La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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We Found Love no es solo la mejor canción de Rihanna. Posiblemente se trate del hit más redondo del mainstream del último lustro. Como un cohete perfectamente ensamblado el tema resulta todo un prodigio de composición, producción e interpretación. Todo encaja con maestra perfección hasta el punto de erigirse en himno universal. ¿La temática? Los amores enfermizamente imposibles, el sentir la electricidad justo en el momento y en el modo en el que no se debería sentir y el abandonarse a esa apasionada mezcla de placer, dolor y frustración que se experimenta con ello. De fondo, la euforia química del fin de semana resumida en un incontrolable subidón dance, la banda sonora para el campo de batalla en el que cada siete días se citan las expectativas de llenar el corazón y la posibilidad de terminar con él destrozado.

«Así es como me siento / simplemente no puedo negarlo / pero tengo que dejarlo pasar» canta una derrotada Rihanna que dice haber encontrado «amor en un lugar sin esperanzas» con el registro más frágil de toda su carrera. Vulnerable, proclamando «sentir el latido del corazón en mi cabeza», crea un himno de emociones desbordadas. Este alcanza su principal razón de ser en el sábado por la noche. Ahí, entre el rímel exagerado, los tacones de vértigo y el gin tonic en la mano arde en el pecho. La música suena felina y sexi, pero al tiempo terriblemente sentimental. Parece que penda de un hilo se vaya a romper. No lo hace. Solo llega al final y deja el oyente con un deseo: ¡más!

No era la primera vez que Rihanna y todo el equipo que trabaja con ella hacían diana. La cantante que nació con el nombre de Robyn Rihanna Fenty (Barbados, 1988) ya había dejado claras muestras de su talento en Good Girl Gone Bad (2007). Los excelentes singles de aquel —Umbrella, Don’t Stop The Music o Breaking Dishes— surgieron como erupciones de r&b. Los cantaba una mujer que combinaba las dosis justas de imagen, sexualidad y sensualidad como para que todos se quedasen con su nombre. Harían bien porque, tras el el paso oscuro de Rated R (2009), Loud (2010) la erigió en la gran reina de un pop negro, rítmico, viscoso e inolvidablemente pegadizo. Sí, Only Girl y S&M pidieron sitio. En las cabinas de los disyoqueis y mucho más allá.

Para entonces sus piernas ya estaban aseguradas en un millón de dólares, medio mundo conocía su turbia relación con el rapero Chris Brown e incluso tenía una firma de paraguas con su nombre. Todo en una chica que, de adolescente, había triunfado en un concurso interpretando el Hero de Mariah Carey para terminar eclipsándola totalmente. Con Talk, Talk, Talk (2011) consiguió temas como el citado We Found Love. La Carey de hoy en día directamente mataría por poder contar con un bombazo así.

Ahora llega con el recién editado Unapologetic (2012), exento a priori de grandes hits pero, aun así, apreciable en los términos en los que se aprecia un disco en estos terriorios: por las canciones sueltas. ¿Motivos para ello? El single Diamonds más que apreciable; la colaboración con David Guetta Right Now con la fuerza suficiente como para mover a un tren y, luego, para el sector morboso-corazonil su reencuentro artístico con Chris Brown en Nobodys Bussiness. Sí, pese a los malos tratos del pasado, Rihanna le confesó a Ophra Whinfrey que seguía enamorada de él. Habrá que estar atentos a sus siguientes pasos.

Videoclip de «Diamonds»