La Voz de Galicia
Girando en círculos sobre la música pop
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Primera jornada del Festival Do Norte, Vilagarcía de Arousa, Pontevedra. Viernes, 30-4-2010

Llegar tarde. Atascos. Lluvia amenazando. Lluvia,… lloviendo. Buscar un aparcamiento misión imposible. Se gira y gira. Emilio José actúa en la carpa. Dicen «que se le fue un poco la olla». Los que lo vieron en locales pequeños opinan, sin embargo, que «no se le fue la olla como suele ser habitual». La carpa llena. El calor humano obliga a quitar la cazadora. Hola a Todo el Mundo (el grupo) montan una gran fiesta. Panderetas, bigotitos y sensación de felicidad. La atmósfera recuerda a los conciertos de tarde de la tercera jornada del FIB, cuando la gente ya está aclimatada a la locura de festival. Saludos, besos y miradas de desconcierto. «Ostras, no pensaba que estuvieses por aquí». Los grupos rajan de otros grupos. Los grupos opinan. Los grupos cuentan lo que van a hacer en el futuro. Y alrededor, muchíiiiiiiiisima gente joven columpiándose en los 20 y tantos años.

Esperan con alborotada expectación para Klaus & Kinski. Suenan mal, embarullados y encorsetados en los ritmos pregrabados. La gente conoce sus temas y los canta. «¿Irían todos estos a una sala si tocasen en A Coruña?». A Extraperlo (un grupo de dimensiones similares) vinieron 30 hace poco menos de un mes. ¿Queda todo explicado?. Pero toda la muchedumbre es la que sustenta milagros como este, perpretado por Toño y Susana. En algún lugar del planeta pop les deberían poner la placa de una calle. Y Klaus & Kinski encuentran un poco su sonido llegando al final, cuando apelan al palo shoegazer como unos Slowdive de bolsillo. Pero no. No logran sonar tan bien como el disco y decepcionan.

Terminan los conciertos en la carpa. Más saludos. Más besos. Incluso algún achuchón. De fondo suenan Munich. Intensos, oscuros y afterpunkeros (o post-punkeros si se prefiere). La chavalada lleva los pantalones muuuuuy apretados. Los peinados con semi tupé están de moda. También las camisas vaqueras y las diademas en las chicas. De los naúticos con calceto blanco que anuncia el cartel del festi todavía ná de ná. En la barra el whisky es DYC 8 años y las colas para hacerse con los tiques interminables. Cruce de dedos. Llegan Dorian y moooooolan. Desde su modo de salir a escena a cómo desarrollan su directo, son un grupo de festival. La gente parece encantada. Marc juega al pregunta-respuesta encantado también. A cualquier otra parte suena a las mil maravillas. Algún acabarán por odiarla. Va a ser muy difícil que la superen.

Fanfarlo no es que sean un súper ventas. Pero el público los conoce. Los espera con ansia y el punto ir cogiendo sitio cuando antes lo certifica. Su pase al escenario se retrasa. Y el estómago cruje. Se pueden comer perritos, hamburgesas y crepes. Colas interminales en todos ellos. Los tres puestos no paran de facturar y las barrigas hacen su cama de comida para el cerveceo y el copeo. Ya se ve a Fanfarlo en el escenario. Recuerdan estéticamente a los Belle & Sebastian de If You’re Feeling Sinister. Sonoramente tienen también algo que ver. Mézclénlo todo con el desaliño de Clap Your Hands And Say Yeah!, agréguenle un poco de la épica de Arcade Fire y !voilá! he ahí un gran grupo. Suya fue la mejor actuación de la jornada. Encantaron. Los que los conocían refrendaron la apuesta. Los otros apuntaron el nombre. Pese a que empezase a llover durante su actuación, la gente resistió lo que pudo. !Plas-plas-plas!

Del gozo al pozo. Todo estaba rodado. La lluvía se había ido y Fanfarlo inyectaron buen rollo y energía. Todo se desbarató con Nada Surf. «Las estrellas ofrecieron un recital soporífero», sería el titular. Siguen anclados en ese power-pop noventero que ya provocaba (a muchos) bostezos en su momento. Suenan brillantes en lo formal. En lo material, resultan -con perdón- un verdadero coñazo. Y sus versiones (de Go-Betweens a Mercromina, pasando por Depeche Mode) los dejan aún más en evidencia Se impone la vida social. Nueva ración de saludos y besitos. Incluso algún achuchón. Saltan We Are Standard. Ocurre al revés que Klaus & Kinski. Lo que en disco puede resultar anodino, en directo cobra vida. Mucha vida. Baile, saltos, manos al cielo. Vilagarcía por momentos parece borracha de música. Se produce la sintonía total.Los críticos sostienen que este sonido llega a destiempo. Y tarde. Pero aún así se disfruta. !Vaya si se disfruta! No lo duden. Parte de la rigidez muscular de muchas piernas hoy se debe al meneo que los vascos dieron ayer.

En la carpa pinchan Clovis Dj´s. Está a rebosar. Pero una buena parte del público piensa que mejor ir a descasar para poder presenciar hoy el gran día. Los Planetas prometen deslumbrar como la gran estrella que son. Mañana más información.