupo volcado a la lentitud. Ahí está Is That Enough, ambrosia pop a cámara lenta que hace despegar el disco; Padde Foward, que apela al papel de lija lo-fi pero son suma suavidad; Stupid Things abrazándose a la hipnosis krautrock: o The Point of It, ya dentro de su lado más calmo y relajado. Todo ello fluyendo como la seda pese a los bandazos de estilo

Dos caras en vivo

Todos los fans gallegos de Yo La Tengo tienen en mente los dos recitales que la banda ofreción en Santiago en los años 2000 y 2010 (ojo que se habla también de una visita coruñesa a finales de los ochenta). La primera vez fue en el Santi Rock con aquel You Can Have It All bailado a lo The Supremes para el recuerdo. La segunda, dentro del ciclo Galicia Importa presentando Popular Songs, un gran concierto que, aún así dejó pegas entre algunos por su dispersión. Ahora llegan dentro del mismo ciclo, también en la Sala Capitol y con unas inmejorables sensaciones previsas.

Si el recital de Santiago del lunes 4 de febrero continúa la línea de los que la banda estuvo ofreciendo en EE.UU. en febrero el público se encontrará ante un primer tramo acústico, en el que además de cortes del último disco rescatarán clásicos como Sudden Organ, Tom Courtenay o Sugarcube, y otro eléctrico. En este podría caer Big Day Coming, Stockholm Syndrome o la propia Ohm. Lo lógico es que el fan ya esté salivando. Normal. Aquí hay mucha vida por vivir.  

El grupo sacándole chipas a «Ohm» hace unos días en Philapelphia