La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Rock granítico y poderoso a lo Spiritualized, rítmica a piñón fijo puramente velvetiana y briznas de psicodelia sesentera a lo 13th Floor Elevators. Esos tres ejes, que seguramente harán salivar al aficionado a la oscuridad lisérgica, son los que guían a The Black Angels. Este sexteto de Austin (Texas) apenas ha tenido repercusión en España. Se les conoce por haber sido banda de acompañamiento de Roky Erikson y se les asocia a The Warlocks y Black Mountain, pero las excelencias de su obra continúan en muchos casos inéditas para un público que, de conocerlos, seguramente los adoraría.

Un buen modo de deslizarse por su tobogán sonoro es hacerse con Phosphene Dream (2010), su último trabajo. Diez excelentes temas que responden al triángulo anteriormente citado y que encuentran su punto de inflexión en la poderosa River of Blood. Situada justo en el centro del álbum, sugiere a una suerte de The Doors abducidos por la rítmica tribal y las explosiones guitarreras que persiguen el clímax ruidista total. Es su particular todo o nada. O te encantan o, adiós, búscate otra cosa, que este no es tu grupo. Para los de la primera opción, queda un bufé libre de mantras roqueros, atmósferas envolventes y música de la buena. Entrance Song, extendiendo el poderío de River Of Blood; True Belivers, tirando hacia el folk-rock de la Costa Oeste; Telephone, remitiendo el garage rock; o The Sniper emulando a Led Zeppelin. Todo sin tacha. Todo sonando como una bomba. Todo procediendo del tenebroso undergound americano. Sí, como aquellas bandas que, en los primeros noventa, desembarcaban en España como un tesoro en las páginas de Ruta 66. Las que se escuchaban con las gafas sol puestas.

Bendita sensación. Recuperémosla pinchando abajo.

«Bad Vibrations», el tema que abre el disco en una sensacional versión en directo

Versión en vivo de la demoledora «Entrance Song»